Una exploración preliminar de las implicaciones de la teología del sábado en el mundo rápidamente cambiante impactado por la Cuarta revolución industrial es esencial para la educación adventista en el Sureste Asiático. Esta región, como muchas partes del mundo, ha experimentado una importante transformación filosófica, cultural, lingüística, económica y política durante la era colonial del siglo xix y su posterior desarrollo. Los grandes cambios iniciados durante este periodo han dejado profundas huellas en nuestra psique colectiva. La cosmovisión del mundo industrial ha transformado nuestra vida cotidiana a través de nuestro sistema educativo.

Al mirar hacia el mundo de la revolución digital, el mundo que se mueve a una velocidad sin precedentes, la teología del sábado nos invita a detenernos y reflexionar sobre lo que significa ser humano, creado a imagen de Dios, en el mundo en el que nuestra identidad y nuestros valores se miden a través de la cuantificación numérica. ¿Cómo podemos, como educadores cristianos, resistirnos al discurso dominante que ve al ser humano como homo economicus [persona económica]? ¿Cómo podemos ayudar a los que forman parte de nuestra demografía con conocimientos y habilidades para vivir en estos tiempos de rápidos cambios arraigados en la cosmología digital, de modo que podamos vivir con sentido, realineando a la humanidad con la imagen de Dios en esta nueva Era industrial?

Preguntas

La narración bíblica de Génesis 1 describe la magnífica creación de Dios, de lo vacío a un hermoso sistema ecológico con seres humanos como guardianes de la Tierra. Génesis 1:31 dice: “ Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera (RVR1977)”.1 En Génesis 2, Dios descansó y contempló la belleza de su creación. En mi mente, imagino este escenario: Después de que pasaron algunos miles de años y mientras contemplaba Su creación, Dios exclamó: “¿Quién robó mi nube?” Imagino que los ángeles respondieron: “Google lo hizo”.

“¿Y cómo es que la gente ya no se habla?”, preguntó Dios. Y los ángeles respondieron: “Envían mensajes de texto y chatean a través de Facebook y Line2 y WhatsApp, Señor".

“¿Y por qué es que los humanos ya no cultivan la tierra para obtener comida y alimento?” Los ángeles respondieron: “Jeff Bezos de Amazon.com utiliza drones para la entrega, o en su lugar llaman Grab Food, Señor”.

Imagino que Dios ya no podría descansar el sábado, afligido por la pérdida de su creación, porque los seres humanos ya no viven en la realidad creada, sino en la realidad virtual. Ya no están en contacto con la creación de Dios. El escenario puede parecer ligero y humorístico; sin embargo, habla de los tiempos que vivimos en Asia y en muchas otras partes del mundo.

El impacto inicial de la Revolución industrial

Del 18 al 25 de abril de 1955 se celebró en Bandung (Indonesia) la primera Conferencia asiático-africana a gran escala.3 Los delegados de la conferencia representaban al 54% de la población mundial. La cuestión que abordaban era cómo encontrar un método poscolonial para avanzar como naciones. Sin embargo, el delegado tailandés en la Conferencia de Bandung, el príncipe Wan, bajo el liderazgo del primer ministro Pibul Songgram, tenía una preocupación diferente: la seguridad nacional.4

Atrapado en la geopolítica de dos ideologías políticas tras la II Guerra Mundial, Tailandia fue designado estado amortiguador por Estados Unidos para evitar el especulado efecto dominó a medida que el comunismo se extendía por el Sureste Asiático. El desarrollo industrial fue la estrategia preventiva. A principios de la década de 1960, el mariscal de campo Sarit Thanarat (un general tailandés), recibió una ingente cantidad de ayuda exterior monetaria, conocimientos, políticas y otras intervenciones científicas en nombre de la seguridad nacional y regional.

El vasto paisaje geográfico y su gente se transformaron. Sin embargo, el impresionante aumento del producto interno bruto (PIB) no puede explicar los cambios significativos en la vida de la inmensa mayoría: de la vida de subsistencia a la dependencia monetaria. En su libro El delirio del crecimiento, David Pilling escribe:

“El crecimiento económico se ha convertido en un fetiche, un sustituto de todo lo que se supone que sea importante y un altar en el que estamos dispuestos a sacrificarlo todo. En búsqueda del crecimiento, se nos dice, puede que tengamos que trabajar más horas, recortar los servicios públicos, aceptar una mayor desigualdad, renunciar a nuestra privacidad y dar rienda suelta a los banqueros ‘creadores de riqueza’”.5 Pilling continúa: “Solo en economía la expansión sin fin se considera una virtud. En biología se llama cáncer”.6

Históricamente, la gente labraba la tierra y producía alimentos para nutrirse. El desarrollo intervino y dijo: “Lo han hecho todo mal”. Hay que sustituir el policultivo por el monocultivo.7 En lugar de producir cultivos para el consumo, hay que producir alimentos en cantidades masivas mediante nuestros fertilizantes científicamente probados, nuestros pesticidas superiores y nuestras semillas genéticamente modificadas. Véndanlas a cambio de dinero y compren alimentos. La gente decía: pero si ya tenemos alimentos gracias a nuestro trabajo. El discurso dominante respondió con una desaprobación imperativa. Hay que producir alimentos y venderlos para poder comprarlos. Y se pusieron en marcha políticas para apoyar la industrialización de la nación. Pronto formamos parte de los Cuatro tigres asiáticos. Pero la gente perdió sus tierras con la deuda contraída. Se produjo una migración masiva de hombres y mujeres jóvenes, dejando a los niños y a los adultos mayores en las aldeas rurales. Las familias empezaron a desintegrarse en nombre del progreso y la modernización. La gente en masa dependió del dinero para sobrevivir, lo que dio lugar a una urbanización sobresaturada.8 Por ejemplo, en 2017, la deuda acumulada de los agricultores ascendía a 2.8 billones de baht.9

Nuestro currículo educativo está diseñado para un mundo industrial bajo el dominio de la cosmología científica y la tecnología. Jon Jandai, defensor tailandés de un estilo de vida agrario, dijo una vez: “Cuando veía a un niño entrar en una escuela, veía a ese niño entrando en una fábrica”.11 Nuestro sistema educativo no está diseñado para una vida agraria sostenible. David Pilling señaló que, durante miles de años, no se impulsó el alto rendimiento y la alta productividad desde dentro de las economías agrícolas. La Revolución industrial lo cambió todo.12

El impacto de la Cuarta revolución industrial

Pero esa ha sido nuestra historia, ya que la gente marginalizada ha negociado la revolución industrial en Tailandia desde principios de la década de 1960. ¿Qué nos deparará la Cuarta revolución industrial?

Sabemos que el mundo está cambiando muy rápidamente. Pero cómo se desarrollará en el mundo futuro, queda bajo la especulación. Sabemos que los macrodatos dirigirán el mercado, y que el Gran Hermano vigila cada uno de nuestros pasos, rastreando los movimientos que hemos dejado a través de nuestra huella digital. Sabemos que la inteligencia artificial (IA) sustituirá a varias formas de trabajo, y que el conocimiento será fácilmente accesible a través de la tecnología. También sabemos que, como el PIB ha llegado a definir el éxito, la educación se ha visto obligada a servir al mercado laboral para su existencia. Todo se reduce a la comida en la mesa, pero el camino pasa por una enrevesada realidad virtual por la que debemos navegar.

Pronto, nuestra identidad se reducirá aún más del PIB a una unidad digital en el océano de datos, y un algoritmo determinará el valor de nuestras vidas. Crearemos un algoritmo que, al final, tendrá vida propia, y esta creación, a su vez, nos creará a su imagen.13 Yuval Harari proyectó que, en el futuro, incluso preguntaremos a los algoritmos con quién debemos casarnos: ¿Juan o Pablo? Y Google responderá: “Bueno, te conozco desde el día en que naciste. He leído todos tus correos electrónicos, grabado todas tus llamadas telefónicas y conozco tus películas favoritas, tu ADN y todo el historial biométrico de tu corazón. Tengo datos exactos sobre cada una de tus citas, y puedo mostrarte gráficos segundo a segundo de tu ritmo cardíaco, tu tensión arterial y tus niveles de azúcar cada vez que salías con John o Paul. Y, naturalmente, los conozco tan bien como a ti. Basándome en toda esta información, en mis magníficos algoritmos y en décadas de estadísticas sobre millones de relaciones, te aconsejo que te quedes con John, con una probabilidad del 87% de estar más satisfecha con él a largo plazo”.14

Al concluir su libro Homo Deus, Harari se pregunta: “¿Qué es más valioso, la inteligencia o la conciencia? ¿Qué ocurrirá con la sociedad, la política y la vida cotidiana cuando algoritmos no conscientes, pero altamente inteligentes, nos conozcan mejor que a nosotros mismos?”15

La respuesta está en la famosa cita socrática: “Conócete a ti mismo”. Harari argumenta: “Al final, es una simple cuestión empírica. Mientras tengas más perspicacia y conocimiento de ti mismo que los algoritmos, tus elecciones seguirán siendo superiores y mantendrás al menos parte de la autoridad en tus manos. Si, a pesar de todo, los algoritmos parecen dispuestos a tomar el control, mas que todo es porque la mayoría de los seres humanos apenas se conocen a sí mismos”.16

El sábado y el sistema educativo Adventista del Séptimo Día

Todos recordamos al Sr. Anderson (Neo) en Matrix por su habilidad sin igual para esquivar balas. Pero eso era porque tenía el código que le permitía ver Matrix. Mientras que Neo tenía la píldora roja y una máquina fuertemente conectada que le ayudaba a descodificar Matrix, nosotros tenemos el sábado. Como instituciones educativas Adventistas del Séptimo Día, mientras preparamos a los estudiantes para que sean competentes para el futuro mundo de la tecnología, volvemos una y otra vez a la creación de Dios. Volvemos cada semana. Semanalmente, se nos recuerda nuestra condición de criaturas, nuestra finitud. Semanalmente, se nos recuerda la realidad creada frente a la realidad virtual. Semanalmente, se nos recuerda repetidamente la diferencia entre la realidad virtual y la realidad creada y los valores implícitos en ambos sistemas.

Mientras que el avance de la tecnología en el mundo del dataísmo17 y los algoritmos definen nuestro valor a través de la producción y las contribuciones al PIB, el sábado nos recuerda que nuestro valor depende del hecho de que somos obra de Dios. Creo que este es un papel vital para nosotros como instituciones educativas adventistas. Mientras preparamos a los alumnos para que sean competentes en la realidad tecnológicamente avanzada que se avecina, ofrecemos otra realidad con un conjunto de valores nuevos y un sistema de valores basado en la singularidad de cada uno de nosotros como criaturas de Dios. Y en nuestras interacciones cotidianas, seguimos recordando a los demás que no son una unidad de medida, sino una realidad creada de la mano de Dios. En el mundo de los datos, afirmamos el individualismo. En el mundo de los algoritmos, afirmamos el creacionismo. Nos convertimos en la nueva revolución teológica kierkegardiana en el mundo del absolutismo hegeliano moderno. Este se convierte en el papel emergente de la educación adventista: impartir conocimiento a través de interacciones encarnadas que recuerden a los demás la verdadera medida de uno mismo. El sábado nos ayuda a ver a través de Matrix. A través de este lente, nos resistimos a tratar a los alumnos como números, pero seguimos validándolos a través de los ojos de Dios. El sábado, como recordatorio constante de la Creación, es también un símbolo de resistencia frente al discurso dominante.

Walter Brueggeman, en Sabbath as Resistance [El sábado como resistencia], escribió: “En nuestro propio contexto contemporáneo de una ansiosa e interminable carrera, la celebración del sábado es un acto tanto de resistencia como de alternativa. De resistencia porque es una insistencia visible de que nuestras vidas no se definen por la producción y el consumo de mercancías”.18

Y a través del sábado, redescubrimos la nube, y la relación humana, y labramos la tierra para la sostenibilidad mientras escribimos algoritmos y analizamos datos para ser esa luz en el mundo de la realidad virtual.

Siroj Sorajjakool

Siroj Sorajjakool, PhD, es profesor de religión y teología en la Universidad Internacional Asia-Pacífico de Saraburi (Tailandia). También es profesor adjunto de estudios relacionales en la Facultad de Religión, y de consejería y ciencias de la familia en la Facultad de Salud del Comportamiento en la Universidad de Loma Linda (Loma Linda, California). El Dr. Sorajjakool se licenció en Teología por el Colegio del Sureste Asiático (ahora Universidad Internacional Asia-Pacífico de Saraburi, Tailandia); obtuvo un Máster en Teología y un Doctorado por la Escuela de Teología Claremont (Claremont, California); un Máster en Humanidades por la Universidad de Andrews (Berrien Springs, Michigan, EE. UU.); y un doctorado en Política, Gestión y Liderazgo Educativo por la Universidad Chulalongkorn (Bangkok, Tailandia). El Dr. Sorajjakool es también investigador, habiendo actuado como investigador principal en muchos proyectos y como consultor en varios otros.

Citación recomendada:

Siroj Sorajjakool, “El mundo académico, el sábado y la Cuarta revolución industrial”, Revista de Educación Adventista 85:3 (2023).

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. Reina Valera Revisada (RVR1977). Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.
  2. LINE es una plataforma de mensajería y redes sociales muy popular en Japón y otras partes de Asia: https://www.digitalmarketingforasia.com/what-is-line-app/.
  3. La Conferencia Asiático-africana de 1955, celebrada en Bandung (Indonesia), contó con la participación de 29 delegados de diversos países que abordaron cuestiones derivadas de la Guerra Fría y su impacto en las naciones en desarrollo, el crecimiento económico, las respuestas poscoloniales y las formas de conseguir la paz. Para más información, véase https://history.state.gov/milestones/1953-1960/bandung-conf#:~:text=In%20April%2C%201955%2C%20representatives%20from,%2C%20economic%20development%2C%20and%20decolonization.
  4. Seng Tan and Amitav Acharya, Bandung Revisited: The Legacy of 1955 African-Asia Conference for International Order (Singapore: NUS Press, 2008), 32.
  5. David Pilling, The Growth Delusion: Wealth, Poverty, and the Well-Being of Nations (London: Bloomsbury Publishing, 2018), 13.
  6. Tony Catalucci, “Agribusiness and the Cycle of Debt: Let Me Tell You About Thailand’s Rice Farmers,” Global Research (March 2014): https://www.globalresearch.ca/big-agri-and-the-cycle-of-debt-let-me-tell-you-about-thailands-rice-farmers/5373170. Catalucci señala que “la capacidad de diversificar la actividad económica alejándose de las peligrosas prácticas de monocultivo, de reconocer los peligrosos esquemas políticos y de encontrar alternativas sanas y superiores al veneno que venden las grandes multinacionales depende de la adquisición y el aprovechamiento del conocimiento. Ya sea por diseño o por incompetencia absoluta, o por una trágica combinación de ambos, durante la última década, mientras los agricultores de otras naciones adoptaban tecnología y técnicas modernas y desarrollaban modelos de comercialización mejorados, locales e independientes para mejorar sus vidas, los agricultores de Tailandia seguían sumidos en una dependencia desesperada de prácticas anticuadas y, en última instancia, fracasadas”.
  7. Ibid.
  8. Imke Pente and Daniel Müller, “Mapping Agricultural Sector in Thailand: Holdings, Activities, and Trends,” German Asia-Pacific Business Association (2013): https://www.oav.de/fileadmin/user_upload/5_Publikationen/5_Studien/OAV_Mapping_the_Agricultural_Sector_of_Thailand.pdf. El número de agricultores descendió hasta aproximadamente el 40% de la población total.
  9. Apinya Wipatayotin, “Finding Ways to Beat Farm Debt,” Bangkok Post (November 4, 2018): https://www.bangkokpost.com/thailand/special-reports/1569802/finding-ways-to-beat-farm-debt. In 2023, that would be the equivalent of US$77,979,216,000.
  10. Jon Jandai, “Life Is Easy, Why Do We Make It So Hard?” TEDxTalk: Suthep (August 3, 2011): https://www.bing.com/videos/search?q=jon+jandai+ted+talk&view=detail&mid=20DAADA6E64321E0741B20DAADA6E64321E0741B&FORM=VIRE.
  11. Pilling, The Growth Delusion, 9.
  12. Yuval Noah Harari, Homo Deus: A Brief History of Tomorrow (London: Penguin, 2015). Harari opina que “el algoritmo semilla puede ser desarrollado inicialmente por humanos, pero a medida que crece, sigue su propio camino, yendo donde ningún humano ha ido antes – y donde ningún humano puede seguir”, 393.
  13. Yuval Noah Harari, “Big Data, Google and the End of Free Will,” Financial Time
    (August 26, 2016): https://www.ft.com/content/50bb4830-6a4c-11e6-ae5b-a7cc5dd5a28c.
  14. Harari, Homo Deus: A Brief History of Tomorrow, 397.
  15. __________, “Big Data, Google and the End of Free Will.”
  16. El término dataísmo se atribuye a David Brooks, que lo utilizó por primera vez en su artículo del New York Times titulado “La filosofía de los datos”, en el que trataba de examinar cómo se habían utilizado los datos en el pasado y se utilizarían en el futuro para dar forma a nuestras suposiciones sobre el universo. Para más información, véase https://www.hult.edu/blog/the-rise-of-dataism/#:~:text=Dataists%20go%20further%2C%20and%20say,condition%E2%80%9D%20to%20find%20appropriate%20data.
  17. Walter Brueggeman, Sabbath as Resistance: Say No to the Culture of Now
    (Louisville, Ky.: Westminster John Knox Press, 2014), 90.