Aunque la Biblia no es un libro de texto de metodología de investigación, establece un fundamento que puede permitirnos llevarla a cabo desde una perspectiva bíblica-cristiana. Las Escrituras no solo brindan ejemplos de individuos que participaron en actividades centrales de investigación, sino que también describe elementos claves de varios tipos, a la vez que destaca varios de sus principios.

Podemos definir la investigación como un análisis resuelto y sistemático que busca contribuir al progreso del conocimiento y el entendimiento. Aunque en el ámbito académico se ha visto casi exclusivamente como una función de la educación superior, la investigación ha sido definida en tiempos más recientes como pertinente y necesaria para los estudiantes de todos los niveles,1 en particular en términos de ayudarlos a comprender y experimentar los elementos centrales de la búsqueda científica.

Esta perspectiva es particularmente apropiada en el caso de la educación adventista. Elena G. de White, quien escribió prolíficamente sobre el tema de la educación adventista expresando que “en vez de restringir su estudio a lo que los hombres han dicho o escrito, los estudiantes deben ser dirigidos a las fuentes de la verdad, a los vastos campos abiertos, a la investigación en la naturaleza y en la revelación”.2

Ejemplos de investigación

A lo largo de la Biblia, se describe a varias entidades vinculadas con la investigación. El Espíritu Santo, por ejemplo, lleva a cabo un análisis profundo. Siendo el Espíritu, parte integrante de la Deidad, conoce ciertamente todas las cosas,3 Pablo también escribió: “Fue a nosotros a quienes Dios reveló esas cosas por medio de su Espíritu. Pues su Espíritu investiga todo a fondo y nos muestra los secretos profundos de Dios” (1 Corintios 2:10, NTV).4 Aunque no quede totalmente claro por qué un ser omnisciente participa de la investigación, quizá la examinación que hace el Espíritu Santo de todas las cosas tiene que ver más con la manera en que transmite con mayor efectividad los aspectos de ese profundo conocimiento a otros, lo que en sí mismo es una fase importante del proceso de investigación.

El Antiguo Testamento también menciona que los seres humanos llevan a cabo o propugnan actividades de investigación. El patriarca Job expresó: “Padre era para los necesitados, y examinaba la causa que no conocía(Job 29:16, LBLA).5 Parece ser que la capacidad de Job de responder adecuadamente a las necesidades de los demás se basó en la investigación, en buscar cómo saber y comprender los hechos de cada caso.

Al considerar “los días desde el principio, los años pasados, (declaró David), me acordaba de mis cánticos de noche; meditaba en mi corazón y mi espíritu inquiría” (Salmos 77:5-6, NRV95).6 David parece indicar que, en el proceso de efectuar una investigación, él reveló el conocimiento existente, incluyendo quizá su propia experiencia previa, en un intento por hallar sentido en las situaciones de la vida. Bajo la influencia quizá de su padre, Salomón tenía la investigación en alta estima, declarando que es “gloria de los reyes investigarlo [un asunto]” (Proverbios 25:2, NVI). Asimismo, Salomón llevó a cabo su propia investigación, declarando: “Volví entonces mi atención hacia el conocimiento, para investigar e indagar acerca de la sabiduría y la razón de las cosas” (Eclesiastés 7:25).7

Quizá uno podría esperar que un profeta, habiendo sido un canal directo de la verdad divina, no requeriría el rigor de la investigación. El apóstol Pedro, sin embargo, observó: “Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación” (1 Pedro 1:10, NVR95). El profeta Daniel es un ejemplo en cuestión. Cuando recibió una visión donde se le indicó: “Hasta 2300 tardes y mañanas; luego el santuario será purificado”, Daniel quedó perplejo respecto del significado de este período de tiempo. “Estaba espantado a causa de la visión”, informó. “No la entendía” (Daniel 8:14, 27). En un intento por resolver el misterio, Daniel analizó documentos históricos. Entonces informó: “Yo, Daniel, estaba estudiando en el libro del profeta Jeremías acerca de los setenta años que debían pasar para que se cumpliera la ruina de Jerusalén, según el Señor se lo había dicho al profeta” (Daniel 9:2, DHH).8

En términos más amplios, los cristianos tienen que participar en la recolección de datos, los análisis cuidadosos y la formulación de conclusiones sólidas. “Sometan todo a prueba –escribe Pablo– aférrense a lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21). Esto armoniza con uno de los principales propósitos de la investigación: discernir lo que es apropiado y de valor, para distinguir la verdad del error.

En el Nuevo Testamento, los creyentes de Tesalónica escucharon a Pablo y estuvieron listos para aceptar lo que él enseñaba. En Berea, sin embargo, los seguidores de Cristo no aceptaron simplemente las cuestiones tal cual se las presentaron, sino que probaron las enseñanzas de Pablo según la norma de las Escrituras existentes, una comparación de datos nuevos con el conocimiento que ya existía. El autor de los Hechos halló que ese enfoque era digno de alabanza, notando, que “estos eran de sentimientos más nobles que los de Tesalónica, de modo que recibieron el mensaje con toda avidez y todos los días examinaban las Escrituras para ver si era verdad lo que se les anunciaba” (Hechos 17:11).

En términos más amplios, los cristianos tienen que participar en la recolección de datos, los análisis cuidadosos y la formulación de conclusiones sólidas. “Sometan todo a prueba –escribe Pablo– aférrense a lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21).9 Esto armoniza con uno de los principales propósitos de la investigación: discernir lo que es apropiado y de valor, para distinguir la verdad del error.

Tipos de investigación

Además de los casos de individuos involucrados en actividades relacionadas con la investigación, la Biblia documenta diversos enfoques de la investigación, lo que incluye aspectos de las metodologías histórica, descriptiva, cuasiexperimental y cualitativa.

El enfoque histórico. En el canon bíblico, el Evangelio de Lucas y el libro de los Hechos de los Apóstoles parecen haber sido el resultado de la investigación histórica. Este conjunto de dos volúmenes fue escrito por un médico, Lucas, y presentado a un individuo al que se dirige como “excelentísimo Teófilo” (Lucas 1:3; Hechos 1:1), probablemente una persona que ocupaba un cargo prominente en la sociedad romana.10 En su introducción al primer volumen, Lucas observó que “muchos han intentado hacer un relato de las cosas que se han cumplido entre nosotros, tal y como nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos presenciales. Entonces añadió: “Por lo tanto, yo también […], habiendo investigado todo esto con esmero desde su origen, he decidido escribírtelo ordenadamente, para que llegues a tener plena seguridad de lo que te enseñaron” (Lucas 1:1-4). Note que en estas declaraciones, Lucas destaca el uso de fuentes primarias y la presentación organizada de los hallazgos.

Aunque Salomón tenía intereses amplios, lo que incluía “las plantas, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que crece en los muros”, como así también “las bestias y las aves, los reptiles y los peces” (1 Reyes 4:33), una parte de sus tres mil proverbios (vers. 32) puede haber resultado de la investigación histórica. Eclesiastés señala: “Además de ser sabio, el Maestro impartió conocimientos a la gente. Ponderó, investigó y ordenó muchísimos proverbios” (Eclesiastés 12:9).11

En el Nuevo Testamento, el escritor del Libro de Hebreos parece haber conducido una revisión de la historia del Antiguo Testamento. En el capítulo 11, comenzando con Abel, el autor presenta un análisis múltiple de la vida de diez individuos, concluyendo que la fe era un tema recurrente en la experiencia de cada persona. (Hebreos 11:39).12

El enfoque descriptivo. La Biblia documenta un enfoque descriptivo de la investigación. Cuando Moisés envió representantes de las doce tribus para investigar la tierra de Canaán, los dirigió diciéndoles: “Suban por el Néguev, hasta llegar a la montaña. Exploren el país” (Números 13:17, 18). Esta declaración podría ser vista como definitoria de las delimitaciones y el propósito del estudio.

Entonces Moisés instruyó a estos individuos diciéndoles: “Exploren el país, y fíjense cómo son sus habitantes, si son fuertes o débiles, muchos o pocos. Averigüen si la tierra en que viven es buena o mala, y si sus ciudades son abiertas o amuralladas. Examinen el terreno, y vean si es fértil o estéril, y si tiene árboles o no” (Números 13:18-20). Estos aspectos, las características de los habitantes, los pueblos, la tierra y la vegetación, fueron las facetas o variables del estudio.

Moisés concluyó la lista de requerimientos para los espías pidiéndoles a quienes llevaran a cabo el estudio tenían que recolectar una muestra: “Traigan algunos frutos del país” (vers. 20). Todo esto, como un enfoque bien diseñado de la investigación descriptiva. Y de paso, como lo ilustra aún más el caso, es necesario interpretar los datos. Según lo evidenció el informe del equipo, varios investigadores pueden efectuar una revisión de los mismos datos y sin embargo alcanzar conclusiones sumamente diferentes, dependiendo cuáles sean sus suposiciones y cosmovisión (véase Números 13:26-33).

El enfoque cuasiexperimental. El libro de Daniel presenta lo que puede haber sido uno de los ejemplos más tempranos de un enfoque cuasiexperimental de la investigación, un diseño de prueba posterior de factor único.13

Al enfrentarse al régimen alimentario del rey Nabucodonosor, Daniel y tres estudiantes amigos, en la Universidad Real de Babilonia, propusieron un estudio comparativo. En primer lugar, establecieron el protocolo de investigación: “Por favor, haz con tus siervos una prueba de diez días. Danos de comer solo verduras, y de beber solo agua. Pasado ese tiempo, compara nuestro semblante con el de los jóvenes que se alimentan con la comida real, y procede de acuerdo con lo que veas en nosotros” (Daniel 1:12, 13). La variable independiente era el tipo de dieta, en dos niveles: comida simple, en contraste con la comida real. Daniel y sus tres amigos formaron el grupo experimental, mientras que los “demás jóvenes” fueron el grupo control. La prueba fue una cuestión de diferencia. Como resultado del estudio, se produjeron hallazgos y conclusiones (véase Daniel 1:14-16).

De hecho, el estudio parece haber incluido un componente longitudinal. Tres años después, cuando los estudiantes rindieron un examen abarcador, se halló que Daniel y sus tres amigos eran diez veces más sabios que los magos del reino (Daniel 1:20) ―un grupo, incidentalmente, que incluía a sus instructores.

El enfoque cualitativo. Además de los ejemplos de investigaciones históricas, descriptivas y cuasiexperimentales, la Biblia también presenta ejemplos de investigación naturalista. Lucas, por ejemplo, llegó a ser un observador participante de los viajes misioneros de Pablo, reportando eventos que él experimentó. Note la transición de la primera persona en Troas y Filipos, y entonces, varios años después, de Filipos hasta llegar a Roma (véase Hechos 16:10-40; y de Hechos 20:6 en adelante).14

Se pueden hallar casos de observación directa, cuando Pedro y Juan examinan la tumba donde Jesús había sido sepultado (Juan 20:1-8), la observación que hizo Gedeón del vellón seco y mojado (Jueces 6:36-40), y la inspección nocturna que hizo Nehemías de las ruinas de Jerusalén, corroborando información recibida por entrevista (Nehemías 1:2, 3; 2:11-17). Durante su ministerio, Jesús destacó que las personas harían predicciones basadas en observaciones cualitativas de fenómenos naturales, pero no aplicarían un proceso similar a las “señales de los tiempos” (Mateo 16:2-4).15

Como se ha destacado, los bereanos triangularon lo que habían escuchado con el análisis documental (Hechos 17:11). Esta verificación de fuentes de datos encaja bien con el mandato bíblico de que una cuestión es establecida con evidencias de parte de dos o tres testigos.16 Aun el testimonio de los apóstoles se basó en la triangulación de lo que ellos habían visto y oído (Hechos 4:20).

Principios de investigación

Además de hacer referencia a diversos enfoques, la Biblia destaca conceptos claves de la investigación. Entre otros, estos incluyen los siguientes principios:

La investigación está ligada al descubrimiento. Jesús habló de esta relación cuando dijo: “Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán” (Mateo 7:7). Si bien un espíritu de curiosidad es una característica clave de la investigación,17 el proceso de investigación en sí mismo requiere de una inversión de esfuerzo personal. Salomón remarcó: “si la buscas [a la sabiduría] como si fuera plata y la examinas como a un tesoro, entonces […] hallarás el conocimiento de Dios” (Proverbios 2:4, 5, NRV95).

La investigación aumenta sobre los conocimientos previos. Bildad el sufita, por ejemplo, aconsejó: “Pregunta a las generaciones pasadas; averigua lo que descubrieron sus padres” (Job 8:8). De manera similar, Pablo escribió: “todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos” (Romanos 15:4).18

Mientras Daniel analizaba el amplio espectro de la historia, un ángel le dijo que un aumento del conocimiento sería una característica definitoria del “tiempo del fin” (Daniel 12:4), sugiriendo un incremento de la investigación en los tiempos en que vivimos.

La investigación encuentra limitaciones. Hay cuestiones que trascienden la capacidad de investigación: El libro de Job pregunta: “¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás a la perfección del Todopoderoso?” (Job 11:7, NRV95; véase también Deuteronomio 29:29). Dios mismo nos recuerda: “Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos […]. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!” (Isaías 55:8, 9). Parte del problema es que vemos “por espejo, oscuramente”, y que solo sabemos “en parte” (1 Corintios 13:12, NRV95). Más allá de esos factores limitantes, sin embargo, hay cuestiones que simplemente “ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido” (1 Corintios 2:9), preguntas sobre las cuales aún los mejores designios pueden quedar cortos.

La investigación puede influir sobre la toma de decisiones y guiar la práctica. Cuando David necesitaba hallar un personal calificado, “se investigó el registro genealógico de los descendientes de Hebrón, y se encontró que en Jazer de Galaad había entre ellos hombres valientes”. David entonces colocó a esos individuos en “la administración de las tribus de Rubén y Gad y de la media tribu de Manasés, en todos los asuntos relacionados con Dios y con el rey” (1 Crónicas 26:31-32). En otro ejemplo, Moisés advirtió que si, al entrar a Canaán, se suscitaban rumores de que algunos israelitas habían comenzado a adorar a los dioses paganos, la investigación debía preceder a la acción. “En tales casos, analiza los hechos cuidadosamente” (Deuteronomio 13:14, NTV).19 Solo si se descubría que el informe era verdadero se debía llevar a cabo una determinada acción.20

Por último, parece que la investigación es una directiva divina.21 Jesús declaró que todo discípulo del reino de los cielos es como “el dueño de una casa, que de lo que tiene guardado saca tesoros nuevos y viejos” (Mateo 13:52). Aunque todo lo que procede del depósito tiene valor, algunos de sus tesoros son conocimientos nuevos, quizá como resultado de la investigación. Salomón también implica que la investigación conlleva un respaldo divino. Después de declarar: “Me entregué de corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo”, Salomón añadió: “Este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres para que se ocupen en él” (Eclesiastés 1:13, NRV95). Dicho tal vez de otro modo, Dios nos ha dado la difícil tarea de la investigación, con la intención de que participemos activamente de ella.

Conclusión

Hemos examinado brevemente algunas ejemplos, enfoques y principios de investigación que hallamos en las Escrituras. Mientras Daniel analizaba el amplio espectro de la historia, un ángel le dijo que un aumento del conocimiento sería una característica definitoria del “tiempo del fin” (Daniel 12:4), sugiriendo un incremento de la investigación en los tiempos en que vivimos.

Dado el papel que juega la investigación en la sociedad contemporánea y la práctica educacional, y vinculado con la perspectiva de que todas las actividades tienen que ser llevadas a cabo desde un marco de referencia cristiano (1 Corintios 10:31; Colosenses 3:17), un análisis de la investigación desde la perspectiva de las Escrituras puede servir de punto de partida al permitir que los estudiantes vean la investigación como una herramienta valiosa para descubrir la verdad de Dios, o para resumir el concepto fundacional en palabras de Elena G. de White: “Para comprender la verdad de Dios, se necesita una investigación profunda”.22


Este artículo ha sido sometido a una revisión de pares.

John Wesley Taylor V

John Wesley Taylor V, PhD, EdD, ha sido director asociado de Educación de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día desde 2010. Obtuvo un Doctorado en Educación (PhD) de la Universidad de Andrews y un Doctorado en Educación (EdD) en Psicología Educativa en la Universidad de Virginia (Charlottsville, Virginia). Este artículo se basa en una presentación en una Conferencia sobre Identidad Adventista, del 13 al 15 de octubre de 2022, en la Universidad de Andrews. El correo electrónico del Dr. Taylor es [email protected].

Citación recomendada:

John Wesley Taylor V, “Una perspectiva bíblica de la investigación”, Revista de educación adventista 2019. Disponible en https://www.journalofadventisteducation.org/es/2019.81.3.2.

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. Véase, por ejemplo, Pamela Fraser-Abder, Teaching Emerging Scientists: Fostering Scientific Inquiry With Diverse Learners in Grades K-2 (New York: Pearson, 2010); Douglas Llewellyn, Inquire Within: Implementing Inquiry-based Science Standards in Grades 3-8 (Thousand Oaks, Calif.: Sage Publications, 2014); __________, Teaching High School Science Through Inquiry and Argumentation (Thousand Oaks, Calif.: Sage Publications, 2012); National Research Council, A Framework for K–12 Science Education: Practices, Crosscutting Concepts, and Core Ideas (Washington, D.C.: National Academy Press, 2012).
  2. Elena G. White, La educación (Buenos Aires: Asoc. Casa Editora Sudamericana, 1998), 17.
  3. Véase, por ejemplo, Job 21:22; Salmos 139; 147:4, 5; Isaías 40:13, 14, 28; Hechos 15:18; Romanos 11:33; Hebreos 4:13; 1 Juan 3:20.
  4. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.
  5. La Biblia de las Américas, © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation.® Quedan reservados en todos los países los derechos de reproducción y adaptación.
  6. La Santa Biblia, versión Reina-Valera 95® © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Usada con autorización.
  7. A menos que se indique lo contrario, todos los textos bíblicos de este artículo han sido tomados de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® © 1999, 2015 por Bíblica, Inc.® Usado con permiso de Bíblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.
  8. Dios habla hoy®, Tercera edición © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996. Usada con autorización.
  9. Debería destacarse que Pablo no expresa que tenemos que ingerir todo, sino más bien que todo debería ser examinado. En el ámbito físico, por ejemplo, la bondad de algunas cosas puede verse predeterminada por la vista o el olfato. El concepto clave parece ser que, aunque todas las cosas deberían estar sujetas a análisis, no todo lo que examinamos necesita ser asimilado.
  10. Lucas registra el uso que hace Pablo de la frase “excelentísimo” al dirigirse a los gobernadores romanos Félix y Festo. Véase Hechos 24:3 y 26:25.
  11. Véase también Eclesiastés 1:10, donde el autor declara: “Hay quien llega a decir: ‘¡Mira que esto sí es una novedad!’ Pero eso ya existía desde siempre, entre aquellos que nos precedieron”.
  12. Otros ejemplos de investigación histórica incluyen el descubrimiento del libro perdido de la ley durante el reinado de Josías (2 Reyes 22, 23; 2 Crónicas 34), como así también el requerimiento de los sacerdotes a Nicodemo: “Respondieron y le dijeron: ‘¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado un profeta’” (Juan 7:52, NRV95). Incidentalmente, el profeta Jonás era de Gath Hepher, un pueblo en Galilea (2 Reyes 14:25). Los pasajes bíblicos que parecen aludir a aspectos de la investigación histórica incluyen Salmos 87:6; Isaías 28:10; y Romanos 15:4.
  13. Puede hallarse una explicación de cómo usar este ejemplo como la base de una actividad de una clase de investigación en una monografía preparada para el 35° Seminario Internacional de Fe y Enseñanza (2007) por Nicceta Davis, titulado: “The Bible and Research: Reflections for the Christian Researcher” [La Biblia y la investigación: Reflexiones para el investigador cristiano]. Puede accederse a la monografía en http://christintheclassroom.org/vol_35a/35a-cc_037-056.pdf.
  14. La invitación de David de experimentar la bondad de Dios también parece indicar que el investigador es un instrumento: “Gustad y ved que es bueno Jehová. ¡Bienaventurado el hombre que confía en él!” (Salmos 34:8, NKJV). Gustar, en particular, es algo directo, personal e íntimo. Note también que el resultado busca establecer que Dios es digno de confianza, otro constructo clave de la investigación cualitativa. Eva, junto al árbol del conocimiento del bien y del mal (Génesis 3), podría ser un ejemplo adicional de investigación basada en la experiencia. Desafortunadamente, Adán y Eva aceptaron falsas presuposiciones y dudaron de la confiabilidad de Dios.
  15. Podemos hallar otro ejemplo en la instrucción de Jesús a los dos discípulos de Juan el Bautista, que le habían llevado la pregunta a Juan: “¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?” Mientras aguardaban allí la respuesta de Jesús, él les dijo: “Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienen lepra son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas” (Lucas 7:18-22).
  16. Véase, por ejemplo, Deuteronomio 17:6; 19:15; Mateo 18:16; 2 Corintios 13:1; 1 Timoteo 5:19; Hebreos 10:28.
  17. Algunos ejemplos bíblicos de un espíritu de investigación y curiosidad incluyen a Moisés y la zarza ardiente (Éxodo 3:2, 3), el deseo de Herodes de encontrarse con Jesús (Lucas 9:9; 23:8), la búsqueda de los atenienses por conocimiento nuevo (Hechos 17:19-21), y el deseo de la multitud de ver a Lázaro, a quien Jesús había levantado de los muertos (Juan 12:9). Véase también Génesis 32:29; Jueces 13:17, 18; Daniel 12:8, 9; Mateo 24:3; Lucas 13:23; Juan 3:4; 12:20, 21; y Hechos 1:6, 7.
  18. Véase igualmente Deuteronomio 4:32; 32:7; Salmos 44:1; 78:3; 1 Corintios 10:11.
  19. Samuel Henry Hooke (trad.), The Bible in Basic English (Londres: Cambridge Press, 1965).
  20. Otro ejemplo puede presentarse en el libro de Esther. Aunque no es técnicamente una investigación, la revisión que hace Asuero del libro de las crónicas del reunió sacó a luz el hecho de que cuando dos funcionarios del rey habían conspirado para asesinar al rey, Mardoqueo, que había descubierto el complot y salvado la vida del rey, no había sido reconocido debidamente (véase Esther 6). Más allá del hecho de que la investigación y las noches desvelado parecen ir juntas, el evento destaca el concepto de actividades asociadas con la investigación que pueden contribuir a cambios de políticas y, en último término, tener un impacto sobre la vida de las personas.
  21. Por cierto, puede que haya otros principios de las Escrituras que se aplican a la investigación. Estos pueden incluir: la ética en la investigación (Mateo 7:12), cuán apropiado es el tema (Números 1 y 2; 1 Crónicas 21; Salmos 64:6), el cuidado en el uso de los recursos (Jeremías 8:8; Mateo 4:6, 7; Apocalipsis 22:18, 19), la comprobación de una hipótesis (Malaquías 3:10; 1 Juan 4:1), y la redacción de los resultados (Habacuc 2:2).
  22. Elena G. White, “Imperative Necessity of Searching for Truth,” The Advent Review and Sabbath Herald 69:45 (15 de noviembre de 1892): 706, 707. De manera similar, White también expresa: “La Biblia requiere reflexión y escudriñamiento con oración” (“Timothy”, The Youth’s Instructor 1852-1914 [Silver Spring, Md.: Ellen G. White Estate, Inc., 2017], 977). “La investigación científica abre ante la mente vastos campos de pensamiento e información, capacitándonos para ver a Dios en sus obras creadas”, The Signs of the Times 26:11 (14 de marzo de 1900).