Mejores Prácticas en el Trabajo | André Vasconcelos

La pedagogía de Jesús: Lecciones para la enseñanza en Lucas 24:13-43

Como Dios encarnado que vino a este mundo para instruir y salvar a la humanidad, Jesús es el modelo de la educación cristiana. En el libro La Educación, Elena de White afirmó: “En el Maestro enviado por Dios halla su centro toda verdadera obra educativa”.1 Las parábolas, conversaciones y predicaciones de Jesús son perlas de sabiduría celestial que los maestros que desean educar para el reino de Dios deben buscar constantemente.

Con esto en mente, este artículo analiza el texto de Lucas 24:13 a 43, donde Jesús dio una lección a dos discípulos que iban de camino a Emaús, una pequeña ciudad situada a siete millas (unos 11 km) de Jerusalén (vs. 13).2 En diálogo con autores modernos, este análisis pretende extraer principios de las enseñanzas de Jesús que puedan ser útiles para la enseñanza en las escuelas adventistas.

El relato bíblico

En el evangelio de Lucas, leemos que después de la crucifixión de Jesús, dos discípulos hablaban entre sí mientras caminaban hacia Emaús. Entristecidos por lo que había sucedido en Jerusalén, hablaban con atención, totalmente absortos en la conversación. Pensaban que Jesús sería el rey mesiánico prometido que liberaría a la nación judía del dominio extranjero (vs. 21). En ese contexto, el versículo 15 informa al lector de que el propio Jesús se acercó a los discípulos, pero ellos no le reconocieron; sus ojos estaban cegados a la verdad sobre su identidad (vs. 16).

Como un maestro exitoso, Jesús primero hizo una pregunta: “¿De qué vienen discutiendo tan profundamente por el camino?” (vs. 17, NTV).3 Cabizbajos, los dos se detuvieron, y Cleofás, uno de ellos, respondió: “

Tú debes de ser la única persona en Jerusalén que no oyó acerca de las cosas que han sucedido allí en los últimos días” (vs. 18).

Después de hacer otra pregunta y escuchar el punto de vista de los discípulos, Jesús los reprendió por su dureza de corazón y pasó a enseñarles todo lo que se decía de Él en las Escrituras, desde los libros de Moisés hasta la literatura profética (vs. 25-27). En otras palabras, Jesús les dio una visión del papel del Mesías en las Escrituras.

El relato bíblico dice que, al acercarse a la pequeña ciudad, los discípulos insistieron en que Jesús no continuara su viaje, sino que se detuviera con ellos, pues ya era casi de noche (vs. 28, 29). Jesús accedió a su petición y aceptó su hospitalidad. Cuando se sentaron a la mesa, bendijo el pan, lo partió y se lo dio. En ese momento, los ojos de los dos discípulos se abrieron y Jesús desapareció de su presencia (vs. 30, 31).

Asombrados por lo que acababan de ver, los discípulos se dijeron unos a otros: “¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (vs. 32). Luego regresaron a Jerusalén y fueron a reunirse con los once apóstoles y el grupo de discípulos que estaban con ellos, para decirles que habían reconocido a Jesús mientras bendecía y partía el pan (ss. 33-35).

Características de la forma de enseñar de Jesús

El breve relato de Lucas presenta varias características del modo en que Jesús se relacionaba con sus discípulos. En este encuentro registrado, Jesús utilizó experiencias previas para construir conocimiento, hizo preguntas abiertas para guiar la conversación, e incorporó un enfoque holístico para integrar conocimiento y experiencia. Los educadores adventistas pueden utilizar estos enfoques modelados por Jesús cuando interactúan con los alumnos a lo largo del proceso de aprendizaje.

Aprovechar los conocimientos previos

Jesús podría simplemente haber revelado su identidad a los discípulos en el camino a Emaús. En lugar de eso, decidió transmitir este conocimiento basándose en lo que los discípulos ya sabían y habían experimentado. Les pidió que le dijeran lo que sabían de él (vs. 19-24) antes de ampliar sus conocimientos (vs. 25-27). Al igual que Jesús, los maestros pueden centrarse en la construcción del conocimiento buscando formas de aprovechar las experiencias de los alumnos.

La simple transmisión de los contenidos no garantiza que los alumnos asimilen los conocimientos. Al hablar del papel del maestro en este proceso de aprendizaje, Elena de White comentó “Los maestros deben inducir a los alumnos a pensar y a comprender claramente la verdad por sí mismos. No basta que el maestro explique o que el alumno crea; se ha de provocar la investigación e incitar al alumno a enunciar la verdad en su propio lenguaje”.4 Jesús escuchó atentamente lo que decían los discípulos y luego siguió con preguntas que desafiaban lo que creían saber. Una vez que se sintieron desafiados y curiosos, Jesús los llevó justo donde quería y entonces añadió más a su comprensión.

Hacer preguntas abiertas

Formular preguntas abiertas fue la segunda estrategia que utilizó Jesús. Demostró que es una de las formas más eficientes y eficaces de construir conocimiento. Según Ken Bain, presidente del Best Teachers Institute, “

Las preguntas nos ayudan a construir conocimiento. Apuntan a los huecos de nuestras estructuras de memoria y son críticas para indexar la información que retenemos cuando desarrollamos una respuesta para esa pregunta”.5

En la misma línea de razonamiento, Sonia Krumm, en su libro sobre la enseñanza de la Biblia a nivel de secundaria y preparatoria, observó que “el tipo y la calidad de las preguntas que hace el maestro se reflejan directamente en el tipo y la calidad del aprendizaje de los alumnos”.6 Según Krumm, una de las características de las buenas preguntas es que generan más preguntas.7 Esto se comprueba en el relato de Lucas, ya que el diálogo entre Jesús y los discípulos se produce a través de una serie de preguntas (vs. 16-19, 26).

Además, “una buena pregunta suele traer consigo otra pregunta que se deriva de la respuesta a la primera”,8 como efectivamente sucede en el pasaje de Lucas. Las preguntas formuladas por Jesús se encadenaban en una secuencia lógica, induciendo a los discípulos a expresar su versión de lo que acababa de suceder en Jerusalén. Las preguntas de Cristo no eran vagas ni apáticas; al contrario, eran precisas y sensibles, sacudiendo profundamente las emociones de los discípulos.

Las preguntas de Jesús fueron tan eficaces que, según el versículo 19, los dos viajeros respondieron con una larga exposición. Jesús les dejó decir lo que pensaban sobre el asunto, y solo entonces pasó a corregir sus perspectivas erróneas sobre la misión y la identidad del rey mesiánico.

Incorporar un enfoque holístico

Otro rasgo notable del método de Jesús era su enfoque integral de mezclar la exposición del contenido con la experiencia. Los ojos de los discípulos, sus alumnos, se abrieron a sus enseñanzas solo cuando les impresionó la forma en que Jesús daba gracias y partía el pan. Esto demuestra que la forma en que el maestro dirige la clase es tan importante como el contenido que se presenta en ella. A fin de cuentas, no se pueden ignorar las palabras del pedagogo polaco Janusz Korczak: “Cada persona lleva dentro de sí un mundo entero, y todo existe dos veces: una como es, la otra como lo percibe con sus propios ojos y sentimientos”.9

Los alumnos recuerdan a maestros y profesores que influyeron en sus vidas no solo por el contenido de un determinado curso, sino también por la forma de ser de esos educadores. Si los maestros quieren influir en la vida de sus alumnos, deben aprovechar cualquier oportunidad para dejar una huella en sus corazones y en sus mentes. Uno de los puntos que más destacó Elena de White en relación con el ministerio de los maestros es su influencia sobre los alumnos:

“El Señor quiere que los docentes consideren que su ejemplo es contagioso. Necesitan orar mucho más y considerar que las convicciones que emanan de una vida bien ordenada y una conversación piadosa, de un cristianismo decidido y viviente, son la preparación del huerto del corazón para las semillas de la verdad que se han de plantar para una cosecha fructífera, y que el Sol de Justicia traiga salud en sus rayos”.10

Volviendo al relato bíblico, cabe destacar que la “apertura” de los ojos de los discípulos (vs. 31) coincide con la “explicación” de las Escrituras (vs. 32).11 Curiosamente, el verbo traducido como “explicar”, del griego dianoigō, significa literalmente “abrir”12 y es el mismo que se utiliza en el versículo 31. Eso significa que antes de comprender lo que enseñaban las Escrituras, los dos discípulos fueron impactados por Jesús. En otras palabras, utilizando el ejemplo de Cristo, la experiencia hace posible que el alumno absorba el contenido presentado por el maestro.

Conclusión

Los educadores que trabajan en instituciones adventistas pueden aprender mucho del Maestro y de los dos discípulos que iban en el camino a Emaús. Tras repasar el pasaje de Lucas 24:13-43 y analizar algunas de las principales características del enfoque de la enseñanza de Jesús, se pueden destacar al menos tres lecciones para los educadores que enseñan en instituciones adventistas. En primer lugar, el maestro debe preocuparse por llevar a los alumnos a construir el conocimiento a partir de sus propias experiencias vividas y animarlos en este autoproceso de aprendizaje. En segundo lugar, como demostró Jesús, una de las mejores maneras de construir conocimiento es mediante el uso de preguntas; la calidad de las preguntas repercutirá en la calidad del aprendizaje. En tercer lugar, el ejemplo y las experiencias del maestro son tan cruciales para el proceso de enseñanza y aprendizaje como los contenidos que transmite en el aula.

La enseñanza es un ministerio sagrado, y a los educadores se les confía el desafiante deber de preparar a las nuevas generaciones para dirigir la misión de la iglesia. En Consejos para los Maestros, Elena de White escribió:

“Se necesitan maestros pacientes y concienzudos para despertar esperanza y aspiración en los jóvenes, como también, ayudarles a comprender las posibilidades que les aguardan. Se necesitan maestros que adiestren a sus alumnos para prestar servicio al Maestro; que anhelen hacerlos progresar intelectual y espiritualmente. Los maestros tienen que esforzarse por comprender la grandeza de su obra. Necesitan visión ampliada; porque su obra, por su importancia, se compara con la del ministro cristiano”.13

Los educadores pueden obtener nuevas perspectivas sobre el enfoque de Jesús hacia la enseñanza a través de la contemplación de sus interacciones con sus discípulos y su trato con cada uno de nosotros. El estudio diligente de las Escrituras, combinado con la obra del Espíritu de Dios, proporcionará una visión amplia de esta sagrada vocación.


Este artículo ha pasado por la revision de pares.

André Vasconcelos

André Vasconcelos es actualmente editor de libros y revistas en la Casa Editorial Brasileña, en Tatuí, São Paulo, Brasil. Es Licenciado en teología y Maestro en teología bíblica por el Centro Universitario Adventista de São Paulo, Engenheiro Coelho, Brasil, y aspirante a Doctor en Antiguo Testamento por la Universidad Adventista del Plata, Argentina.

Citación recomendada:

André Luiz Vasconcelos, “La pedagogía de Jesús: Lecciones para la enseñanza en Lucas 24:13-43,” Revista de Educación Adventista 84:4 (2022).

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. Elena de White, La Educación (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1998), 83.
  2. Es interesante notar que Elena de White también reconoció que el pasaje de Lucas 24:13-43 retrata a Jesús como un educador: “Aquel que ha hablado como ningún hombre lo ha hecho jamás, fue un Educador en este mundo. Después de su resurrección fue Maestro de los desanimados y solitarios discípulos que viajaban a Emaús y de los que se reunieron en el aposento alto. Les reveló lo que las Escrituras decían respecto a su persona e hizo que sus corazones se ligaran a una esperanza y un gozo santos, nuevos y sagrados” (¡Maranata: El Señor Viene! [Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1976], 247).
  3. Las citas bíblicas en este artículo son tomadas de la versión de la Biblia Nueva Traducción Viviente (NTV). La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.
  4. Elena de White, Mente, Carácter y Personalidad (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1989), 1:375.
  5. Ken Bain, Lo que hacen los mejores profesores de universidad (Valencia, Spain: Universitad de València, 2007), 42.
  6. Sonia Krumm, Pensar, sentir y hacer: Hacia una didáctica de la Biblia para el Nivel Medio y Superior (Libertador San Martín, Entre Ríos: Editorial Universidad Adventista del Plata, 2015), 76.
  7. Ibid.
  8. Ibid.
  9. Sandra Josephs (ed.), Voice for the Child: The Inspirational Words of Janusz Korczak (London: Thorsons, 1999), 123.
  10. Elena de White, Mensajes selectos (Mountain View, CA: Pacific Press, 1966), 1: 155.
  11. Jacques B. Doukhan, On the Way to Emmaus (Clarksville, Md.: Lederer Books, 2015), 206.
  12. διανοίγω,” in O Novo Testamento Grego: Quarta Edição Revisada com Introdução em Português e Dicionário Grego-Português, ed. by Barbara Aland et al. (Barueri, São Paulo: Sociedade Bíblica do Brasil), 814.
  13. Elena de White, consejos para los maestros (Mountain View, CA: Pacific Press, 1971), 484.