La investigación es una averiguación sistemática, basada en la recolección y análisis de información diseñada para desarrollar o contribuir al conocimiento generalizable.1 Aunque la investigación es fundamentalmente una búsqueda de nuevo conocimiento, ese conocimiento también debe ser digno de confianza, un reflejo verdadero y exacto de la realidad.2 Esa es la razón por la que los investigadores buscan minimizar los falsos positivos y negativos,3 y por qué se esfuerzan por triangular. En consecuencia, la investigación es ultimadamente una búsqueda de la verdad, un conocimiento digno de confianza. No la Verdad en su sentido absoluto, pero ciertamente esas dimensiones de verdad que resultan accesible, dentro de nuestras limitaciones humanas.

La búsqueda de la verdad

La investigación es ultimadamente una búsqueda de la verdad, un conocimiento digno de confianza. No la Verdad en su sentido absoluto, pero ciertamente esas dimensiones de verdad que resultan accesible, dentro de nuestras limitaciones humanas.

En el juicio de Cristo, Pilato formuló una pregunta clave: “¿Qué es la verdad?” (Juan 18:38).4 Si fuéramos a hacer esa pregunta, o su contraparte “¿Cómo sabe uno qué es la verdad?” para diversos integrantes de la sociedad contemporánea, nos encontraríamos con una amplia gama de respuestas: “Ha sido de esa manera durante mucho tiempo”. “Todos están de acuerdo”. “Parece obvio”. “Estoy convencido de ello”. “Es ciertamente razonable”. “Todo encaja”. “Ella es la experta y seguramente sabrá”. “¡Simplemente funciona!”5

Sin embargo, reconocemos que cada uno de los criterios para determinar la verdad presenta limitaciones inherentes. Cada tradición, por ejemplo, necesita tener un comienzo. ¿Cómo supo la primera persona lo que era verdad? Aunque puedo tener la seguridad de que algo es verdad, ¿qué sucede cuando dos personas tienen fuertes sentimientos sobre lo mismo, pero en sentidos opuestos?6 Aunque puede que todo encaje de manera perfecta, ¿qué pasaría si se  comenzara con una falsa premisa y entonces asegurar que cada adición encaja perfectamente?7 ¿Quién sería la autoridad? ¿Cómo lo sabrá esa persona, después de todo?8

Quizá podemos empatizar con el dilema de Tomás: “¡No sabemos nada con certeza!”9 Antes de cualquier intento apresurado de descartar algunos de los criterios mencionados, deberíamos notar que cada uno tiene valor y puede contribuir hacia una mejor comprensión de la verdad.10 Sin embargo, el punto es que ninguno puede garantizar la verdad.

¿Qué decir de la investigación científica?

Uno de los criterios más generalizados sobre la verdad es el de la evidencia empírica.11 Este enfoque se enfrenta frecuentemente en declaraciones tales como: “Es apoyado por la investigación” y “Posee validación científica”. La investigación, con su metodología sistemática y su sistema de controles y equilibrios, tales como la revisión de pares y la replicación de los hallazgos, es ciertamente una de las avenidas más prometedoras por la cual podemos aproximarnos a la verdad.

Seríamos muy ingenuos, si no reconociéramos las limitaciones de la investigación, varias de las cuales son destacadas en las Escrituras. ¿Percibimos realmente lo que está allí, o podría ser que “vemos por espejo, oscuramente” (1 Corintios 13:12)? ¿Podrían las apariencias, en ocasiones, ser engañosas (1 Samuel 16:7)? Los datos tienen que ser interpretados para llegar a ser significativos (véase Figura 1). ¿Es posible que las personas efectúen la revisión de los mismos datos y sin embargo lleguen a diferentes interpretaciones debido a una cosmovisión distinta?12 Por último, ¿está toda la evidencia completamente incluida? ¿Puede que sepamos solo en parte (1 Corintios 13:9-12), y que este conocimiento parcial nos conduzca a conclusiones erróneas?13

La respuesta cristiana

¿Cuál es entonces la respuesta? ¿Cómo podemos saber cuál es la verdad? Lamentablemente, el clamor de la multitud distrajo a Pilato, y él se dio media vuelta antes de que Jesús pudiera responder su pregunta. Como sucede a menudo con Dios, sin embargo, Cristo había, respondido la pregunta antes de que le preguntaran, cuando declaró: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). Por eso, para el cristiano, la verdad es una Persona. Asimismo, horas antes de su encuentro con Pilato, Cristo había orado: “Santifícalos en tu verdad. Tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Por lo tanto, en la cosmovisión bíblica, la Palabra, bien sea por escrito o encarnada, es la verdad. Esto implica que el conocimiento de la verdad es tanto intelectual (aprender de Dios, sus palabras y sus obras) como relacional (conocer a Cristo personalmente y por experiencia).

¿Cuáles son las implicaciones de esta perspectiva para el cristiano, y en especial para uno que se dedica a la investigación? Hay varios conceptos fundamentales:

1. La verdad comienza con Dios, no con la humanidad. Santiago escribió: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces” (Santiago 1:17), y Juan añadió: “La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:17). En consecuencia, los seres humanos no son sino receptores de la revelación divina de la Verdad. Aunque podemos construir interpretaciones de aplicaciones de verdad, en último término no creamos la verdad. Esto no implica que somos meros receptores pasivos. Dios desea que descubramos activamente y, en ocasiones, recuperemos la verdad (por ej., Juan 5:39; Job 12:7; Proverbios 2:4, 5).

2. Dado que la Verdad reside en Dios y Dios no cambia, la Verdad es estable. La Biblia habla de “el Dios de verdad” (Isaías 65:16) y afirma que “la verdad está en Jesús” (Efesios 4:21).14 También expresa que Dios es eterno y que no cambia, con afirmaciones tales como: “Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios” (Salmos 90:2) y “Porque yo, Jehová, no cambio” (Malaquías 3:6).15 Como resultado, la verdad de Dios es constante, como lo confirmó David: “La fidelidad de Jehová es para siempre” (Salmos 117:2).16 Esto implica que los principios de la Verdad de Dios pueden ser generalizados en el tiempo, los lugares y los casos.17 La inmutabilidad y el carácter transferible de la Verdad indican, que la comprensión humana de la verdad puede desarrollarse a lo largo del tiempo. David, por ejemplo, quedó profundamente afectado por el sufrimiento de los justos y la prosperidad aparente de los malvados.18 No fue hasta que entró en el santuario y reflexionó en su significado que pudo captar la visión más grande de la Verdad de Dios.19

3. Toda la Verdad posee unidad, porque proviene de la misma Fuente. Notamos que la coherencia no puede establecer la Verdad, dado que podríamos comenzar con una suposición falsa. De esta manera, no todo lo que es consecuente es verdadero. A pesar de ello, lo que es verdadero es consecuente internamente, y la Verdad estará en armonía consigo misma toda vez y en todo lugar donde se encuentre. En consecuencia, los hallazgos de investigación deberían mostrar evidencia de que encajan bien con otras instancias de verdad. Si parece haber una contradicción, habría un error en términos de lo que acabamos de descubrir posiblemente en lo que antes considerábamos verdad. De manera alterna, ambas declaraciones podrían ser verdaderas (o potencialmente, ambas falsas), con la contradicción aparente que denota un problema con nuestra comprensión finita, y que sirve como llamado para el estudio y la reflexión adicionales.20

4. La Verdad es infinita, porque Dios es infinito. Dado que somos finitos, jamás comprenderemos realmente o agotaremos el alcance de la Verdad de Dios. Las fronteras de nuestra comprensión también son los horizontes de nuestra ignorancia. Visualmente, nuestro círculo de conocimiento está rodeado por el vasto universo de lo que no conocemos o, mucho menos, comprendemos. Nuestro único contacto con el universo, sin embargo, se encuentra en la circunferencia de nuestro círculo (véase Figura 2).21 Cuando el círculo de conocimiento es pequeño, la circunferencia también es pequeña, y puede que lleguemos a creer que hay solo pocas cosas que aún no sabemos. A medida que el área del círculo aumenta mediante el aprendizaje y la investigación, también lo hace la circunferencia, y en consecuencia, nuestros puntos de contacto con lo desconocido se incrementan. Por ello, cuanto más aprendemos, más nos damos cuenta cuánto nos queda por aprender, y más humildes deberíamos ser.

5. Tenemos que crecer continuamente en nuestro conocimiento y comprensión de la verdad. No es suficiente mantenerse afirmado en la verdad. Según las Escrituras, tenemos que caminar en la verdad (2 Juan 4; 3 Juan 3 y 4). El acto de caminar denota movimiento y progreso. Cuán presuntuoso sería, entonces, que alguien en esa travesía declarara o actuara como si poseyera toda la verdad. Un cristiano jamás poseerá toda la verdad. Después de todo, la Verdad de Dios es infinita, y nosotros somos finitos. A pesar de ello, mediante el estudio, la investigación y la experiencia, por medio de la colaboración con otros buscadores de la verdad y la conducción divina, la proporción de error debería disminuir, con el objetivo de que, en último término, todo lo que posea el cristiano sea la verdad.

6. Porque Dios es la Fuente de toda verdad, toda verdad es ultimadamente la verdad de Dios.22 Si algo es verdadero (aun si es la verdad sobre algo que no es verdad23), es una extensión de la Verdad de Dios, y tenemos que reconocer esa conexión. En la perspectiva cristiana, el objetivo principal de la investigación y educación es destacar el vínculo entre la verdad descubierta y su Fuente. Aunque reconocemos que toda verdad es una manifestación de la Verdad última de Dios, también tenemos que reconocer que los cristianos no tienen un monopolio sobre la verdad. Los que no creen también descubren verdades. “[Dios] hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos” (Mateo 5:45, NVI)24 porque quiere que todos “vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4). En consecuencia, no debería sorprendernos si los agnósticos o aún los ateos descubren facetas importantes de la verdad de Dios. ¿Existe alguna diferencia entre el cristiano y el que no lo es? Mientras este último puede encontrar la verdad en su camino a lo largo de la vida, el cristiano reconoce y valora la Fuente de esa verdad.

El logro de un conocimiento confiable

La pregunta ¿Cómo obtenemos la verdad? resulta relevante particularmente dentro del contexto de la investigación. Fundamentalmente, tenemos la capacidad de descubrir la verdad porque Dios toma la iniciativa, compartiendo hechos y principios con nosotros. La revelación divina es el canal por medio del cual Dios revela esa verdad a los seres humanos.25 La razón, la investigación y la reflexión empero, juegan un papel fundamental, mientras que la fe es integral a todo el proceso (véase la Figura 3).26 Nuestro poder de razonamiento, y nuestra capacidad de llevar a cabo investigación y reflexionar sobre el conocimiento y la experiencia, son dones de Dios que nos permiten descubrir y comprender la verdad. A su vez, la fe representa un compromiso sincero y de todo corazón con la manifestación divina de la Verdad.

Sin embargo, existe un problema; Pablo habla de los que “cambiaron la verdad de Dios por la mentira” (Romanos 1:25). Aunque la verdad de Dios no puede ser destruida, puede, en efecto, ser distorsionada. Cuando un objeto es visto a través de una lente distorsionada, nuestra percepción de ese objeto se ve deformada, si bien el objeto en sí no ha cambiado. ¿Cómo puede producirse esta representación errónea de la verdad? Existen al menos dos posibilidades: Puede resultar de la manipulación directa que lleva a cabo Satanás de la verdad de Dios (Hechos 16:16-18)27; o, quizá más sutilmente, mediante nuestra aceptación de una cosmovisión secular (2 Corintios 4:4), lo que deja a Dios fuera de la ecuación. El resultado en cada caso son falsas conclusiones respecto de la revelación divina de la verdad (véase la Figura 4).

Esto es muy lamentable. Dios comparte hechos y principios con la humanidad, pero los seres humanos a veces llegan a conclusiones falsas. ¿Existe una solución para esto? Las buenas nuevas es que Dios se muestra proactivo una vez más. Él brinda el “Espíritu de Verdad” que nos guiará “a toda verdad” (Juan 16:13).28 Es función del Espíritu Santo desviar los intentos que hace Satanás de distorsionar la verdad y rescatarnos de las falsas presuposiciones de una cosmovisión secular.

Como resultado, tenemos la capacidad de llegar a conclusiones correctas con respecto a Dios y su Verdad (véase la Figura 5). El profeta Isaías escribió: “Porque vendrá el enemigo como río, más el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él” (Isaías 59:19, RV1960). En consecuencia, es fundamental que un cristiano invite al Espíritu Santo como socio de su investigación.

No obstante, hay una salvaguarda adicional que se encuentra en la triangulación de creyentes. Aunque las encuestas de popularidad no determinan la verdad, “Todo asunto se resolverá mediante el testimonio de dos o tres testigos” (2 Corintios 13:1, NVI).29 Cuando los primeros creyentes cristianos necesitaron decidir qué cuestiones eran fundamentales, se reunieron, discutieron y oraron y, bajo la conducción del Espíritu Santo, alcanzaron una conclusión (Hechos 15:1-31). En la investigación, es igualmente necesario que los hallazgos sean replicados, que las perspectivas se vean trianguladas, y que, por medio de interacciones humildes, emerja un consenso entre los que están comprometidos con la cosmovisión bíblica.

Pensamientos finales

La investigación es una búsqueda enfocada y sistemática de la verdad, del conocimiento y comprensión confiables. La verdad, por su parte, no pierde nada si es examinada de cerca e investigada en detenimiento.30 Asimismo, tanto la razón como la fe puede verse fortalecida por el escrutinio de la investigación, y refinada en el crisol del análisis empírico.

Por otro lado, tenemos que reconocer que la investigación posee limitaciones intrínsecas, y que ni aún una aplicación cuidadosa en la indagación científica es una garantía de la verdad.  Aunque nos esforzamos por salvaguardar la veracidad de nuestras conclusiones, reconocemos que no podemos arribar a la certeza sobre la base de datos empíricos. Jamás podemos declarar: “La investigación ha probado que…”, o: “La ciencia ha verificado que…”. Por el contrario, tenemos que hablar en términos de evidencias que “[da] testimonio de la verdad” (Juan 18:37; véase también 3 Juan 1:12). Por lo tanto, cada uno de nosotros tiene que ser modelo de autenticidad y humildad. Esto incluye reconocer los límites de nuestro conocimiento, ser honestos en cuanto a nuestras deficiencias, y expresar el carácter tentativo de nuestras conclusiones. Esto implica una apertura a la corrección y una pasión por el desarrollo continuo. Sugiere que, como investigadores creyentes, tenemos que integrarnos, bajo la conducción del Espíritu Santo, para edificar una comunidad dinámica basada en la Palabra que se dedique a la búsqueda de la verdad.

Como investigadores cristianos, tenemos que interactuar directamente con los repositorios de la verdad, revelada por medio de las Escrituras, en la persona de Jesucristo, y por la creación en cada una de sus dimensiones. Por, sobre todo, tenemos que comunicar confianza en la fidelidad de la revelación divina de la Verdad, la “palabra […] más segura” (2 Pedro 1:19), a la que hacemos bien en atender.

Como investigadores cristianos, tenemos que interactuar directamente con los repositorios de la verdad, revelada por medio de las Escrituras, en la persona de Jesucristo, y por la creación en cada una de sus dimensiones. Por sobre todo, tenemos que comunicar confianza en la fidelidad de la revelación divina de la Verdad, la “palabra […] más segura” (2 Pedro 1:19), a la que hacemos bien en atender.

Finalmente, Pablo escribe: “Con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos” (2 Tesalonicenses 2:10). No es suficiente conocer la verdad. Tenemos que amar la verdad. ¿Qué significa amar la verdad? Amar la verdad es vivir la verdad. Mostramos evidencias de que amamos la verdad al incorporarla como parte misma de nuestra vida.

¿El resultado? “La verdad os hará libres” (Juan 8:32). No es que necesitemos tanto la libertad para descubrir la verdad, dado que tenemos que residir en la verdad de Dios para experimentar progresivamente la libertad del error, de las presuposiciones falsas, y de las interpretaciones erróneas. La verdad, en efecto, ofrece la única libertad.

Al fin de la historia de la Tierra, Dios proclama: “Abrid las puertas y entrará la gente justa, guardadora de verdades” (Isaías 26:2). La verdad es importante.


Este artículo ha sido sometido a una revisión de pares.

John Wesley Taylor V

John Wesley Taylor V, PhD, EdD, es director asociado del Departamento de Educación de la Asociación General en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos. Puede ser contactado a [email protected].

Citación recomendada:

John Wesley Taylor V, “La investigación y la búsqueda de la verdad”, Revista de educación adventista 81:4

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. U.S. Department of Health and Human Services, Code of Federal Regulations 5 CFR 46.102(d), adapted (2009): http://ori.hhs.gov/education/products/sdsu/research.htm. Averiguación señala que buscamos responder preguntas, mientras que sistemática especifica que nos aproximamos al proceso de investigación de una manera intencional y organizada e intencional, usando el enfoque científico, que a menudo incluye una secuencia de fases: realizar observaciones iniciales, definir el problema, formular la pregunta, investigar lo conocido, articular una expectativa, recolectar y analizar los datos, interpretar los resultados; en particular en referencia a la expectativa, la reflexión sobre los hallazgos, y entonces la comunicación de los hallazgos con la comunidad científica, como así también con la sociedad en general. El objetivo del conocimiento señala el hecho de que esperamos describir, comprender o explicar algo, mientras que el aspecto generalizable indica que nos gustaría que nuestros hallazgos tengan significado más allá de lo inmediato, influyendo sobre otros escenarios. (En la investigación cualitativa, la terminología más común es transferibilidad).
  2. Esto pone de relieve la relación entre la epistemología y la metafísica. Para el cristiano, sin embargo, la realidad recibe una dimensión adicional: busca comprender la realidad, así como la ve Dios. En este sentido, la verdad también puede ser vista como fidelidad al estándar de la verdad última, aspectos de los cuales Dios nos ha transmitido (véase, por ejemplo, 2 Pedro 1:19-21 y Apocalipsis 1:1 y 2). La utilización de un estándar, con su bondad de ajuste, destaca la naturaleza interrelacionada de la epistemología y la axiología.
  3. También conocidos como errores de Tipo I y II en la prueba de hipótesis estadísticas. Un ejemplo de un “falso positivo” (error de Tipo I) sería un resultado de laboratorio que indicara que un paciente tiene cierta enfermedad, cuando la persona en realidad no sufre de esa enfermedad. De manera opuesta, un “falso negativo” (error de Tipo II) sería un resultado de laboratorio que indicara que un paciente no sufre de la enfermedad, cuando, en realidad, así es.
  4. A menos que se indique lo contrario, todos los pasajes bíblicos de este artículo han sido extraídos de la Reina-Valera 1995® © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Usada con autorización.
  5. Muchas de estas expresiones son representativas de diversas teorías de verdad, tales como el Consenso (“todo el mundo está de acuerdo”), el Constructivista (“ha sido mi experiencia”), la Coherencia (“encaja todo de manera hermosa”), y Pragmático (“funciona”).
  6. La emoción también puede degenerar en un mero cumplimiento de los deseos: “Esto tiene que ser simplemente verdadero porque me gusta/quiero que así sea”. Tenemos que reconocer, sin embargo, que la emoción juega un papel vital en nuestra vida. Si aceptamos que la verdad es relacional, entonces tiene que incluir componentes emotivos. Antonio Damasio, en Descartes’ Error: Emotion, Reason, and the Human Brain (New York: Avon Books, 1994) propone, en efecto, que el cerebro humano no permite la averiguación racional sin involucrar los centros emocionales del cerebro.
  7. Asimismo, ¿es posible forzar las evidencias? Mediante golpes persistentes, ¿podríamos metafóricamente meter una estaca cuadrada en un agujero redondo?
  8. De manera similar, podemos reconocer las limitaciones en otras posiciones. Popularidad: ¿Está la mayoría siempre en lo correcto? Hubo un momento cuando todos con excepción de ocho personas creyeron que jamás podía llover (1 Pedro 3:20). En otra ocasión, casi todos creían en la generación espontánea, hasta que Luis Pasteur (1822-1895) llevó a cabo sus experimentos que demostraron que la vida solo puede provenir de la vida. Si nos basamos en encuestas de opinión para confirmar la verdad, podemos correr el riesgo de seguir los caprichos de las masas o del grupo que hace más ruido. Instinto: Thomas Jefferson, como el autor principal de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, escribió que “todos los hombres son creados iguales” (1776) y llamó a esa idea “obvia”. El concepto, sin embargo, no era obvio de la misma manera para el rey Jorge de Inglaterra aun para el mismo Jefferson, que era amo de esclavos. Un problema más profundo del enfoque “sigue tu corazón” es que Jeremías describe que nuestros corazones son por naturaleza engañosos e inclinados al error (Jeremías 17:9). ¿De qué manera, entonces, pueden nuestros instintos constituir una guía infalible? Pragmatismo: Algo puede en efecto funcionar bien, pero, ¿es necesariamente correcto solo porque funciona? Aunque la publicidad engañosa puede resultar efectiva, al menos en términos de ventas a corto plazo, eso no significa que es aceptable. Lógica: En un silogismo, la veracidad de la conclusión depende de la veracidad de las premisas, que a menudo son difíciles, si no imposibles de probar. Sin la seguridad de que nuestras presuposiciones son verdaderas, la lógica podría llegar a ser una manera de equivocarse con confianza. Por el contrario, solo porque algo no parezca lógico (quizá porque no lo entendemos), esto no impide que sea verdad. Las Escrituras, por ejemplo, presentan afirmaciones que parecen desafiar la lógica humana: “Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:10). “Como si no tuviéramos nada, pero poseyéndolo todo” (2 Corintios 6:10, NVI). “Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio la salvará” (Marcos 8:35, NVI).
  9. “No, Señor, no lo conocemos —dijo Tomás—. No tenemos ni idea de adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino?” (Juan 14:5, NTV). Citado de La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.
  10. La Biblia, por ejemplo, habla positivamente sobre varios de estos criterios: La Tradición: Pregunta a las generaciones pasadas; averigua lo que descubrieron sus padres” (Job 8:8, NVI). La Popularidad: Donde no hay dirección sabia, el pueblo cae; la seguridad está en los muchos consejeros” (Proverbios 11:14; también 15:22). La Lógica: “Pero [Jesús], respondiendo, les dijo: ‘Cuando anochece, decís: “Hará buen tiempo, porque el cielo está rojo.” Y por la mañana: “Hoy habrá tempestad, porque el cielo está rojo y nublado.”’ ¡Hipócritas, que sabéis distinguir el aspecto del cielo, pero las señales de los tiempos no podéis distinguir!” (Mateo 16:2, 3; también 10:29, 31; y Hechos 18:4). La Coherencia: “Estos eran de sentimientos más nobles que los de Tesalónica, de modo que recibieron el mensaje con toda avidez y todos los días examinaban las Escrituras para ver si era verdad lo que se les anunciaba” (Hechos 17:11, NVI).
  11. En este enfoque de la Teoría de Correspondencia o Empírica, las afirmaciones de la verdad son comparadas con la evidencia de realidad, al menos como la percibimos. En una encuesta de filosofía a miembros del personal y doctores realizada en 2009, por ejemplo, el 48,9 por ciento de los 1803 encuestados aceptaron o se inclinaron por la Teoría de la Correspondencia, en oposición al 23 por ciento que optaron por la Deflacionaria, el 10,9 por ciento hacia la Epistémica, y el 17,2 por ciento hacia otras teorías de verdad (https://philpapers.org/surveys/results.pl .
  12. Números 13 y 14 describe una situación en la cual doce personas efectuaron una revisión de la misma evidencia, pero dos de ellas llegaron a una conclusión completamente diferente de las otras diez.
  13. Karl Popper, uno de los grandes filósofos de la ciencia en el siglo XX, sostuvo que solo se pueden afirmar pruebas si un experimento es repetido un número infinito de veces bajo todas las circunstancias posibles. En The Logic of Scientific Discovery (London: Routledge, 1992), página 32, Popper declaró: “El juego de la ciencia es, en principio, algo sin fin. El que decide un día que las declaraciones científicas no requieren de pruebas adicionales, y de que pueden ser consideradas finalmente verificadas, se retira del juego”. Véase también la discusión de Popper sobre los cisnes blancos y los cisnes negros en la página 33 y 83. Disponible en http://s-f-walker.org.uk/pubsebooks/pdfs/popper-logic-scientific-discovery.pdf. La conclusión es que la certeza de toda proposición es simplemente inalcanzable desde la perspectiva humana. Los investigadores hablan de esta manera en términos de posibilidades y probabilidades.
  14. Véase Éxodo 34:6; Deuteronomio 32:4; Salmos 31:5; y Salmos 25:10.
  15. También Hebreos 13:8. Necesitamos tener cuidado, sin embargo, al afirmar que Dios no cambia para que no lo veamos como alguien que está trabado en la infinidad, inmóvil ante las circunstancias que podríamos experimentar. Por el contrario, él fue alcanzado por nuestras debilidades (véase Hebreos 4:15). Aunque esto puede resultar difícil de comprender para nosotros, la inmutabilidad de Dios y su inmanencia son coexistentes.
  16. En consecuencia, los seres humanos no pueden destruir la Verdad. Solo podemos escoger aceptar o rechazar la verdad de Dios. El hecho de que la Verdad no pueda ser destruida también indica que los que la han aceptado no necesitan cambiar a modo de crisis, simplemente porque la Verdad sea atacada.
  17. Por ejemplo, Salmos 100:5 expresa que la Verdad de Dios dura “por todas las generaciones”. Esto no significa que la aplicación de la verdad no puede variar dependiendo del contexto, sino más bien que la verdad, en su principio, es universal. Si visitáramos Asia, por ejemplo, se esperaría que nos quitáramos los zapatos antes de entrar a un lugar sagrado. En algunos otros lugares, sin embargo, quitarse los zapatos en un culto de la iglesia podría ser considerado inapropiado. ¿Cuál es la posición correcta? Ambas son expresiones contextualizadas del mismo principio, a saber, que uno debería mostrar reverencia a Dios. De manera similar, la investigación podría ayudar a identificar las teorías abarcantes, pero la aplicación de esos principios, según se ve en los hallazgos de un estudio, podría sugerir una variación dependiendo del tiempo, el lugar y la población.
  18. Cuando pensé para saber esto”, escribió David, “fue duro trabajo para mí” (Salmos 73:16).
  19. De manera similar, cuando el profeta Daniel recibió una visión relacionada con los 2300 días hasta que el santuario fuera purificado (Daniel 8:14), se sintió sumamente atribulado. “Yo, Daniel, quedé quebrantado, y estuve enfermo algunos días […]. Estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía” (8:27). Al investigar otros períodos de tiempo de las Escrituras, se encontró con el período de setenta años de la cautividad judía que fue predicho por el profeta Jeremías (9:1-3). Esto produjo una mayor consternación, dado que parecía que el período de cautividad habría de ser extendido grandemente (sobre la base del principio de día por año), y esto llevó a Daniel a su oración de arrepentimiento corporativo (9:4-19). En respuesta a esa oración, el ángel Gabriel, que le había hablado de los 2300 días, regresó y le dijo: “Daniel, ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento […]. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión” (9:22, 23). Entonces Gabriel le habló una vez más de períodos de tiempo. En total, esto significa que la comprensión humana de la verdad puede ser progresiva.
  20. Pensemos, por ejemplo, en la creencia de que la Tierra es el centro del universo. El modelo geocéntrico fue la explicación dominante del cosmos en muchas, si no en la mayoría, de las civilizaciones antiguas, y fue defendida por Platón, Aristóteles y Ptolomeo, entre otros. Copérnico brindó el primer desafío serio al modelo centrado en la Tierra cuando publicó su obra On the Revolutions of the Heavenly Spheres en 1543, proponiendo que los planetas, incluida la Tierra, giraba alrededor del sol. Los cristianos, en su mayoría, habían aceptado el omnipresente modelo geocéntrico y respaldaban esa postura con ciertos pasajes bíblicos (por ej., Josué 10:12, 13; Habacuc 3:11, 12; Salmos 19:4-6; Eclesiastés 1:5). En efecto, cuando se propuso la teoría de Copérnico, se sostuvo que esa perspectiva contradecía las Escrituras o, más exactamente, la interpretación errónea construida de las Escrituras [véase Barry Brundell, “The New Atheism: Some Pre-history”, Compass 47:4 (Verano 2013): 30-35].
  21. Más allá de lo desconocido que tocan la circunferencia de nuestro círculo de conocimiento, ni siquiera sabemos lo que no sabemos.
  22. El concepto de que “toda verdad es verdad de Dios” fue destacado por Frank Gaebelein en The Pattern of God's Truth: The Integration of Faith and Learning (Chicago: Moody Press, 1954) y defendido por Arthur Holmes en All Truth Is God’s Truth (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1977). San Agustín, sin embargo, había apoyado ya antes esa idea en su obra On Christian Doctrine (Whitefish, Mont.: Kessinger Publishing, LLC, 2010), capítulo 18): “Que todo cristiano bueno y verdadero comprenda que doquiera se halle la verdad, esta pertenece a su Maestro”.
  23. Las declaraciones bíblicas relacionadas con el engaño y la representación errónea se expresan primero en el contexto del árbol del conocimiento del bien y del mal (Génesis 2:16, 17; 3:4), y culminan con la destrucción de Satanás, el archienemigo (Apocalipsis 20:3).
  24. La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® © 1999, 2015 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.
  25. La revelación divina incluye tanto la revelación especial (las Escrituras) como la revelación general (las obras creadas de Dios). En consecuencia, tanto las Escrituras como la creación (que incluye a los seres humanos) son avenidas usadas intencionalmente por Dios para comunicar la verdad (véase, por ejemplo, la discusión de la revelación tanto general como especial en el Salmo 19). Deberíamos notar, sin embargo, que el propósito primario de la revelación de Dios por medio de la naturaleza fue transmitir el conocimiento sobre sí mismo y su plan para la creación. “Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmos 19:1; también Salmos 97:6; Hechos 14:15-17). Dios ha colocado suficientes evidencias en sus obras creadas para que cualquier persona, independientemente de su capacitación o experiencia, pueda adquirir la comprensión fundamental de Dios: “Lo invisible de él, su eterno poder y su deidad, se hace claramente visible desde la creación del mundo y se puede discernir por medio de las cosas hechas. Por lo tanto, no tienen excusa” (Romanos 1:20).
  26. Anselmo, en el Proslogion, expresa, “no busco comprender para llegar a creer; pero creo para llegar a comprender. Por eso también creo, a saber, porque a menos que crea no podrá comprender” (Biblioteca Sacra, 8:537). En consecuencia, todas las personas viven por la fe, independientemente de su cosmovisión, dado que siempre hay presuposiciones fundamentales que no pueden ser probadas por la razón, la investigación o la reflexión hasta el punto de la certeza. La cuestión, en último término, es en qué, o en quién, colocaremos nuestra fe.
  27. La afirmación de la esclava, “¡Estos hombres son siervos del Dios Altísimo! Ellos os anuncian el camino de salvación” (Hechos 16:17) era verdadera. ¿Por qué, entonces, Pablo pronunció una reprensión? Simplemente porque el diablo estaba procurando distorsionar la Verdad de Dios. Los habitantes de Filipos conocían bien a esta mujer: ella “daba gran ganancia a sus amos, adivinando” (vers. 16). Dado que la mujer parecía conocer a estos extranjeros y estuvo brindándoles servicios de promoción gratuitos “por muchos días” (vers. 18), las personas podían concluir erróneamente que pertenecían al mismo cometido.
  28. Véase 1 Juan 5:6 y 1 Corintios 2:6-16.
  29. También Proverbios 15:22 y 2 Pedro 1:20.
  30. Elena G. White, El otro poder (Buenos Aires: Asoc. Casa Editora Sudamericana, 1996) 35.