Hasta diciembre de 2017, el sistema educativo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día a nivel mundial contaba con 8,539 escuelas, 106,976 maestros y 1,935,898 estudiantes.1 Estas estadísticas indican que la denominación opera uno de los sistemas educativos protestantes más grandes. A pesar de que la mayoría de los estudiantes son de la fe adventista, algunos provienen de entornos no adventistas debido a que los padres y tutores valoran la calidad de la educación cristiana, la que se enfoca en más que en un conocimiento académico.

La educación adventista consiste en preparar estudiantes para ser ciudadanos responsables en este mundo y en mundo venidero. Walter Douglas, profesor emérito de historia de la Iglesia Adventista en la Universidad Andrews (Berrien Springs, Michigan, EE. UU.) escribió que “muchas naciones se están transformando de sociedades aisladas, con una raza y cultura dominantes, a sociedades racial y culturalmente diversas”.2 También señaló que el futuro de la educación Adventista del Séptimo Día requiere que las juntas, comisiones, administradores y profesores, no “ignoren o esquiven el efecto inevitable de estos cambios en su misión y práctica educativa, cultura institucional, pedagogía y currículo.”3 Para lograr este objetivo, las escuelas adventistas deben reconocer y respetar estudiantes y maestros que provienen de orígenes culturales y lingüísticos diversos.

Las escuelas necesitan promover un ambiente propicio y seguro que, no solo celebre la diversidad, sino que también utilice métodos instruccionales sensibles y cohesivos para fomentar el desarrollo equilibrado de todo el ser como creación de Dios.4 Dicho ambiente requerirá que todos los educadores en las escuelas adventistas (administradores y maestros) trabajen en los aspectos intelectuales, físicos, sociales y espirituales del aprendizaje por medio de mejores prácticas intencionales, atractivas e inclusivas.5

¿Qué es la pedagogía culturalmente sensible?

Esta edición de la REVISTA promueve el desarrollo intencional y armonioso de todos los estudiantes en las escuelas adventistas a través de un marco llamado pedagogía culturalmente sensible, también conocida como enseñanza culturalmente sensible,6 que reconoce la importancia de incluir referencias culturales de los estudiantes en todos los aspectos del aprendizaje. La pedagogía culturalmente sensible es un marco curricular estructural con tres dimensiones: (1) logro académico, (2) competencia cultural y (3) conciencia sociopolítica.7 El logro académico requiere que el currículo integrado sea emocionante y equitativo con altos estándares. Un educador culturalmente competente conoce las diversas gamas de estudiantes cultural y lingüísticamente distintos y puede ajustar la instrucción en el proceso de aprendizaje. Una conciencia sociopolítica espera que los maestros se ocupen de la realidad y equipen a los estudiantes con visión crítica y habilidades concretas para lidiar con desafíos sociopolíticos que surgen de los prejuicios.

¿Cómo se ajusta la pedagogía culturalmente sensible en las escuelas adventistas?

Muchos educadores cristianos están comprometidos a enseñar valores que están en conflicto con el mundo, por lo que que han decidido trabajar en un entorno escolar religioso en lugar de uno secular.8 Mientras que todos los educadores se enfrentan al desafío de tareas de enseñanza y aprendizaje, al igual que al diseño curricular, las técnicas de instrucción y la relación maestro-alumno-padre, los maestros de las escuelas adventistas también son llamados a cumplir la misión institucional. Esto se demuestra en el aula de clases mediante creencias, actitudes y prácticas del maestro.9 Al enfocarse en la restauración de los seres humanos por medio de la intersección de la fe y el aprendizaje, los educadores adventistas viven el evangelio de Jesucristo.10 Pero, ¿qué con respecto a la intersección de fe y aprendizaje con la diversidad y la inclusión? ¿Se hace un llamado al diálogo, la paz y la cohesión social en la educación intelectual?

La educación adventista consiste en participar de manera intelectual en una sociedad global con una perspectiva basada en la fe. Un currículo centrado en Dios le enseñará a los estudiantes a adoptar la diversidad y buscar soluciones a las desigualdades sociales. Sin embargo, no sólo se trata de enseñar contenido sino también de ayudar a los estudiantes y sus familias a ayudar a otros en la misión de Jesucristo, brindando restauración para el mundo actual y para el venidero.

En esta edición

En esta edición especial, los autores con diversos trasfondos y experiencias educativas ofrecen una gran cantidad de información sobre la pedagogía culturalmente sensible dentro de la educación adventista. Los escritores no solo celebran la concientización en la diversidad cultural dentro de las escuelas Adventistas del Séptimo Día, sino que también proveen las mejores prácticas y oportunidades de aprendizaje exitosas para estudiantes de todas las culturas.

En el artículo “Por qué es importante la enseñanza culturalmente sensible”, Kalisha A. Waldon se basa en principios espirituales y lecciones aprendidas del Maestro de maestros, Jesucristo, a través de ejemplos del mundo real, como también, investigación educativa para apoyar la educación y la cultura del niño en su totalidad. Anita Strawn de Ojeda, Loren Fish, y Jovannah Poor Bear-Adams, incorporan los valores de americanos indígenas al abordar las necesidades espirituales, mentales, académicas y físicas de los estudiantes, a la vez que honran sus familias de origen en el artículo titulado “Educación cristiana culturalmente sensible en la Escuela Adventista del Séptimo Día de Holbrook”. En el artículo “Protección a los estudiantes del peligro del estereotipo: Implicaciones instruccionales y de desarrollo”, Michael Milmine y Elvin Gabriel definen el peligro del estereotipo y sus efectos adversos en el desempeño de los miembros de un grupo particular de identidad social. También proporcionan enfoques centrados en Cristo para reducir dicho peligro y crear entornos de apoyo en las escuelas y aulas de clases. En la sección de Perspectivas, el artículo de Dale Linton, “Celebrar al mundo en el aula de clases”, se provee formas en que los maestros reconocen mejor la influencia que tiene su propia herencia cultural al definir quiénes son y cómo enseñan, para participar de forma significativa con diversos grupos de estudiantes.

Espero que estos artículos sirvan como catalizadores para el ministerio educativo dentro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y otras escuelas cristianas. Dios necesita educadores (administradores y maestros) que valoren al niño de manera integral y su inclusión y que estén dispuestos a enseñar de forma culturalmente diversa. Además, se necesita educadores que puedan inspirar a los estudiantes para contrarrestar la injusticia incluso dentro y fuera del aula de clases. La enseñanza culturalmente sensible provee el marco para ayudar a las instituciones basadas en la fe a poner las Escrituras en acción al defender la educación física, mental y emocional.

Charline Barnes Rowland

La Dra. Charline Barnes Rowland, es coordinadora del Programa de Diversidad y consultora docente en el Centro Universitario para la Enseñanza y el Aprendizaje en la Universidad de Pittsburgh. La Dra. Rowland fue maestra de educación elemental y también sirvió como docente universitaria en el área de educación en varias universidades, incluyendo la Universidad Andrews en Berrien Springs, Michigan, EE. UU., donde fue directora del programa de Currículo e Instrucción. Ella ha publicado y presentado sobre la pedagogía culturalmente responsiva, los problemas globales en el currículo y la instrucción y el desarrollo profesional de educadores. En 2003, la Dra. Rowland recibió la beca U.S. Core Fulbright para la Universidad de las Indias Occidentales (University of the West Indies), en Cave Hill en Barbados. Su versículo favorito de la Biblia es Filipenses 4:13.

Como coordinadora de esta edición, la Dra. Rowland ayudó en todos los aspectos de su desarrollo, desde identificar los temas, los autores y revisores hasta aportar en los manuscritos y responder preguntas. El equipo editorial de esta REVISTA expresa su sincero agradecimiento por su asistencia durante la planificación y producción de esta edición.

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. Departamento de Educación de la Asociación General, Estadísticas mundiales de la educación adventista, 31 de diciembre de 2017.
  2. Walter Douglas, “Diversity With Inclusion: The Future of Seventh-day Adventist Education,” Journal of Adventist Education 68:1 (October/November 2005): 21.
  3. Ibid.
  4. Christian Dallavis, “Qualifying Sociopolitical Consciousness: Complicating Culturally Responsive Pedagogy for Faith-Based Schools,” Education and Urban Society 45:2 (March 2011): 266-284; Allison Skerrett, “‘Closer to God’”: Following Religion Across the Lifeworlds of an Urban Youth,” Urban Education 51:8 (October 2016): 964-990.
  5. James A. Banks, Cultural Diversity and Education (New York: Routledge, 2015); Tammy Turner-Vorbeck and Monica M. Marsh, eds., Other Kinds of Families: Embracing Diversity in Schools and Culture (New York: Teachers College Press, 2008).
  6. Gloria Ladson-Billings, “Culturally Relevant Pedagogy 2.0: A.k.a. The Remix,” Harvard Educational Review 84:1 (Spring 2014): 74-84, 135.
  7. Gloria Ladson-Billings, “Yes, But How Do We Do It? Practicing Culturally Relevant Pedagogy.” In Julie Landsman and Chance W. Lewis, eds., White Teachers, Diverse Classrooms: A Guide to Building Inclusive Schools, Promoting High Expectations, and Eliminating Racism (Sterling, Virginia: Stylus Publishing, 2010), 33-46; Geneva Gay, Culturally Responsive Teaching: Theory, Research, and Practice (New York: Teachers College Press, 2018).
  8. John E. Hull, “Aiming for Christian Education, Settling for Christians Educating: The Christian School's Replication of a Public School Paradigm,” Christian Scholar’s Review 32:2 (2003): 203-223; William Jeynes, “Educational Policy and the Effects of Attending a Religious School on the Academic Achievement of Children,” Educational Policy 16:3 (2002): 406-424. doi.org/10.1177/08904802016003003.
  9. Bell Hooks, Teaching to Transgress: Education as the Practice of Freedom (New York: Routledge, 1994); John Dewey, John Dewey on Education: Selected Writings (New York: Modern Library, 1965); Parker J. Palmer, To Know as We Are Known: Education as a Spiritual Journey (San Francisco: HarperCollins, 1993).
  10. Trevor Cooling, “Transforming Faith: Teaching as a Christian Vocation in a Secular, Worldview Diverse Culture,” Journal of Education and Christian Belief 14:1 (March 2010): 19-32; Doris Kieser and Jim Parsons, “Characteristics of Christian Pedagogy,” Christian School Education (CSE) Magazine 17:3 (2013/2014): 6-9; Robert W. Pazmiño, “Christian Education Is More Than Formation,” Christian Education Journal 7:2 (Fall 2010): 356-365.