Perspectivas | Duane Covrig

El trabajo moral de las juntas escolares

Un miembro de la junta escucha rumores que el maestro de educación física está usando lenguaje inapropiado en eventos deportivos de la escuela. Un maestro de educación primaria con dos estudiantes de una familia indocumentada le pide al presidente de la junta cómo puede la escuela ayudar a estas familias a protegerse de los “problemas” de inmigración. Un conserje presenta evidencias a los miembros de la junta que un maestro bebe alcohol y quiere saber qué se hará al respecto.

Estos problemas tienen implicaciones políticas y legales para las escuelas Adventistas del Séptimo Día. También afectan las relaciones y las decisiones de empleo. Todo esto plantea problemas morales. Los miembros de la junta escolar deben entonces entrar en la contienda creada por estos problemas para ayudar a crear escuelas confiables y solidarias. Pueden aprender a ejecutar sus responsabilidades (fiscales, legales y relacionales) y tomar buenas decisiones, crear una cultura escolar positiva y aumentar la comprensión y sabia aplicación de los principios éticos. Esto conlleva al desarrollo moral: desde el simple cumplimiento hasta la mayor cooperación legal y regulatoria con las autoridades locales y los roles más avanzados en el liderazgo moral. Las juntas escolares pueden desarrollar su influencia en las escuelas y en sus comunidades.

Elena White asoció los problemas morales con la educación en su clásica declaración: “Los planes que se desarrollan y efectúan para la educación de nuestra juventud no son suficientemente amplios. Los jóvenes no debieran recibir una educación unilateral, sino que todas sus facultades deben recibir el mismo grado de atención. La filosofía moral, el estudio de las Escrituras y la cultura física deben combinarse con los cursos de estudio que se siguen en las escuelas. Toda facultad, física, mental y moral, necesita ser preparada, disciplinada y desarrollada para rendir el mayor grado de servicio”.1 Ya que las escuelas deben enseñar filosofía moral y ayudar a los estudiantes a lograr un desarrollo moral, los líderes de estas escuelas deberían desarrollar su propio aprendizaje moral. Este artículo revisa enfoques útiles para guiar a los miembros de la junta escolar al llevar a cabo el trabajo moral de su administración.

Principios básicos de ética

La ética y la moral trabajan para influenciar a las personas y a los grupos de personas (p. ej. organizaciones, comunidades o instituciones) para hacer lo correcto en el momento correcto de la manera correcta con las personas correctas para ayudar a los grupos correctos, y todo esto mientras cultivan los motivos propios. Lo correcto, mencionado repetidamente aquí no es simplemente un término técnico o de procedimiento. Para los adventistas también está alineado con los valores, las ideas y las enseñanzas cristianas.

Las palabras ética y moral a menudo se utilizan de forma indistinta, pero ética típicamente se refiere a la parte del pensamiento (la justificación) del trabajo moral mientras que moral es la parte de la aplicación (el comportamiento). Las juntas escolares deberían preocuparse por ambos. Deben estar listos para presentar sus decisiones y cambios de políticas en explicaciones basadas en la ética que ayude a otros a entender las justificaciones de sus elecciones. También necesitan estar listos para llevar a cabo visiones e ideales de forma pragmática. En otras palabras, deben tanto hablar, lo que ayuda a desarrollar el pensamiento moral, como actuar, que ayuda a implementar estas ideas para el cambio de comportamientos y que se logren los objetivos de la escuela.

El desarrollo ético y moral, en los individuos y en las comunidades, se facilita a través de interacciones complejas relacionadas con el desarrollo cognitivo y cultural, la inteligencia emocional, la madurez espiritual y la influencia social. Reconocer la interconexión y la interdependencia de la moral con estas otras áreas ayuda a entender por qué las citas de Elena White mencionadas anteriormente en este artículo hacen referencia a la necesidad de un “amplio” entendimiento. Las relaciones crean expectativas morales. Las expectativas morales protegen las relaciones y crean confianza y límites. El juzgar entre las expectativas morales y la fricción que surge de extralimitarse es un trabajo delicado que requiere tanto de moral como de liderazgo.

Hay muchas “voces” morales que los miembros de la junta deben aprender a escuchar, responder y con las que tienen que estar en diálogo constante mientras participan en la toma de decisiones.

Afortunadamente, los miembros de las juntas y los administradores de las escuelas Adventistas del Séptimo Día tienen muchos recursos disponibles para mejorar su desarrollo moral personal y su liderazgo moral común. Tienen principios y mandatos bíblicos, conocimiento moral que surge de las historias y las experiencias sociales, de las leyes locales y regionales y de las experiencias de trabajo o profesionales. Muchos de ellos tendrán códigos de ética de su experiencia profesional que puede ayudar a conformar la discusión de los problemas morales durante las juntas. Hay muchas “voces” morales que los miembros de la junta deben aprender a escuchar y responder y con las que tienen que estar en diálogo constante mientras participan en la toma de decisiones. El diálogo es la clave para crear una sabiduría moral común. Los presidentes de las juntas escolares inclinados al debate interrumpen y tienen un mayor riesgo de sacrificar el desarrollo moral común en su junta a cambio de una decisión rápida. Sí, las juntas escolares necesitan mantener un ritmo constante para procesar la agenda, pero el diálogo compartido (escuchar el razonamiento de las demás personas) es lo que más ayuda a cada miembro a crecer en sabiduría moral y permitir al grupo solidificar la visión moral común.

Una discusión franca y respetuosa de las ideas morales puede producir conflicto. El diálogo es el puente que tomamos para entender el pensamiento de la otra persona, pero puede que no nos guste lo que veamos cuando lleguemos allá. Esto nos lleva a retirarnos de la discusión para evitar conflictos o a intentar dominar el diálogo con enojo en un intento de suprimir el pensamiento de la otra persona. Sin embargo, los individuos sabios pueden utilizar el diálogo interpersonal para mejorar su desarrollo moral y cognitivo. Pueden recibir las ideas de otras personas como observaciones legítimas sobre lo que está pasando en el mundo. Es importante para el desarrollo de los demás, al igual que el propio, permitir que los individuos expliquen su pensamiento moral. Esto fortalece su voz moral y les permite compartir sus experiencias y preocupaciones. Sin embargo, lo más esencial es escuchar con respeto y el presidente de la junta debe reiterarlo. Cuando hacemos esto, reconociendo los puntos de vista y las experiencias de las demás personas, especialmente de aquellos que son diferentes a los nuestros (diferentes culturas, razas, generaciones, géneros, etc.), podemos expandir nuestro conocimiento, y si estamos dispuestos a permitirlo, esto nos llevaría a una mayor compasión y a la oportunidad de reconocer la validez de los diferentes puntos de vista. Yo siempre les recuerdo a mis estudiantes sobre Proverbios 8, donde el llamado a escuchar ocurre de forma repetida en el contexto de entender la sabiduría y sus formas. Mantener nuestra conversación moral que lleve a un consenso y a una visión compartida no es fácil, pero las ideas que se presentan a continuación pueden ayudar al lograr este objetivo.

Desarrollar la habilidad moral de la junta escolar

Si bien este artículo no puede cubrir todos los recursos disponibles para ayudar a las juntas escolares a aprender cómo involucrarse en el liderazgo moral, aquí hay siete áreas que vale la pena considerar para abordar la habilidad del crecimiento moral:

1. Leer y entender los códigos de ética para el personal y los miembros de la junta.

Muchos grupos profesionales y agencias estatales/provinciales han intentado listar, explicar e ilustrar los valores morales y los ideales éticos que requieren de sus profesionales. Leer estos códigos de ética es un punto de partida útil. Las juntas escolares deberían iniciar primero con lo que se espera moral y legalmente de los administradores de la escuela, los maestros, los psicólogos y los consejeros. Dado que los miembros de la junta son fieles servidores que buscan ayudar a estos profesionales, deberían saber cómo extenderles el llamado a trabajar y descubrir cómo la junta puede ayudar a crear un ambiente moral que ayude a cumplir con su llamado.

También deben leer el código de ética disponible para los miembros de las juntas escolares, tanto dentro como fuera del área de educación (véase el extracto de la División Norteamericana). Revisar estos periódicamente en las reuniones de la junta puede crear un útil recordatorio de la responsabilidad moral de los miembros de la junta.

2. Ver el trabajo moral como un funcionamiento en etapas.

El modelo de cuatro etapas de James Rests2 se ha usado y modificado por los últimos 30 años para ver el “ciclo de la vida” del trabajo moral. La primera es la sensibilidad a los problemas morales. Ser sensible o consciente de los problemas morales normalmente significa estar dispuesto a ver el impacto de los eventos, las declaraciones o acciones en el bienestar de los individuos y grupos. Los miembros de la junta pueden entrenarse para reconocer los problemas morales al mezclarse regularmente con sus comunidades y escuchar y observar sus inquietudes y desafíos. Las sensibilidades morales a menudo se revelan mediante el uso de frases como “esto me preocupa”, “esto no está bien”, “esto le afecta a los niños”, “esto parece injusto”, “espero…”, “mi sueño es…”. Buscar entender el dolor y las alegrías de los demás a menudo produce en nosotros un corazón más sensible.

Los miembros de la junta no son solo mayordomos de sus propias opiniones morales sino también de las de sus constituyentes. Esto requiere un profundo deseo de entender a los demás. Las visitas sistemáticas, las encuestas anónimas y otras herramientas de comunicación pueden ayudar a transformar señales “débiles” en una fuerte concientización. Las juntas deben tener cuidado con la hipersensibilidad y la posibilidad de que un idealismo excesivo pueda sabotear incluso el cambio gradual. Sin embargo, no deben ignorar ni el más leve gemido de sensibilidad moral para no desensibilizarse ante el cambio moral y desarrollo que Dios puede estar tratando de dar a su escuela o comunidad.

La segunda etapa es el juicio. Esta es la capacidad de reunir los susurros morales, el enojo, los puntos de vista y los sueños que giran alrededor de la escuela y discutirlos de manera realista como junta para evaluar un problema moral en forma sistemática. El juicio trata de pasar por un proceso de amor que acepta varios testigos pero que también desafía (e incluso cuestiona) esos puntos de vista con perspectivas alternas. Las juntas deben tener cuidado de evitar el juicio crítico, que no es lo mismo que el juicio justo. El crítico transita en generalidades y preconceptos y se apresura a tomar decisiones sin el debido proceso. El excelente libro de Cooper, Making Judgments Without Being Judgmental: Nurturing a Clear Mind and a Generous Heart3 [Emitir juicios sin juzgar: Promover una mente clara y un corazón generoso], explica la diferencia y proporciona excelentes estrategias para mejorar esta práctica.

El juicio crítico se muestra a sí mismo cuando las juntas toman decisiones apresuradas, cuando dejan que el chisme guíe su hablar o distorsionen la información, o cuando fomentan un espíritu poco afectuoso hacia quien creen que está equivocado. Las actitudes condenatorias son fáciles de ver, especialmente en comunidades cristianas con altos ideales.

El juicio cristiano evita la generalización excesiva. Se mantiene enfocado en los aspectos específicos de la situación que se discute y no se inclina para impugnar a los personajes involucrados. En 2018, el Presidente de la Corte Suprema de los Estados Unidos John Roberts explicó bien cómo los miembros del Tribunal evitan la división entre ellos al limitar las discusiones sobre el asunto en cuestión. Al enfocarse en un punto decisivo, en vez de intentar buscar un consenso moral más amplio, pueden hacer que la discordancia no cree actitudes críticas. Revisó su enfoque administrativo para emitir juicios, lo que puede ser útil para que los presidentes de la junta observen.4 Debido a que la comunidad adventista cree que Dios entró en la última etapa de su obra redentora de juicio en 1844, aquellos que formen parte de las juntas escolares en esta comunidad les servirá aprender cómo es que El hace Su obra y cómo debe guiar nuestro compromiso con el debido proceso en el juicio.

La tercera etapa es un compromiso a la acción. Esto involucra cultivar la motivación y el enfoque a la acción sobre una decisión. Mientras que las juntas institucionales deben evitar el juicio crítico, deben tomar una decisión. Aunque no son llamados a hacer el papel de Dios, los miembros de la junta son llamados a evaluar y emitir un juicio. Pablo reprendió a los corintios por no ejercer su obra de juicio al tomar medidas al tratar con prácticas sexuales en su congregación (1 Corintios 5 y 6). “¿No saben que aun a los ángeles juzgaremos? ¡Cuánto más los asuntos de esta vida!” (1 Corintios 6:3, NVI).5 Los miembros de la junta no deben evitar decisiones morales difíciles. Evitar hacer un juicio no es un acto de amor sino un acto de cobardía. La junta tendrá que participar humildemente en censurar, despedir, expulsar y realizar otros actos de disciplina incluso cuando estén comprometidos a aceptar la profunda motivación del amor y la verdad.

La etapa final es la de mantener un carácter y una cultura moral. Los individuos que cultivan los primeros tres pasos eventualmente adquieren un carácter, una inclinación o una predisposición hacia ciertas acciones morales. Un grupo que hace lo mismo crea una cultura, un espíritu sostenible o una tradición de grupo que fomenta mejores prácticas. Esta etapa se fomenta por la conciencia sobria que ocurre cuando los líderes abandonan sus responsabilidades fiduciarias y la omisión (internet está lleno de estas ilustraciones) y, en cambio, se inspira en momentos en que el liderazgo entra en las brechas morales (p. ej. la postura de Martín Lutero ante la Dieta de Worms, o los numerosos discursos de Martin Luther King Jr. desafiando la justicia moral de Estados Unidos).

Hay varias maneras en que la junta puede mejorar la implementación de esta etapa. Los presidentes de la junta pueden asignar una sección de “seguimiento” o “cierre de ciclo” en la agenda. Esto puede servir para discutir una decisión específica del pasado y su impacto en la cultura moral de la escuela, los constituyentes y la comunidad en general. Se puede invitar a los administradores o a los docentes para compartir sus datos que muestran cómo se aplicaron las decisiones de políticas y prácticas. No se trata principalmente de la responsabilidad administrativa sino de ayudar a los miembros de la junta a ver cómo sus decisiones y las de los predecesores tienen un impacto en la escuela y en la comunidad. Esta retroalimentación debe invitar tanto comentarios positivos como negativos. Cuando se trata de mejorar las prácticas, cualquier hallazgo es mejor que no tener nada. Esta disposición de aprender de las decisiones anteriores nos muestra una firmeza en la toma de decisiones previas de forma seria, una apertura para aprender y una disposición para rendir cuentas. Esta práctica también se podría fomentar en otras áreas de toma de decisiones de la escuela. Puede crear una cultura del tipo “qué podemos aprender hoy”, la cual es crucial para fomentar la madurez moral.

3. Aprender a usar el lenguaje de valores en los Seis fundamentos morales de Haidt.

El conflicto moral surgirá durante los procesos anteriores. El sitio web de los fundamentos morales de Jonathan Haidt6 puede ayudar a las juntas a entender las bases de estos conflictos morales. Haidt ve seis valores que universalmente “se sienten” con respecto a la moralidad. Las juntas pueden usar estos valores morales en sus discusiones y apoyar sus decisiones de ayudar a crear un lenguaje escolar común. Estos seis fundamentos son amor (cuidado), justicia (equidad), libertad, autoridad, lealtad y santidad (pureza). Si bien no acepto los argumentos evolutivos de Haidt sobre el origen de estos valores, sí creo que identifica correctamente los valores fundamentales en nuestras comunidades.

El trabajo de Haidt también ha sido útil para explicar la irritación y la división moral en las comunidades, incluidas la adventista. Señala que partes de una comunidad pueden enfatizar algunos valores por encima de otros. Esto lleva a una percepción de lo correcto y lo incorrecto, pero también puede ser usado para polarizar una comunidad moral mayor. Esto es especialmente evidente en la división moral que ahora caracteriza la política de muchas naciones y organizaciones religiosas. Incluso en las comunidades adventistas donde la contienda entre los valores morales “liberales” y “conservadores” pueden traer una gran división, nombrar calmadamente los principios que sustentan estos valores puede ser útil para mantener el diálogo. Los valores liberales del amor y la compasión, al igual que el aspecto de igualdad de justicia y la parte de la libertad necesitan una voz. El énfasis de los conservadores de permanecer en el lado “merecedor” (méritos) de la justicia, y la necesidad de respetar la autoridad, fomentar la lealtad de grupo y la necesidad de respetar la santidad de la vida (especialmente cuando se trata de problemas sexuales y de aversión) también necesitan una voz. Nombrar los valores puede ayudar a diferentes facciones a entender dónde se “unen” en ciertas áreas.7

El espacio no nos permite revisar el trabajo útil de Haidt sobre la moralidad pública, pero invito a todos las juntas institucionales considerar usar su material en las sesiones de capacitación para el desarrollo de un lenguaje común que puedan usar para discutir e incluso debatir los valores morales que puedan identificar en situaciones escolares. Pienso que esto es parte de la capacitación moral de las juntas que Elena White recomienda.8 La entrevista de Haidt con Bill Moyer9 es especialmente útil para promover el entendimiento de cómo una “rectitud” moral rígida puede traer desunión, separación, juicio, ira e incluso puede llevar a algunos a justificar los ataques físicos, asesinatos y guerra contra otros.

4. Mantener un registro de la matriz moral relacional de la junta

Otra forma de mejorar las prácticas morales de la junta es discutir las expectativas morales básicas que tienen varios individuos o grupos de la junta. A esto le llamo “crear una matriz moral”. Este cuadro puede ser tan simple como una tabla de cuatro por cuatro con la palabra relaciones y lo que ellos necesitan, lo que necesitamos de ellos, lo que puede violar o destruir la relación y las formas en que podemos mejorarla. Glaser recomienda tres ámbitos simples de cada situación ética: individual, institucional y social.10 Yo recomiendo una matriz más compleja para los profesionales11 (véase los ejemplos de matrices).

El beneficio clave de este ejercicio es crear y discutir una tabla personal. Hacer una lista de individuos a los que la junta necesita servir, descubrir lo que estos individuos necesitan y hablar con los miembros de la junta sobre cómo cubrir estas necesidades, es la manera de ver las relaciones como si tuvieran afirmaciones morales. Esto puede guiar a las juntas a ver las huellas morales que dejan en relaciones específicas y evitar generalizar sobre todos los grupos, para verlos como parte de un marco moral homogéneo. Desglosar relaciones generales a específicas le da una “cara” a las demandas morales más generales que cada miembro tiene en la junta. El vínculo de relaciones particulares con expectativas y responsabilidades morales específicas evita que los miembros de la junta se limiten a simples cálculos morales abstractos en su trabajo moral. Por ejemplo, las juntas pueden tender a enfocarse en las necesidades del personal, excluyendo las peticiones morales de los padres o viceversa. Parte del liderazgo moral es equilibrar las múltiples peticiones morales, vivir con la tensión y abordarla de manera apropiada en las principales elecciones morales.

Esto es especialmente importante para grupos religiosos, los cuales pueden descuidar a otros seres humanos por poner su enfoque moral en Dios. Sí, la relación personal con Dios es primordial, pero no es el único requisito para una vida piadosa. Jesús reconoció que había personas religiosas tentadas en el descuido de poner a Dios en primer lugar, al igual que otros afirmaban poner a Dios en primer lugar para justificar su trato inmoral hacia las demás personas. Condenó a los fariseos por usar la fidelidad a Dios y a la iglesia como una excusa para violar las peticiones morales de la familia:

“Dios dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre’, y también: ‘El que maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte’. Ustedes, en cambio, enseñan que un hijo puede decir a su padre o a su madre: ‘Cualquier ayuda que pudiera darte ya la he dedicado como ofrenda a Dios’. En ese caso, el tal hijo no tiene que honrar a su padre. Así por causa de la tradición anulan ustedes la palabra de Dios” (Mateo 15:4-6).

Otra petición moral que las iglesias a veces marginan es su relación con los gobiernos locales y nacionales. Si bien la lealtad a Dios y a la familia de la iglesia debe ser el centro, tenemos una admonición moral en la Biblia de que estamos en deuda con aquellos que gobiernan la sociedad: “Denle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22:21). Las juntas directivas deben fomentar un deseo de vivir en paz con las comunidades locales y responder de manera apropiada a las autoridades gubernamentales (Romanos 13). A menudo esto requerirá un diálogo con mucha oración e incluso sacrificio, y las juntas escolares deben decidir cuándo un acuerdo de una práctica o demanda local viola otras obligaciones. El espacio es insuficiente para ofrecer ilustraciones en detalle en esta área, pero compartir el uso de los derechos y cumplir con las ordenanzas locales son generalmente demostraciones claves de la disposición de la junta para tomar en serio las peticiones morales de la comunidad. Queda claro que puede llegar el momento cuando la junta institucional tenga que lidiar con una solicitud por parte de las autoridades que viole las leyes de Dios, pero en su mayoría el llamado moral a “vivir en paz con todos” (Romanos 12:18) debería ser la meta en la toma de decisiones.

Crear una matriz moral servirá como recordatorio de una de las características únicas del liderazgo moral de Dios. Si bien Dios busca adoración exclusiva, nos motiva a amar ampliamente y no solo a Él. Esta habilidad de compartir el amor con otros es uno de los atributos fundamentales de la Trinidad. El mandamiento de Jesús, “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31), implica dos obligaciones simultáneas: amor propio y amor por otros. En resumen, las juntas que llevan un registro de la matriz moral de sus responsabilidades probablemente tomarán mejores decisiones que ayuden a sus comunidades. (Véase la Barra lateral 1 para sugerencias adicionales.)

5. Mantener la individualidad, la reciprocidad y la sumisión.

El desarrollo de la ética y la moral en la junta requiere habilidades sociales. Si queremos compartir el pensamiento moral y escuchar las ideas de los demás, lo lograremos de manera más efectiva cuando aceptemos la creencia de que dos (o más) cabezas piensan mejor que una. El presidente de la junta puede fomentar tanto la humildad como la sumisión. Se requiere una junta devota a la oración para llegar a un punto donde todos consideren a los demás mejores que uno mismo (Filipenses 2:1-4). La sumisión es un tema difícil de abordar en el lenguaje moderno, pero es una actitud y una cultura que los presidentes pueden promover al interactuar con los miembros de la junta (véase el artículo de Bordes Henry Saturné en esta edición).

6. Entender que los buenos procesos morales generan mejores pensamientos y resultados morales.

La práctica de la individualidad, la reciprocidad y la sumisión requiere que las juntas institucionales cuenten con el proceso de oír y adjudicar peticiones morales, algunas de ellas bien desafiantes. Aunque haya técnicas disponibles para facilitar este trabajo (véase el libro de Cooper titulado Making Judgments Without Being Judgmental [Emitir juicios sin juzgar]),12 el implementarlas requiere una creencia fundamental de que el juicio puede ser bueno. Como el pueblo del “juicio” (Apocalipsis 3:14-22), los adventistas deben tener un aprecio especial, por lo menos teológicamente, de cómo se lleva a cabo un buen juicio orientado en la gracia, para resolver un conflicto, promover la reconciliación y vindicar el bien. Dios nos invita a ser como Él, tanto en amor como en juicio. Si Dios puede emplear el amor y la justicia al mismo tiempo que practica equidad y juicio, nosotros también podemos hacerlo, con humildad y oración.

Desafortunadamente muchos han creado una separación incorrecta entre la gracia y el juicio. Esto no es apropiado, ni desde el punto de vista bíblico ni en la práctica. El juicio puede ser redentor; por ejemplo, un buen juez no solo busca defender la ley sino que también considera formas creativas para hacer que el infractor vuelva a cumplir con la ley y restituir a sus víctimas. Experimentar las consecuencias puede ayudar a la persona a ver el impacto negativo de sus acciones. Un lenguaje fuerte y vengativo puede apartar los ojos del ofensor de esa realidad y causar que se enfoque en las personas individualmente. Mantener la calma le permite a la persona enfocarse en la posibilidad de aprender del juicio. Me pareció útil releer Zacarías 3, Juan 8 y partes de Lucas 15 para recordar cómo Dios trata al transgresor en el juicio. Los presidentes de las juntas institucionales pueden crear esta atmósfera de juicio en discusiones morales.

7. Practicar el valor moral y liderar el cambio.

Como se sugiere aquí, el liderazgo moral de la junta implica muchas cosas. Sin embargo, los miembros de la junta nunca deben sentir que han completado su trabajo moral. Proverbios 4:18 sugiere que los seres humanos continuarán con la necesidad de cambiar para madurar moralmente: “El camino de los justos es como la primera luz del amanecer, que brilla cada vez más hasta que el día alcanza todo su esplendor” (NTV).13 Las juntas institucionales pueden esperar que una revelación progresiva se manifieste al discutir los problemas y se mantengan anclados en los aprendizajes bíblicos e históricos. Tal visión progresiva es fundamental en el adventismo (véase el preámbulo de las 28 Creencias fundamentales14 y para una discusión más detallada, el análisis de este preámbulo por parte de Jon Paulien15). Las juntas pueden incluso desempeñar un papel en aplicar una forma progresiva de sabiduría moral para crear escuelas dinámicas y en desarrollo. Esta forma de sabiduría es evidente a lo largo de las Escrituras y en nuestra herencia como iglesia (véase el libro de Roy Gane, Old Testament Law for Christians: Original Context and Enduring Application [La ley del antiguo testamento para los cristianos: Contexto original y aplicación perdurable], que aborda las formas en que las leyes bíblicas e históricas interactúan con el crecimiento y la sabiduría moral).16

Conclusión

Las juntas pueden ser agentes morales de cambio competente y efectivo y desempeñar un papel muy importante en la creación de escuelas justas y solidarias. Este artículo abordó algunas formas de aumentar la capacidad y el liderazgo moral de la junta. Al hacerlo bien, la junta puede promover una cultura cristiana fuerte donde las personas entiendan, aprecien y apliquen las ideas morales y los principios bíblicos. Pueden cumplir el sueño de Cristo al crear un lugar donde sus seguidores reflejan Su luz como una ciudad asentada sobre un monte que se puede ver desde lejos (Mateo 5:14), y que como resultado las personas adoren a Dios. Las escuelas pueden revitalizar a las comunidades a medida que generan autenticidad, transparencia e integridad.

Las juntas mal administradas pueden crear uno de los dos extremos: un desierto seco donde la rigidez moral reprime el amor, la creatividad, la sensibilidad humana y el desarrollo, o un lugar donde el relativismo moral hace crecer el cáncer del caos moral, expectativas deficientes y prácticas perjudiciales. Pero como Hebreos 6:9 nos recuerda, “estamos seguros de que les espera lo mejor”, y las juntas bien administradas pueden convertirse en agentes morales necesarios para ayudar a nutrir y desarrollar sus escuelas.


Este artículo ha pasado por la revisión de pares.

Duane Covrig

Duane Covrig, PhD, es profesor de Liderazgo y Etica y es coordinador del Departamento de Liderazgo en la Facultad de Educación de la Universidad de Andrews, en Berrien Springs, Michigan, EE. UU. El Dr. Covrig obtuvo una licenciatura en el Colegio Weimar (en Weimar, California, EE. UU.), una maestría en la Universidad de Loma Linda (Loma Linda, California, EE. UU.) y un doctorado en la Universidad de California (Riverside). Ha enseñado en las áreas de liderazgo y administración al igual que en las áreas de religión y ética en universidades en California y en el centro oeste de Estados Unidos, y ha publicado sobre ética e investigación organizacional. El Dr. Covrig actualmente está investigando los puntos de vista adventistas sobre la expiación y el juicio para desarrollar una ética cristiana. Está también trabajando en un sitio web para éticos adventistas (www.adventistethics.com) y continúa escribiendo sobre liderazgo educativo y moral.

Citación recomendada:

Duane Covrig, “El trabajo moral de las juntas escolares”, Revista de Educación Adventista.
Disponible en https://www.journalofadventisteducation.org/es/2019.81.1.8.

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. Elena G. White, Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (Doral, FL: International Tract Society, 1998), 492.
  2. El modelo de cuatro etapas de James Rest está muy bien revisitado en Wikipedia y en muchos otros sitios web. Darcia Narvaez (viuda de James Rest) ha desarrollado excelentes libros del currículo de educación primaria y secundaria. Véase también https://www.amazon.com/s/ref=nb_sb_noss?url=search-alias%3Dstripbooks&field-keywords=EthEx+. Este artículo de enfermería revisa bien las cuatro etapas en un contexto profesional de toma de decisiones. Véase también James R. Rest et al., Postconventional Moral Thinking: A Neo-Kohlbergian Approach [Pensamiento moral posconvencional: Un enfoque neokohlbergiano] (Mahwah, N.J.: Erlbaum, 1999) y James R. Rest y Darcia Narvaez, Moral Development in the Professions: Psychology and Applied Ethics [Desarrollo moral en las profesiones: Psicología y ética aplicada] (Hillsdale, N.J.: Lawrence Erlbaum, 1994).
  3. Terry D. Cooper, Making Judgments Without Being Judgmental: Nurturing a Clear Mind and a Generous Heart [Emitir juicios sin juzgar: Alimentar una mente clara y un corazón generoso] (Westmont, Ill.; InterVarsity Press, 2009), 1. Este libro es muy útil para motivar a los líderes y grupos en la toma de decisiones difíciles sin juzgar.
  4. Las declaraciones del Presidente de la Corte Suprema de los Estados Unidos John Roberts en la Facultad de Derecho de la Universidad de Minnesota (octubre de 2018): https://www.c-span.org/video/?c4755741/chief-justice-roberts-remarks-university-minnesota-law-school.
  5. 1 Corintios 6:3. A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas de este artículo son tomadas de la Nueva Versión Internacional de la Biblia. Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® © 1999, 2015 por Biblica, Inc.®, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.
  6. Jonathan Haidt, The Righteous Mind: Why Good People Are Divided by Politics and Religion [La mente justa: Por qué la gente buena está dividida por la política y la religión] (Nueva York: Vintage, 2013), o visite el sitio web https://www.moralfoundations.org/. El libro de Haidt es una lectura desafiante pero útil para ayudar a las juntas a entender la diversidad moral y el debate en la sociedad y en nuestras propias iglesias. Pienso que diagnostica con precisión las tensiones morales que crean conflicto en nuestras comunidades. Su discusión con Bill Moyer sobre la tensión Estadounidense puede ayudar a los miembros de la junta que están socialmente divididos y en necesidad de reconciliación (véase Nota final 8).
  7. Estos valores se proporcionan como ejemplo y la atribución a un grupo específico no indica que no hayan sido valorados por el otro grupo.
  8. Elena G. White, La Educación Cristiana, 210.
  9. Entrevista de Bill Moyers con Jonathan Haidt, “Jonathan Haidt Explains Our Contentious Culture” [Jonathan Haidt explica nuestra cultura contenciosa] (2012): https://vimeo.com/36128360.
  10. 10 John W. Glaser, Three Realms of Ethics [Los tres reinos de la ética] (Kansas City, MO: Sheed and Ward, 1994).
  11. Duane M. Covrig, “Professional Relations: The Multiple Communities for Reform and Renewal” [Relaciones profesionales: Las múltiples comunidades para la reforma y la renovación], Professional Ethics 8:3, 4 (otoño-invierno 2000), 19-56.
  12. Cooper, Making Judgments Without Being Judgmental: Nurturing a Clear Mind and a Generous Heart. [Emitir juicios sin juzgar: Alimentar una mente clara y un corazón generoso]
  13. Proverbios 4:18, NTV. La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.
  14. Departamento Ministerial de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Creencia Adventista del Séptimo Día, 2a ed. (Nampa, Idaho: Pacific Press, 2018), Preámbulo.
  15. Jon Paulien, “Preámbulo de las Creencias fundamentales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día”, The Battle of Armageddon Blog (2016): http://revelation-armageddon.com/2016/06/on-the-preamble-to-the-sda-fundamental-beliefs/.
  16. Roy E. Gane, Old Testament Law for Christians: Original Context and Enduring Application [La ley del antiguo testamento para los cristianos: Contexto original y aplicación perdurable] (Ada, Mich.: Baker Academic, 2017).