Mejores Prácticas en el Trabajo | Carol Linda Kingston

Desarrollo Profesional en Cristo

Que el favor del Señor nuestro Dios esté sobre nosotros. Confirma en nosotros la obra de nuestras manos; sí, confirma la obra de nuestras manos” (Salmos 90:17, NVI).1

“¿Has visto a alguien diestro en su trabajo? Se codeará con reyes, y nunca será un don nadie”(Proverbios 22:29, NVI).

Los educadores suelen ver el desarrollo profesional como la obtención de credenciales sobresalientes, títulos académicos avanzados, investigaciones excelentes, etc. Aunque los logros académicos y la formación son esenciales, también lo es prestar atención a nuestro desarrollo espiritual. Debemos buscar intencionalmente conectar nuestro desarrollo profesional con nuestro caminar con Jesucristo. Esta es la parte más vital de la vida profesional del educador adventista.

Desarrollarse profesionalmente en Cristo significa establecer una relación profunda e íntima con Él. Acercarnos más a Cristo nos ayudará naturalmente a desarrollar un carácter semejante al de Cristo, templanza en todas las cosas (y sabiduría para saber qué evitar), una actitud positiva, sabiduría y los frutos del Espíritu Santo (Ezequiel 36:26; 2 Corintios 5:17). Cuanto más nos conectamos con Cristo, más deseamos cualidades y atributos específicos. Veamos cómo estas cualidades específicas nos ayudan como profesionales activos.

Ética

El término “ética cristiana” se refiere a los principios y valores morales que Jesús enseñó y que están en la Biblia. La ética guía a los profesionales adventistas a tomar decisiones y vivir una vida recta de acuerdo con Cristo y su fe. El énfasis en el amor, la compasión, el perdón y el servicio a los demás debe formar parte de la vida diaria del educador adventista además de la honestidad, la integridad y el respeto a la dignidad humana. La ética informa la calidad de vida y es esencial para la salud de todos los individuos.2 Filipenses 4:8 nos recuerda: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (RVR1960). Para los seguidores de Cristo, las buenas prácticas incluyen vivir según los principios que elevan a los demás, promueven la justicia social, la reducción de la pobreza, el cuidado del medio ambiente y, como profesionales semejantes a Cristo, el trabajo que promueve un bienestar común y una sociedad justa.

Perseverancia

Para los profesionales adventistas, la perseverancia significa continuar confiando en Dios y seguirlo, incluso en tiempos difíciles o cuando nos enfrentamos a obstáculos. La perseverancia significa básicamente compromiso y dedicación en el lugar de trabajo como profesionales.3 Sin embargo, para el educador adventista, la perseverancia significa tener fe en que Dios está con nosotros en cada paso del camino y que Él nos verá a través de cualquier desafío que enfrentemos. Creer esto es más fácil en teoría que en la práctica, especialmente en tiempos difíciles, cuando podemos sentirnos desesperanzados. 2 Pedro 1:5-7 [SM1] nos aconseja: “Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor” (NVI). La oración, el estudio de la Palabra de Dios y el apoyo de otros creyentes y colegas pueden fortalecer nuestra perseverancia y darnos la orientación y el valor que necesitamos para mantenernos en el camino correcto.

Laboriosidad

Las sabias palabras del libro del Eclesiastés nos animan: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría” (9:10, RVR1960). Un trabajador diligente hará todo lo posible para producir la mejor obra.4 Hay varias maneras de ser diligentes como profesionales adventistas. Primero, podemos usar nuestras habilidades y talentos para servir a otros y difundir el amor de Dios. Segundo, podemos trabajar diligentemente en nuestros empleos o profesiones, tratándolos y valorándolos como oportunidades para glorificar a Dios y tener un impacto positivo en el mundo. Además, ofrecer voluntariamente nuestro tiempo y recursos para ayudar a los necesitados, apoyar a nuestra comunidad eclesial y crecer continuamente en nuestra fe mediante la lectura de la Biblia y la oración nos capacitará para ser obreros eficaces de Cristo.

Excelencia

Para los profesionales adventistas, la excelencia significa hacer todo lo mejor que podamos como para el Señor. La distinción demuestra diligencia en el trabajo, servicio a los demás y vivir una vida que honra a Dios. Nos esforzamos por alcanzar la excelencia en todos los aspectos de la vida, incluyendo nuestras relaciones, el crecimiento y desarrollo personal, y el servicio a Dios y a los demás. Queremos ser una luz en el mundo viviendo con integridad, bondad y, sobre todo, amor: “Esto es lo que pido en oración: que el amor de ustedes abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio. Así podrán discernir lo que es mejor y ser puros e irreprochables para el día de Cristo” (Filipenses 1:9-10, NVI). Cuando tratamos de utilizar mejor nuestros dones y talentos para servir a Dios y a la humanidad, también debemos esforzarnos por superar las expectativas y dar gloria a Dios en todo lo que hacemos.

Amor

1 Corintios 16:14 resume todo lo que Cristo pide a los que deciden seguirle: “Todas sus cosas sean hechas con amor”.5 Los educadores adventistas pueden mostrar el amor de Cristo a los demás de muchas maneras. Primero, practicando la bondad y la compasión entre nosotros mismos. En segundo lugar, tratando con bondad y compasión a nuestros compañeros cristianos, a nuestros estudiantes y a los que entran en nuestra esfera de influencia, aun cuando esto sea difícil o incómodo. Cuando somos amables con los demás, les mostramos el amor de Dios. Tercero, buscando formas de servir a los demás en la comunidad. Cuarto, compartiendo nuestra fe, con respeto y amor, con quienes nos rodean. Debemos estar dispuestos a escuchar a los demás y a compartir con ellos nuestras propias experiencias. Quinto, aceptando y extendiendo el perdón: El perdón es una forma poderosa de mostrar el amor de Cristo. Cuando alguien nos hace daño, hay que perdonarlo y dejar a un lado la ira o la amargura. Recuerde que cada persona es diferente y puede recibir el amor de formas distintas. La clave es ser intencional y consciente de mostrar el amor de Cristo a los que nos rodean.

Humildad

Los profesionales adventistas deben mostrar la humildad de Cristo al relacionarse con sus colegas y compañeros de trabajo. Según Santiago: “Pero él nos da más gracia. Por eso dice la Escritura: «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes»” (4:6, NVI). La verdadera humildad es un don de Dios. A medida que crecemos en nuestra relación con Cristo, empezamos a vernos a nosotros mismos. Aprendemos a reconocer nuestras limitaciones y a servir a los demás con un corazón sincero. Cuando servimos a los demás, anteponemos sus necesidades a las nuestras; dedicamos tiempo para escuchar a los demás sin interrumpir ni juzgar, y aprendemos a admitir los errores y pedir disculpas. Esto demuestra humildad y voluntad de aprender de nuestros errores.6 Cuando otros se equivocan con nosotros, puede ser difícil perdonarlos. Recuerde que la humildad no consiste en menospreciarnos o ser pasivos. Se trata de reconocer nuestras limitaciones y valorar a nuestros colegas y compañeros por encima de nosotros mismos. Podemos construir relaciones más sólidas y crear una comunidad más afectuosa y solidaria modelando la humildad de Cristo.

Confianza

La confianza en Dios es esencial para el camino cristiano. La conocida guía del libro de los Proverbios nos anima: “Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas” (3:5-6, NVI). La confianza en Dios nos distingue como hijos de Dios y no como hijos del maligno. A medida que nuestra relación con Dios se fortalece, nos sentimos atraídos por Dios y por su Hijo. El resultado es que aprendemos que la confianza es frágil y debe ser cuidadosamente nutrida, incluso cuando aprendemos a confiar en los demás y a extender la gracia a nuestros colegas, estudiantes y otros seres humanos. La confianza es un conservante que todo cristiano o hijo de Dios debe abrazar. Como dijo David en el Salmo 4:5, “Ofrezcan sacrificios con un espíritu correcto y confíen en el Señor” (NTV).7

Administración del tiempo

A medida que crecemos profesionalmente en Cristo, aprendemos el valor de la administración del tiempo. Cada día es un regalo de Dios, y comenzamos el día dedicando tiempo a la oración, al estudio de la Biblia y a la adoración. Como profesionales, la forma en que ordenamos nuestros días es esencial para lograr una productividad y un rendimiento óptimos.8 Además, las Escrituras aconsejan: “Los planes bien pensados y el arduo trabajo llevan a la prosperidad, pero los atajos tomados a la carrera conducen a la pobreza” (Proverbios 21:5, NTV). No podemos suponer que el tiempo no se acabará nunca; nuestro tiempo en la tierra llegará a su fin. En palabras del salmista: “Mi vida entera está en tus manos; líbrame de mis enemigos y perseguidores” (Salmo 31:15, NVI).

Por lo tanto, debemos dedicar diariamente nuestro tiempo a Dios. Recibimos el tiempo de Dios por una razón: no para administrarlo mal o malgastarlo, sino para usarlo para su gloria. Nunca se puede recuperar una vez que ha pasado un minuto, y somos responsables ante Dios de cómo usamos nuestro tiempo. Como el salmista, debemos pedir: “Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría” (Salmo 90:12, NVI). Debemos dedicar tiempo a Dios y a los demás.

Como profesionales ocupados, debemos aprender a reservar tiempo para nosotros mismos y nuestras necesidades, para renovar y reponer nuestras reservas. Dios diseñó al ser humano para que necesitara descanso y esparcimiento. Tómese esas vacaciones; dedíquele unas horas después del trabajo a pasear por la naturaleza o encontrar un lugar tranquilo y apacible donde recargar las energías. Jesús ordenó a sus seguidores: “Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco” (Marcos 6:31, NVI) en medio de una agenda extraordinariamente ajetreada.

Enfoques para crecer en Cristo

Crecer profesionalmente en Cristo implica aprender, aumentar y desarrollar nuestra fe durante toda la vida. Los profesionales adventistas deben desarrollar más su fe, sabiendo que Dios está ahí para nosotros. He aquí algunos enfoques prácticos para el desarrollo profesional en Cristo:

  1. Orar y reflexionar con regularidad: Reserve tiempo para la oración y la meditación cada día. Esto puede ayudarnos a profundizar en nuestra relación con Cristo y a comprender mejor nuestra fe. Puede ser leyendo la Biblia, meditando sobre las Escrituras o reflexionando en silencio.
  2. Participar regularmente en los servicios de la iglesia y en las actividades de la comunidad: Asistir a las actividades de la iglesia y la comunidad puede ayudarle a conectar con otras personas que comparten su fe y ofrecerle oportunidades de aprendizaje y crecimiento.
  3. Buscar oportunidades de educación y desarrollo: Hay muchas oportunidades y caminos para la educación y el desarrollo cristiano, incluyendo talleres, conferencias y recursos en línea. Tales oportunidades proporcionan aprendizaje y desarrollo en áreas específicas de interés, ministerio y formación espiritual.
  4. Buscar mentores: Los mentores pueden proporcionar orientación y apoyo a medida que crecemos en nuestra fe. Esto puede implicar reunirse regularmente con un mentor espiritual, participar en un pequeño grupo o conectar con un amigo de confianza que comparta nuestros valores.
  5. Rendir cuentas: Como profesionales adventistas, somos responsables de aquello que está bajo nuestro control. Somos mayordomos de Dios, y cada tarea exige excelencia y responsabilidad.
  6. Comprometerse en el servicio a los demás: Servir a los demás es esencial para el crecimiento y desarrollo cristiano. El servicio puede significar ser voluntario en su comunidad local o participar en una misión. Servir a los demás nos ayuda a desarrollar una comprensión más profunda de las enseñanzas de Jesús y aumentar nuestra fe a medida que ponemos en práctica nuestras creencias.

Aunque estas cualidades pueden aprenderse, podemos desarrollarlas aún más con la ayuda de Cristo. He aquí algunos principios básicos que pueden guiar nuestro crecimiento como profesionales en Cristo:

  1. Recuerde que el desarrollo de habilidades requiere tiempo y paciencia. Así como nos recuerda la Biblia en Eclesiastés 3:1 a 8, hay tiempo para todo. Solo podemos crecer si reservamos tiempo para las cosas importantes y seguimos trabajando en ellas con paciencia, aunque nos lleve más tiempo del que quisiéramos.
  2. Nutra su mente leyendo la Biblia y literatura cristiana de calidad. 2 Pedro 3:18 señala: “crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (NVI).
  3. Céntrese en mostrar amor y cuidado a los demás, primeramente. Esfuércese por mostrar las características del amor a todos los que le rodean (1 Corintios 13).
  4. Tenga un deseo genuino de crecer en Jesús. 1 Pedro 2:2 exhorta a los lectores a que “deseen con ansias la leche espiritual pura, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación” (NVI).
  5. Los profesionales cristianos son elegidos por Dios para crecer en Él y servir al mundo moribundo. Idealmente, crecemos en Él en todos los aspectos de nuestras vidas: espiritual, académica y psicológicamente a lo largo de nuestras vidas. Debemos esforzarnos por contemplar continuamente la vida de Cristo y continuar siguiendo sus preceptos y creciendo en su gracia hasta que Él venga de nuevo y nos lleve a su universidad celestial.

De hecho, el desarrollo profesional en Cristo implica un compromiso con el aprendizaje permanente, el crecimiento y el desarrollo de nuestra fe. Al buscar oportunidades de educación y crecimiento, al relacionarnos con otras personas que comparten nuestros valores y sirviendo a los demás, podemos profundizar en nuestra relación con Dios y con las personas y crecer en nuestra fe.

Carol Linda Kingston

Carol Linda Kingston, PhD, es Profesora Asistente de Educación en la Universidad Adventista Spicer (Pune, India). La Dra. Kingston es una educadora experimentada, que ha enseñado desde primaria hasta posgrado. Posee una Maestría en Inglés por la Universidad de Pune (Pune, India), una Maestría en Economía por Tilak Maharashtra Vidyapeeth (Pune, India), una Maestría en Ciencias en Psicoterapia y Asesoramiento por la Global Open University (Dimapur, India) y una Maestría en Educación por la Universidad de Andrews (Berrien Springs, Michigan, EE. UU.). Obtuvo su certificado de formadora de maestros de inglés (TESOL) en la Academia Internacional (Dublín, Irlanda). La Dra. Kingston completó su Doctorado en Educación en el Instituto Internacional Adventista de Estudios Avanzados de Filipinas (AIIAS) en Silang, Cavite, Filipinas, con cognados en Administración Educativa y TESOL. Su experiencia docente incluye el servicio como instructora en el Centro de Inglés de AIIAS y como profesora de inglés en la Academia AIIAS. También fue asistente de la preceptora del dormitorio femenino del Spicer Memorial College (ahora Universidad Adventista). Formadora certificada de TESOL, ha publicado varios artículos de investigación para revistas nacionales e internacionales y es autora y coautora de varios libros.

Citación recomendada:

Carol Linda Kingston, “Desarrollo profesional en Cristo”, Revista de Educación Adventista 85:2 (2023).

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. Las referencias bíblicas en este artículo asignadas como NVI son tomadas de la versión Nueva Versión Internacional (NVI). Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® © 1999, 2015, 2022 por Biblica, Inc.®, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo. Las referencias bíblicas asignadas como RVR1960 son tomadas de la versión Reina-Valera 1960 (RVR1960). Reina-Valera 1960 ® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988. Utilizado con permiso.
  2. Laís Fumincelli et al., “Quality of Life and Ethics: A Concept Analysis,” Nursing Ethics 26:1 (2017): 61-70. https://doi.org/10.1177/0969733016689815.
  3. Guang Zeng et al., “Teachers' Growth Mindset and Work Engagement in the Chinese Educational Context: Well-being and Perseverance of Effort as Mediators,” Frontiers in Psychology 10 (2019): 839. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2019.00839.
  4. Eduardo E. Bustamante, Catherine E. Davis, and David X. Marquez, “A Test of Learned Industriousness in the Physical Activity Domain,” International Journal of Psychological Studies 6:4 (2014): 12. https://doi.org/10.5539/ijps.v6n4p12.
  5. Nueva Biblia de las Américas (NBLA). Nueva Biblia de las Américas™ NBLA™ Copyright © 2005 por The Lockman Foundation.
  6. Brad Aeon, Aïda Faber, and Alexandra Panaccio, “Does Time Management Work? A Meta-analysis,” Plos One 16:1 (2021): e0245066.
    https://doi.org/10.1371/journal.pone.0245066.
  7. Las referencias bíblicas en este artículo asignadas como NTV son tomadas de la versión Nueva Traducción Viviente (NTV). La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.
  8. Aeon, Faber, and Panaccio, “Does Time Management Work? A Meta-analysis.”
  9. [SM1]En la versión en inglés dice 2 Pedro 1:5 y 6, pero la cita realmente va hasta el versículo 7.