Al final de cada periodo de evaluación, los estudiantes con frecuencia se dirigen a los maestros con la misma pregunta, “¿Qué puedo hacer para aumentar mis calificaciones?” Consideran que si se aplica justicia recibirán una nota baja y por lo tanto piden misericordia. Es probable que un maestro orientado a la justicia les responda, “Recibirás la nota que mereces en base a la calidad de tu trabajo en clase”. Los alumnos en las escuelas de iglesia que ven al maestro como modelo de comportamiento cristiano, pueden tener la percepción de que Dios aplica justicia de forma severa.

Por otro lado, un maestro orientado a la misericordia respondería diciendo, “Estas son algunas opciones que puedes hacer para mejorar tu nota”. En estos casos, los estudiantes terminan con la percepción de que pueden manipular a Dios para recibir favores.

Después de algunas entrevistas se deja ver que, tanto los maestros como los alumnos llegan a tenerle pavor al proceso de evaluación. Mientras que los maestros deben seguir las políticas de evaluación establecidas por la administración escolar, la Conferencia o el estado, ellos pueden tomar decisiones con respecto a cómo aplicar estas políticas. ¿Cómo puede un maestro cristiano equilibrar la justiciar y la misericordia de manera apropiada al momento de evaluar?

Muchos maestros y alumnos tienen una imagen negativa con respecto a las actividades de evaluación como, tareas, pruebas y exámenes. Muchos maestros se sienten frustrados durante las actividades de evaluación y se sienten culpables al completarlas. Del mismo modo, hay alumnos que creen que las actividades de evaluación son injustas o que no les benefician; creen que se llevan a cabo de forma vengativa y con poca misericordia y las consideran como motivadores extrínsecos.1

Muchas veces, los maestros enfatizan demasiado la justicia al evaluar y calificar en detrimento de la misericordia o viceversa. El objetivo de este artículo es sugerir principios que le permitan al maestro maximizar tanto la justicia como la misericordia en el proceso de evaluación.

Para que la evaluación de clases y los procedimientos de calificación sean positivos, justos y precisos, los maestros necesitan un nuevo marco de referencia que informen sus prácticas de evaluación. En este artículo propongo que los maestros en ambientes de aprendizaje cristianos descubran principios para su evaluación que surjan de cómo Dios usa la evaluación: cómo Dios trata a los seres humanos al tomar decisiones de salvación sobre ellos. Propongo un marco de referencia dentro del cual la evaluación puede ser positiva tanto para los maestros como para los estudiantes. Este marco incluirá sugerencias para equilibrar la justicia y la misericordia, y también se recomienda principios amplios que los maestros pueden aplicar en la decisión de planificación y de evaluación. Me enfocaré principalmente en una tarea de evaluación: cómo se deben utilizar los datos en las decisiones relacionadas con la asignación de las calificaciones. Se examinarán muchas de las formas de evaluación basadas en los datos de las evaluaciones y se sugerirán principios que se pueden utilizar para guiar estas formas de evaluación.2

La justicia se maximiza si las calificaciones se basan en datos apropiados que se pueden usar, con un nivel mínimo de subjetividad, para medir los logros o desempeño de los estudiantes en relación con los resultados, los objetivos o los estándares claramente establecidos. Se maximiza la misericordia si la evaluación se lleva a cabo durante el proceso de aprendizaje para contribuir con ese aprendizaje y las formas de calificación se basa en datos recopilados de manera que toma en cuenta las diferencias individuales y las circunstancias.

Muchas veces, los maestros enfatizan demasiado la justicia al evaluar y calificar en detrimento de la misericordia o viceversa. El objetivo de este artículo es sugerir principios que le permitan al maestro maximizar tanto la justicia como la misericordia en el proceso de evaluación.

Cómo usa Dios la evaluación

Las Escrituras nos dejan claro que Dios no evita la evaluación (Génesis 1; Salmos 19:2-24; Romanos 12:1-8). Las decisiones que Dios toma con respecto a la salvación humana se basarán en su evaluación de cómo cada individuo ha cumplido con los “criterios” especificados en las Escrituras. Aunque puede haber un desacuerdo sobre cuál(es) podría(n) ser el(los) criterio(s), queda claro que Dios no toma decisiones relacionadas con la salvación de manera casual, subjetiva o no documentada. Los Adventistas del Séptimo Día creen que los seres humanos que son salvos pasarán el milenio revisando los registros de Dios para confirmar que las decisiones relacionadas con la salvación fueron tomadas de manera apropiada (Daniel 7:22; 1 Corintios 6:2-3; Apocalipsis 20:4, 6). No queda claro qué tipo de datos contiene el “libro de la vida”, pero parece que son la base de las decisiones de Dios, y después de examinar los registros, los redimidos concluirán que Dios es justo y misericordioso.

Los maestros no deberían ver la evaluación como actividades a ser evadidas cuando sea posible. La evaluación de niveles de conocimiento y habilidades en los estudiantes proporciona objetivos para áreas de estudio específicas y de cómo vivir como ciudadanos productivos. También equipa a los maestros con información sobre el grado de cumplimiento de los objetivos por parte de los alumnos. El hecho de no evaluar apropiadamente aumenta la posibilidad de proveerle a la sociedad personas que no estén preparadas para servir de manera eficaz y con pocas posibilidades de tener éxito en la vida. Ya que se toman decisiones importantes basadas en la manera en que los estudiantes están cumpliendo con los objetivos de clase o de la escuela en la que están matriculados, es importante que las evaluaciones se lleven a cabo de forma apropiada y defendible.

La siguiente sección describe las formas en que Dios gestiona la evaluación en decisiones relacionadas con la salvación y proporciona ejemplos de cómo los maestros pueden modelar sus decisiones relacionadas con la evaluación, tomando en cuenta la manera de cómo Dios actúa en situaciones similares. Estos ejemplos se comparten con el entendimiento de que tanto maestros y como alumnos son seres humanos, nacidos y moldeados por el pecado (Salmos 51:5), e incluso con aplicaciones cuidadosas, consistentes y completas de los principios del reino de Dios en esta tierra, y aun así, el fracaso ocurre de manera frecuente (Eclesiastés 7:20). Y aunque es inevitable no alcanzar el ideal, tenemos la seguridad de que la gracia y la misericordia abunda aún más cuando los docentes y los alumnos siguen el mandato del Maestro de maestros, Jesucristo, de perdonarse unos a otros (Miqueas 7:18-19; Efesios 4:32).

Dios utiliza estándares apropiados

1. Dios utiliza un estándar basado en criterios establecidos. Somos salvos por gracia solo por medio de la fe (Efesios 2:8). Este estándar es uno que todos podemos cumplir. Dios no utiliza estándares basados en normas establecidas (distribución normal). A las personas no se les da vida eterna solo porque están más cerca del estándar que los demás. Nuestra seguridad de que somos salvos no debe basarse en compararnos con los demás.

Dios no duda en salvar si se cumple el estándar (p. ej. una relación de fe con Jesucristo). Del mismo modo, los maestros no deben dudar en darle un 100 a todos los estudiantes si cumplen con los estándares establecidos (p. ej. trabajo entregado a tiempo, notas altas en las pruebas y las tareas, etc.).

La evaluación basada en normas establecidas rara vez es una forma apropiada de evaluar (2 Corintios 10:12; Gálatas 1:10; Gálatas 6;4). Al tomar decisiones relacionadas con la salvación, Dios no evalúa al mejor (la nota más alta) basado en quién ha hecho las mejores obras (Romanos 11:6; Gálatas 2:16). Del mismo modo, los estándares que los maestros establecen para cumplir los objetivos de la clase no deben depender del desempeño del estudiante con la nota más alta.

2. Dios especifica estándares claros que utilizará para las decisiones de salvación. La salvación es un regalo (Efesios 2:8-9). Sin embargo, para recibir ese regalo debemos creer en Dios (Hechos 16:31), aceptar el regalo (Romanos 10:9) y adoptar los principios del reino de Dios (Éxodo 20:1-17; Mateo 22:36-40).

Los maestros deben dejar claro a los estudiantes lo que se espera que hagan para cumplir con los objetivos de la clase. Los estudiantes no deben sorprenderse cuando ven el contenido del curso y las preguntas del examen, o cuando reciben sus calificaciones.

3. Dios no utiliza estándares diferentes para diferentes personas (Romanos 3:23). Todos los seres humanos somos salvos por la fe y sólo por la fe. La forma en que se evalúa la fe para las personas con diferentes trasfondos y culturas se entenderá solo después de Su segunda venida.

Los maestros no deben tener diferentes estándares para diferentes estudiantes a menos que se determine (por la escuela) que un estudiante no es capaz de cumplir con el estándar especificado, en cuyo caso se realiza un ajuste documentado del estándar (p. ej. un programa de educación individualizado) para ese alumno. Dios utiliza abundante misericordia durante todo el proceso de aprendizaje, el cual puede variar de persona a persona, pero no ajusta el estándar de la decisión final de salvación: es un regalo (Romanos 8:1-4). Es mejor que los maestros utilicen la misericordia al establecer un estándar apropiado que todos los estudiantes puedan alcanzar.

4. Dios utiliza datos apropiados como base de las decisiones de salvación. Dios basa sus decisiones de salvación en datos que se registran y que serán examinados un día (Apocalipsis 20:1-15). El libro de la vida contiene datos que Dios utilizará para tomar decisiones de salvación. Durante el milenio, los redimidos examinarán los datos para confirmar que se tomaron decisiones correctas.3

Los maestros deben llevar un registro cuidadoso de sus evaluaciones y asignar notas basadas en la documentación registrada. No deben dudar en explicarle al alumno o a los padres la razón por la que recibieron tal nota, de acuerdo la documentación registrada.

5. Dios no toma en cuenta sus decisiones de salvación en datos limitados y selectivos (Apocalipsis 20:12).4 Parece que el libro de la vida contiene muchas accesos para cada persona (Apocalipsis 20:1-15).

Es beneficioso para los maestros evaluar los resultados desde diferentes perspectivas (p. ej. autoevaluación y evaluación del maestro). Los maestros no deberían evadir las evaluaciones frecuentes. Por lo general no se recomienda basar las notas en una sola evaluación realizada en un momento dado (p. ej. un solo examen al final del periodo de evaluación).

6. Dios no considera la participación en las actividades de aprendizaje como el fundamento en las decisiones de salvación (Romanos 3:20-30; Romanos 11:6). Dios utiliza el resultado que se produce de actividades o motivación intrínsecas en ella. Por ejemplo, Dios no considera con qué frecuencia una persona ora, sino que evalúa la motivación o el resultado de las oraciones (la relación de la persona con él). Dios anima a la oración, pero la oración (p. ej. obras) sin la fe (relación) resulta insuficiente (Efesios 2:8).

Hay muchas acciones (actividades) que los maestros quieren integrar o requerir que son necesarias o útiles para el aprendizaje, las cuales incluyen la asistencia a clases, la participación, las lecturas fuera de clase o las excursiones. Aunque son actividades útiles, a menos que el realizarlas produzca el resultado real deseado, solo se debe utilizar el aprendizaje obtenido de las actividades al momento de la evaluación. Por ejemplo, en vez de evaluar el tiempo invertido o el número de páginas leídas en casa, los estudiantes deben ser evaluados en función de la calidad de una tarea escrita (p. ej. un ensayo) basada en la lectura. Sin embargo, en algunas clases como conjuntos musicales o educación física, la participación en las actividades puede considerarse como un indicador apropiado para el aprendizaje real que se está produciendo.

7. Dios no considera comportamientos “irrelevantes” (p. ej. gramática, vocabulario, etc.) presentes en la evaluación (Salmos 51; Mateo 11:28; Juan 6:37). Dios escucha y responde a la motivación y los resultados de las oraciones de los fieles sin considerar cuán sofisticada sea la oración.5

Los maestros no deben bajar puntos por “estilo” si ese no es el objetivo del curso. En la mayoría de los cursos o las clases, la ortografía y la gramática no son parte importante de la instrucción; por lo tanto, no se deberían considerar al momento de evaluar un trabajo escrito del estudiante. Sin embargo, en algunos casos (p. ej. clases de composición y de lengua) es apropiado considerarlos en la evaluación ya que se les presta atención como parte de la instrucción. En otros casos, se pueden requerir estos elementos sin considerarlos en la evaluación.

Los maestros deben motivar y recompensar el esfuerzo, pero no lo deben tomar en cuenta en la evaluación. Las calificaciones se deben basar en el grado en que los estudiantes han cumplido el estándar en función del nivel de instrucción proporcionado para ayudarles a cumplir con los objetivos.

8. Dios no incluye el esfuerzo de la persona en las decisiones de salvación (Isaías 64:6; Romanos 3:10). Jesús dijo que las personas no se salvarán basándose en haber realizado obras maravillosas en su nombre (Mateo 7:21-23).

Los maestros deben motivar y recompensar el esfuerzo, pero no lo deben tomar en cuenta en la evaluación. Las calificaciones se deben basar en el grado en que los estudiantes han cumplido el estándar en función del nivel de instrucción proporcionado para ayudarles a cumplir con los objetivos.

9. Dios no permite “puntos extras” para compensar el incumplimiento de los criterios. Cuando el joven rico le preguntó a Jesús que podía hacer para obtener la vida eterna (pidiéndole puntos extras), Jesús solo parafraseó un criterio que ya había mencionado anteriormente (Mateo 19:16-22).

Por definición, los puntos extras requieren hacer algo que no sea una de las tareas regulares indicadas en sílabo del curso. Hay espacio en las planificaciones diarias para tareas que proveen oportunidades para el estudio más a fondo o para prácticas adicionales en el desarrollo de habilidades. Los buenos maestros incluirán la misericordia en sus planes de clase para que no sea necesario ajustarla a ciertos alumnos al final del curso. Llamar a estas tareas “actividades de puntos extras” es engañoso y le da al estudiante un falso sentido de misericordia. Estas tareas deberían ayudar a los alumnos a alcanzar el estándar en lugar de reemplazar las otras actividades para lograrlo. Las calificaciones entonces solo deben basarse en el de resultados regulares establecidos, no en actividades adicionales que puedan compensar el no haber cumplido con los estándares establecidos.

10. Dios no toma una sola decisión de salvación para todos en un grupo, ya sea la familia, el hogar o los amigos (Ezequiel 18:20; Romanos 14:12; Mateo 10:34-37).

Si bien los profesores pueden utilizar varios tipos de trabajo en grupo (p. ej. aprendizaje colaborativo, cooperativo, basado en proyectos o problemas, etc.) para mejorar el aprendizaje de cada estudiante, en la medida de lo posible la evaluación utilizada debería realizarse de manera individual.

Dios recopila datos de manera continua

1. Dios no utiliza datos de la evaluación formativa para las decisiones finales de salvación. Dios utiliza la evaluación formativa en nuestra vida diaria, incluyendo evaluar y responder a la forma en que lidiamos con las pruebas y las tentaciones, para guiarnos; pero el no alcanzar los estándares (no tener fe) en estos momentos no se cuenta en contra de la persona que en un momento posterior cumple con los estándares (tener fe). Como resultado, Dios evalúa tanto durante la vida como al final de la vida de cada persona (1 Juan 1:9; Filipenses 1:6).

Es mejor que los maestros utilicen muchas pruebas y tareas diarias como actividades de aprendizaje formativo y no como medidas de evaluación final, o evaluación sumativa del aprendizaje. Los proyectos a largo plazo o proyectos finales deben tener puntos de control formativos a lo largo de su elaboración para asegurarse que el alumno está en la dirección correcta y corregirlos antes de que se complete el proyecto.

2. Dios no utiliza evaluaciones sorpresa para la toma de decisiones finales (Juan 5:24; Efesios 2:8-9; Hechos 4:12). Dios basa las decisiones de salvación en una evaluación de la relación de cada persona con Cristo al final de su vida, no en algún momento inesperado de la vida.

Los maestros no deben usar exámenes sorpresa para evaluar. Si se realizan exámenes sorpresa, se deben utilizar con fines de aprendizaje (evaluación formativa). Las actividades de evaluación sumativa no deben sorprender a los estudiantes en términos del contenido o del momento de la evaluación.

3. Dios establece un plazo razonable para cumplir los criterios (Lucas 23:39-43; 2 Pedro 3:9). Dios nos da toda la vida para cumplir con los criterios de salvación.

Los maestros deben establecer plazos razonables para cumplir con los objetivos que la mayoría de los alumnos puede cumplir. Los plazos se deben establecer de forma que les permitan a todos los alumnos tener tiempo suficiente para completar la actividad o la evaluación. Todos los plazos deben anunciarse claramente y cumplirse (justicia) pero ciertas circunstancias particulares bien documentadas podrían crear una necesidad de extender el plazo (misericordia).

4. Dios no permite que las pruebas se presenten después del plazo establecido. Después del fin del tiempo de gracia para cada individuo, no se aceptarán nuevos datos (p. ej. la parábola de las 10 vírgenes en Mateo 25). La misericordia de Dios tiene límites.

Los maestros no deben vacilar en anunciarle a sus estudiantes que se cumplirán los plazos para las evaluaciones (a menos que surjan circunstancias atenuantes).

5. Dios no reduce puntos (bajar la nota de la persona) por “entregas tardes”. La evidencia satisfactoria de cumplir con los estándares en el último momento (p. ej. el ladrón en la cruz en Lucas 23:39-43) se considera suficiente para obtener la vida eterna. Pero Dios sí establece plazos más allá de los cuales no es posible extender su misericordia (el fin del tiempo de gracia).

Puede ser apropiado que los maestros no acepten el trabajo después del plazo establecido (con una aplicación apropiada de misericordia en circunstancias atenuantes), pero rara vez se aconseja bajar la calificación del estudiante por entregar el trabajo tarde. Si el estudiante ha alcanzado el dominio de la asignatura al 100 por ciento, pero después del plazo establecido por el maestro, una calificación de 90, 80 o 70 es el resultado de haberle bajado puntos por haber entregado la tarea tarde, no sería apropiado; solo se le debería dar una nota de aprobado/reprobado en este caso, o un 100 (se cumplieron los requisitos) o un 50 (la evidencia del aprendizaje se presentó demasiado tarde).

Dios utiliza una mezcla apropiada de justicia y misericordia

Es común que los alumnos sientan que la calificación que recibieron no es “justa” sino que se basa en algo más que su nivel de aprendizaje. Para ser “justos”, las notas que reciben los alumnos deben reflejar solo la medida en que han cumplido con los objetivos establecidos en el curso. También es común que los alumnos sientan que su maestro tuvo demasiada misericordia (generalmente con otros estudiantes) o muy poca misericordia (con ellos mismos). Mientras que la mayoría de los maestros quieren mostrar misericordia, muchos carecen de claridad sobre dónde y cuándo deberían aplicarla. Los maestros necesitan buscar aplicar una combinación de justicia y misericordia.

1.  El fundamento de las decisiones de Dios combinan la justicia y la misericordia (Salmos 145:8-9; Romanos 8:1-4). Se establece y se adhiere un estándar claro (justicia), pero la misericordia les permite a los pecadores cumplir con el estándar (con la justicia de Cristo), y Dios es paciente cuando los seres humanos no cumplen inicialmente con el estándar, trabajando de manera activa a través de su Espíritu para llevarlos a la salvación.

2. Dios utiliza la misericordia en el momento apropiado (Lucas 23:34; 2 Pedro 3:10) y de maneras apropiadas. Hay dos formas principales en que Dios utiliza la misericordia antes de la decisión final de salvación: (a) la constante súplica del Espíritu Santo de acercarnos a él (Juan 6:44), y (b) al aceptarnos pacientemente cuando acudimos a él, extendiéndonos su naturaleza paciente, sin querer que ninguno perezca (2 Pedro 3:9).

Debe darse misericordia durante el proceso de aprendizaje o al decidir sobre el tipo de evaluación, no después del final de la evaluación del aprendizaje (p. ej. al calificar).

Hay tres momentos principales en los que los maestros pueden usar la misericordia de manera apropiada en la evaluación. Primero, antes o durante la instrucción, los maestros pueden modificar el plan de clases o alguna tarea específica para satisfacer las necesidades de cada estudiante. Segundo, durante la evaluación, los maestros pueden modificar los procedimientos utilizados para satisfacer las necesidades de cada estudiante (sin dejar de mantener la justicia utilizando algún criterio para la calificación). Por ejemplo, los estudiantes con deficiencias en el idioma podrán recibir más tiempo para tomar el examen, o todos los estudiantes se les podría permitir rehacer una tarea o tomar una forma alternativa del examen. En tercer lugar, al dar las notas, se puede ajustar el estándar utilizado para calificar en casos de circunstancias imprevistas. Por ejemplo, un maestro podría haber establecido inicialmente el estándar para que el pase fuese 70 por ciento. Pero si el clima severo ha causado que se cierre la escuela por varios días, el estándar se puede bajar de forma legítima (misericordia) y se aplica a todos los estudiantes (justicia).

Algunas formas comunes en que la justicia no se logra en la evaluación sería cuando los maestros utilizan diferentes criterios para diferentes estudiantes u ofrecen formas alternas de demostrar el logro académico solo a ciertos estudiantes.

3. Dios no distribuye misericordia de manera selectiva; se da libremente a todos (Génesis 19; Jonás 4:2; Romanos 3:22-24).

Los estudiantes con frecuencia le piden a los maestros misericordia al momento de calificar. Si los maestros creen que la misericordia está justificada, la condición de la misericordia otorgada debe extenderse a todos los estudiantes. La modificación de un estándar debido a circunstancias atenuantes no debe extenderse solo a ciertos estudiantes.

Algunas formas comunes en que la justicia no se logra en la evaluación sería cuando los maestros utilizan diferentes criterios para diferentes estudiantes u ofrecen formas alternas de demostrar el logro académico solo a ciertos estudiantes. Algunas formas comunes de mostrar misericordia en la evaluación sería permitir formas alternas de demostrar el logro académico o permitirles a los alumnos múltiples intentos de demostrar su dominio. Pero las formas alternativas disponibles y las oportunidades de múltiples intentos deberían documentarse, anunciarse y estar disponibles para todos los estudiantes6 para garantizar la justicia.

4. Dios no responde a las súplicas de misericordia después del fin del tiempo de gracia (Apocalipsis 20:11-15; Apocalipsis 22:11). Una forma común en la que la misericordia es mal utilizada es cuando un maestro cambia la nota de un estudiante en base a la evidencia que no se deriva de su logro, como cuando el alumno suplica por una nota más alta porque necesita pasar la clase para cumplir los requisitos de graduación o para ser admitido en otra escuela, o porque estaba enfermo al momento del examen, o para evitar una confrontación desagradable con sus padres. En estas circunstancias se puede mostrar misericordia de otras maneras apropiadas (p. ej. reprogramar el examen) en vez de simplemente cambiar la nota, lo cual no garantiza el dominio del contenido. El objetivo debe ser asegurar que al final del curso el estudiante haya adquirido la información y dominado las habilidades exigidas en el sílabo. En áreas como las ciencias de la salud, la falta de dominio del conocimiento podría ser una cuestión de vida o muerte a medida que los alumnos comienzan a trabajar con los pacientes.

5. Dios combina la misericordia y la justicia en circunstancias individuales (Génesis 18; Jonás 4:2). Debido al pecado, la humanidad estaba destinada a la muerte eterna (justicia). En este estado pecaminoso, lograr el estándar de Dios es imposible; sin embargo, Dios proveyó un sustituto (Romanos 8:1-4) para que se pudiera cumplir el estándar (misericordia) y debido a esto, todos tienen la promesa de la vida eterna.

Al no permitir que se reconsideren las evaluaciones se está practicando la justicia, pero no se muestra misericordia. Al permitir que las evaluaciones se tomen de nuevo en función del capricho del maestro, o solo para ciertos alumnos, se está practicando la misericordia, pero no la justicia. Al permitir que las evaluaciones se realicen de nuevo como una cuestión de procedimientos normales para todos los estudiantes, se combina la justicia y la misericordia.

Conclusión

Los procedimientos de evaluación son complejos, requieren muchas decisiones relacionadas con el contenido, el tiempo, la administración y la interpretación de la información recopilada y utilizada. En todas estas decisiones, se debe aplicar una combinación apropiada de justicia y misericordia.

Justicia

Las calificaciones se deben fundamentar únicamente en la evaluación de datos relevantes, asignadas y evaluadas por medio de procedimientos apropiados. También se deben basar en datos recopilados con un mínimo de sesgo, utilizando múltiples mediciones, con logros medidos al final de la instrucción. Se deben especificar claramente criterios adecuados para las calificaciones.

Misericordia

Se debe mostrar misericordia durante la evaluación al permitir varias tentativas o evaluaciones alternas para demostrar el dominio de la materia, utilizando la evaluación realizada durante el aprendizaje para ayudar al aprendizaje en vez de para tomar decisiones de evaluación, y haciendo ajustes para diferencias en el proceso de evaluación.

Combinar la justicia y la misericordia

A medida que se ejerce misericordia, se necesita cuidar que la justicia no se vea comprometida; y del mismo modo, a medida que se ejerce justicia, hay que tener cuidado de que la misericordia no se vea comprometida. A medida que se toma cada decisión de evaluación, es necesario considerar una combinación apropiada de justicia y misericordia.

Aplicación

La evaluación ofrece una amplia variedad de opciones. La pertinencia de cada evaluación varía según la clase, el maestro y los estudiantes. Sería útil que cada maestro en cada escuela o en cada sistema escolar, tanto individual como colectivamente, evaluase los ejemplos y los principios mencionados anteriormente, y determinan la pertinencia de cada opción de evaluación para su situación en particular: sus clases y sus estudiantes. Discutir la pertinencia de estas opciones con los colegas ayudará a los maestros a desarrollar habilidades para aplicar las características de una buena evaluación y comprender mejor cómo se puede utilizar la evaluación para modelar los principios del reino de Dios en su situación en particular.


Este artículo ha pasado por la revisión de pares

Jerome Thayer

Jerome Thayer, PhD, es docente emérito de investigación y metodología estadística de la Universidad de Andrews en Berrien Springs, Michigan, EE. UU.

Citación recomendada:

Jerome Thayer, “Equilibrar la justiciar y la misericordia en la evaluación escolar,” Revista de Educación Adventista 52 (2020).

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. Las evaluaciones han sido, durante mucho tiempo, una fuente de ansiedad y miedo. Varias fuentes lo confirman; por ejemplo, Jeffrey Schinske y Kimberly Tanner, “Teaching More by Grading Less (or Differently),” CBE Life Science Education 13:2 (Verano de 2014): 159-166: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4041495/; Yale Poorvu Center for Teaching and Learning, “Grades and Grading” (2019): https://poorvucenter.yale.edu/teaching/teaching-how/chapter-5-grading-and-evaluation/grades-and-grading; Susan M. Brookhart, “Teachers’ Grading Practices: Meaning and Values,” Journal of Educational Measurement 30:2 (Verano de 1993): 123-142.
  2. Este artículo se escribió teniendo en mente a maestros activos, muchos de los cuales han tomado cursos de evaluación y poseen un conocimiento de las mejores prácticas en el uso eficaz de la evaluación. Para aquellos que no tienen este conocimiento previo, varios recursos brindan ejemplos de cómo planificar y estructurar eficazmente las evaluaciones formativa y sumativa; véase, por ejemplo, Robert J. Marzano, Classroom Assessment and Grading that Work (Alexandria, Va.: Association for Supervision and Curriculum Development, 2009); James W. Popham, Classroom Assessment: What Teachers Need to Know (Boston, Mass.: Allyn and Bacon, 2011); James McMillan, Classroom Assessment: Principles and Practice for Effective Standards-Based Instruction (Boston, Mass.: Pearson, 2013); y Kathryn Parker Boudett et al., Data Wise: A Step-by-Step Guide to Using Assessment Results to Improve Teaching and Learning (Cambridge, Mass.: Harvard Education Press, 2013). Los maestros deben aprovechar cualquier oportunidad para mejorar sus conocimientos y habilidades en esta área, ya que hacerlo puede fortalecer sus prácticas y las experiencias de los estudiantes.
  3. Elena G. De White, El conflicto de los Siglos (Doral, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2007), 641, 642; véase también Daniel 7:22; 1 Corintios 6:2-3; Apocalipsis 20:4, 6.
  4. Varios textos de las Escrituras hablan del registro de Dios con respecto a la vida eterna de todas las personas (Apocalipsis 20:12), a los nombres de todos los creyentes y de los que temen a Dios (Apocalipsis 20:15; Malaquías 3:16), a la cantidad de cabello que tenemos (Mateo 10:30; Lucas 12:7), a nuestras lágrimas (Salmos 56:8), a las características de cada persona (Salmos 139:16), a cada palabra que decimos (Mateo 12:16) y al servicio (Mateo 6:10; Hebreos 6:10).
  5. Dios pide un espíritu contrito y serio. También, en El camino a Cristo (Mountain View, CA: Pacific Press, 1993), p. 93, Elena G. de White aconseja que “Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo”.
  6. Los procedimientos para tratar con excepciones individuales, con alumnos con necesidades especiales de aprendizaje y con situaciones de emergencia que afectan la evaluación se deben documentar claramente y explicar a los estudiantes (p. ej. definir cómo se aplicará la misericordia), y deben aplicarse por igual para todos los estudiantes y ser cuidadosamente documentados (para garantizar la justicia). Es importante tomar en cuenta que las adaptaciones o modificaciones en el plan de estudios que permitan que los estudiantes con necesidades especiales de aprendizaje alcancen el estándar no deben alterar el contenido curricular, cambiar lo que se va a evaluar o dar una ventaja adicional. Estas modificaciones les permiten a los estudiantes alcanzar el estándar al mismo tiempo que aprenden a cómo vencer sus desafíos. Para más información, consulte el National Center for Learning Disabilities [Centro Nacional de Dificultades de Aprendizaje], “Accommodations for Students With LD” (2019): http://www.ldonline.org/article/8022/.