Patricia S. Jones • Barbara R. James • Joyce Owino • Marie Abemyil • Angela Paredes de Beltrán • Edelweiss Ramal

Un marco distintivo para la enfermería adventista

Hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX, los sanatorios y hospitales establecieron escuelas de enfermería que rápidamente ganaron la estima de sus comunidades como resultado de la excelente enseñanza y capacitación que recibían sus estudiantes. Los pacientes en esas instituciones recibían atención de alta calidad de parte de los estudiantes y graduados, y el ciclo se veía reforzado.

En el siglo XXI, en muchas partes del mundo, la enfermería es una carrera popular para los jóvenes, tanto hombres como mujeres. Ante una escasez mundial de enfermeros y una larga historia que tiene la denominación adventista de escuelas de enfermería altamente calificadas, los colegios terciarios y universidades adventistas se han mostrado ansiosas de establecer programas académicos en enfermería que satisfagan los intereses educacionales de los jóvenes de la iglesia, así como las necesidades de salud de los ciudadanos de sus países. Como consecuencia, se ha vuelto real la posibilidad de una brecha entre la misión de la educación adventista en enfermería y los motivos del mercado para atraer a los estudiantes y fomentar la matriculación.1 Es posible que un colegio terciario o una universidad ofrezca un programa de enfermería que atraiga un gran número de estudiantes, y sin embargo no logre reflejar los valores y el legado de la educación adventista.

Este artículo describe un proyecto de investigación que buscó identificar los valores distintivos de la enfermería adventista desde la perspectiva de enfermeros adventistas y educadores de enfermería en diversas partes del mundo. Su objetivo fue crear un marco que ayude a posibilitar que programas nuevos y existentes reflejen el destacado legado de la educación adventista en enfermería. Basándose en datos de 33 países y 213 encuestados, los investigadores concluyeron que la enfermería adventista comparte tres constructos superpuestos –cuidar, conectar y autorizar– que pueden apoyar y facilitar su misión global.

Marcos conceptuales

En 1973, la Liga Nacional de Enfermería (NLN) inició talleres para analizar de qué manera los marcos conceptuales influyen sobre el desarrollo del currículo en enfermería. En una revisión de cincuenta programas de licenciatura en enfermería durante 1972 y 1973, se destacó que la mayoría de las escuelas estaban usando los conceptos de hombre, sociedad, salud y enfermería como el enfoque principal de su currículo. Desde entonces, se ha hecho referencia a estos conceptos como el fundamento, o el metaparadigma, los conceptos; y son usados para describir los fenómenos de principal interés para las ciencias de la enfermería, tanto en la educación como en la práctica. Para ampliar el concepto de hombre, el término más tarde fue cambiado a persona o ser humano, y el concepto de sociedad fue ampliado a medio ambiente, para incluir contextos tanto sociales como naturales. La reflexión sobre esos ahora clásicos documentos2 brindó un marco para desarrollar un proyecto y crear un marco conceptual de la enfermería adventista en el siglo XXI.

El proyecto de investigación

Los principales investigadores diseñaron el estudio cualitativo para determinar qué percibían los enfermeros y los educadores adventistas como distintivo en relación con la enfermería adventista en su contexto y cultura. Los investigadores recolectaron datos en diez de las trece divisiones de la iglesia mundial, provenientes de 33 países. Los enfermeros de ocho países eran de habla hispana, de habla francesa en tres países, y de habla inglesa en el resto. Los grupos focales de diez a quince personas fomentaron las discusiones abiertas, que fueron documentadas por los secretarios designados. El análisis y la categorización de los datos se llevó a cabo según los principios del análisis cualitativo,3 y el uso del programa informático NVivo 10. Los principales investigadores analizaron los datos y los categorizaron de acuerdo con su relevancia para los cuatro conceptos fundamentales “metaparadigmas”. El análisis continuo llevó a la identificación de conceptos y constructos claves que describen los elementos distintivos de la enfermería adventista, según las percepciones de los informantes. Los hallazgos que resultaron de este análisis brindaron el fundamento para la creación de un modelo y un marco conceptual que se presentan en este artículo como “Un marco global integrador para la enfermería adventista”. La congruencia de estos conceptos a través de diversos marcos nacionales indica que son producto de una cultura profesional compartida única en la educación adventista en enfermería.

Metodología

Durante 2013 y 2014, se contó con un total de 27 grupos focales compuestos por enfermeros profesionales y educadores de enfermería en tres conferencias internacionales: en Indonesia, Argentina y Ruanda. Los países representados en la conferencia de Argentina incluyeron a Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Estados Unidos México, Paraguay, Perú y Puerto Rico. Los participantes de los once grupos focales que hubo en Bali (Indonesia) provinieron de Australia, Botsuana, China, Corea, Estados Unidos, Filipinas, India, Indonesia, Japón, Malasia, Nepal, Pakistán, Perú y Tailandia. En la conferencia de Ruanda, hubo seis grupos focales con participantes en representación de Botsuana, Camerún, Congo, Kenia, Liberia, Nigeria, República Democrática del Congo y Ruanda.

Antes de las discusiones, los coordinadores de cada grupo recibieron instrucciones sobre cómo trabajar con un grupo focal y documentar, resumir y comunicar sus hallazgos a los participantes en la conferencia. En la Tabla 1 se muestran las preguntas que orientaron las discusiones grupales. Los secretarios documentaron por escrito lo que habían generado verbalmente los grupos en sus discusiones, y entonces resumieron los puntos más sobresalientes analizados en respuesta a las preguntas. Se reunieron asimismo datos adicionales mediante cuestionarios en el encuentro del Consorcio Internacional Adventista de Educación en Enfermería, en el Colegio Terciario Union en Lincoln (Nebraska, Estados Unidos), el mayo de 2014, y de educadores adventistas de enfermería en Australia y Papúa Nueva Guinea en agosto del mismo año. Se usaron también las mismas preguntas para facilitar las discusiones de los grupos focales en todas las conferencias.

Los datos recolectados en español y francés fueron traducidos al inglés por investigadores bilingües y/o asistentes de investigación, e ingresados al programa informático NVivo, así como también los datos recolectados por medio de cuestionarios escritos. Una vez que se ingresaron todos los datos, las dos principales investigadoras comenzaron a analizar y codificar la información en forma independiente. El análisis de datos4 comenzó con una “codificación abierta”, que incluyó la lectura de los datos línea por línea y la identificación de las ideas o nodos. Los coautores siguieron independientemente el mismo procedimiento.

La “codificación axial” siguió a la “codificación abierta”. La codificación axial es un proceso por el cual las ideas o nodos ya identificados son agrupados en categorías. En primer lugar, los nodos fueron organizados en las categorías identificadas por la NLN como los conceptos metaparadigma de la enfermería.5 (Los hallazgos se describen más abajo). Después de ese paso, se identificaron otros nodos y conceptos informados regularmente en los datos como descriptivos de la educación y la práctica adventista de la enfermería.

Después de trabajar independientemente en la codificación abierta y axial, los dos investigadores principales trabajaron juntos para realizar la “codificación selectiva”, que identificó las categorías con la mayor cantidad de apoyo de datos cualitativos. Esas categorías fueron organizadas según su relevancia con los conceptos del metaparadigma fundamental de la persona/el ser humano, la salud, el medio ambiente y la enfermería (la práctica y la educación), y fueron usados para desarrollar el marco integrador global de la enfermería adventista. 

El carácter distintivo de la enfermería adventista

Los diversos niveles de análisis revelaron conceptos distintivos que describen los conceptos del metaparadigma de la enfermería desde una perspectiva adventista. Estos se reflejan en la misión declarada, las descripciones/definiciones de los conceptos fundamentales, y en la naturaleza de la educación y práctica de la enfermería.

La misión, los valores y las creencias de la enfermería adventista

La misión de la enfermería adventista quedó representada en los datos en respuesta a preguntas sobre la singularidad de la enfermería adventista (véase la Tabla 1) con comentarios como “reflejar el sanamiento del ministerio de Cristo a toda la persona” y “la restauración de la imagen de Dios en los seres humanos”. Estas declaraciones concuerdan con la descripción que hace Elena G. White de la misión de Cristo, al expresar que trae completa restauración, salud y paz a los seres humanos.6

La reflexión sobre estos comentarios llevó a los investigadores a una declaración de la misión de la enfermería adventista, según se reproduce a continuación: Promover la sanación, el bienestar y la restauración de la conexión entre los seres humanos y su Creador. En esta declaración, el aspecto distintivo es la restauración de la conexión entre los seres humanos y su Creador. Los datos abundaron en declaraciones sobre los valores inherentes a la enfermería adventista. Algunos no resultaron sorprendentes, como por ejemplo los valores altruistas del amor, la empatía, la compasión, la excelencia, la bondad, la esperanza, la integridad, la dedicación, el servicio y el respeto. Sin embargo, también resultó gratificante ver los conceptos de igualdad, justicia, derechos humanos y caridad, los que reflejan una conciencia con respecto a los males sociales contemporáneos que tienen que reconocer los enfermeros y a los cuales pueden responder. Aunque un énfasis en los derechos humanos guarda conformidad con preocupaciones contemporáneas, es interesante notar que Elena G. White escribió sobre derechos humanos en la primera parte del siglo XX, expresando. “El Señor Jesús nos pide que reconozcamos los derechos de cada ser humano. Hemos de considerar los derechos sociales de los hombres y sus derechos como cristianos. A todos debemos tratar con cortesía y delicadeza, como hijos e hijas de Dios”.7

Junto con estos valores, los investigadores identificaron creencias y presuposiciones que brindaron una plataforma para los conceptos y el marco presentados aquí. Por ejemplo, la creencia en la santidad de la vida, que Dios es el dador de la vida, que los cuerpos humanos son templos del Espíritu Santo, y que cada persona es un hijo de Dios. En cercana sociedad con estas creencias y valores se encontraron principios éticos como los siguientes: Cada ser humano tiene derecho a dignidad y respeto; los enfermeros deberían promover y preservar la dignidad humana; y todo ser humano tiene derecho a vivir. Esos profundos valores y principios éticos aparecieron en forma destacada en los datos, y son vistos como centrales a la enfermería adventista.

Los conceptos del metaparadigma

Los conceptos del metaparadigma, humanos, salud, enfermería, medio ambiente, estuvieron presentes en las declaraciones de los informantes. Esto proveyó significado sustancial para definirlos desde una perspectiva adventista. Aquí se ofrecen fragmentos de los datos y nuestras definiciones:

Los humanos fueron descritos como creados por Dios y diseñados para tener una relación personal con él. Cristo amonestó a sus discípulos diciéndoles: “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada” (Juan 15:4, 5).8 Sobre la base de los datos y las Escrituras, las investigadoras definen a los humanos como seres integrados complejos —bio-psico-socio-cultural y espiritual— creados como seres interactivos con el propósito de conectarse con Dios, los seres humanos y toda la creación de Dios.

Los comentarios sobre salud la describieron como algo integral, que incluye el bienestar físico, mental, social, espiritual y cultural, y que la comunión con Dios afecta la salud. Elena G. White aconsejó que es nuestra responsabilidad cooperar con Dios en restaurar la salud del cuerpo como así también del alma.9 En este artículo, definimos la salud como el bienestar integral nutrido por la interconexión con Dios y toda la creación.

Se afirma que el medio ambiente refleja las leyes divinas de belleza y armonía, y que ejerce un impacto sobre el sanamiento. En los datos, los enfermeros fueron vistos como responsables de conservar el medio ambiente, y como capaces de crear un ambiente de sanamiento. Elena G. White tuvo mucho que decir sobre el medio ambiente. Por ejemplo, “el aire puro, la radiante luz del sol, las flores y los árboles, los huertos y los viñedos, el ejercicio al aire libre, rodeados de estas bellezas, favorecen la salud y la vida”.10 También: “La naturaleza atestigua que un Ser infinito en poder, grande en bondad, misericordia y amor, creó la tierra y la llenó de vida y de alegría”.11 En consecuencia, en este artículo, el medio ambiente es descrito como la reflexión de las leyes divinas de belleza y armonía, creando un ambiente de sanidad que inspira esperanza, y que promueve el respeto, el cuidado y la conservación del medio ambiente.

En los datos, la enfermería es descrita como un llamado sagrado y un servicio desinteresado que se manifiesta para la provisión de atención integral (véase la Tabla 2). Elena G. White escribió que al ministrar a los enfermos, el éxito depende del espíritu de consagración y sacrificio propio con el cual se lleva a cabo el trabajo.12 En este artículo, los investigadores definen la enfermería como un llamado sagrado al servicio a la humanidad, y una ciencia humana que facilita el sanamiento y la restauración del bienestar por medio de la conexión y el cuidado.

La educación y práctica de la enfermería

En los datos, la educación y la práctica de la enfermería fueron descritas como un llamado y un ministerio. Los enfermeros y los educadores de enfermería fueron descritos como interdisciplinarios, que funcionan como defensores y agencias de cambio, empoderando al cliente/estudiante para el cambio, y como modelos a emular (véase la Tabla 3). La creencia de que la enfermería es un llamado al ministerio implica que un educador de enfermería no solo acepta el llamado sino también que tiene una responsabilidad adicional de cultivar ese llamado en los estudiantes. Ese cultivo implica empoderar a los estudiantes para que crezcan, se desarrollen y llegen a ser el tipo de profesionales solícitos que buscan ser. El empoderamiento se produce cuando los estudiantes se sienten respetados, cuando el aprendizaje se ve facilitado en lugar de obstaculizado, y cuando los docentes reflejan el amor incondicional de Dios.

La familiaridad con el legado de la educación adventista en enfermería influye en el compromiso del educador a mantener y promover los valores y la ética subyacentes al cuidado extraordinario por la cual es conocida la educación en enfermería. Por lo tanto, esta se construye sobre un fundamento de creencias de que los humanos son sagrados porque son creados a imagen de Dios, que la salud es integral, y que la enfermería es un llamado al ministerio. En consecuencia, los educadores adventistas de enfermería respetan la diversidad y la singularidad de cada estudiante; reflejan el amor incondicional de Dios; facilitan el sanamiento y el bienestar en los estudiantes; y son modelos y promotores de la salud integral. Sobre la base de esos elementos en los datos, este documento señala que la educación en enfermería integra valores, conocimientos y habilidades; promueve el desarrollo del juicio clínico y la competencia profesional; y prepara al estudiante para la práctica interdisciplinaria.

Además de los comentarios sobre la práctica de enfermería mencionados más arriba, otros descriptores en los datos mostraron que la enfermería brinda atención humana e integral; promueve las conexiones entre los seres humanos y su ambiente; y empodera al cliente para el cambio mediante la educación y ejemplo de modelos. Junto con los comentarios que se relacionaban con conceptos metaparadigmáticos, las respuestas de los informantes contribuyeron con ideas positivas del carácter distintivo de la enfermería adventista. Esas ideas y conceptos fueron agrupados según su significado e importancia. Surgieron constructos abarcantes, que aparecen en la Tabla 4. En resumen, el carácter distintivo de la enfermería adventista según se ve en la misión, la educación y la práctica de la enfermería brindan un énfasis a la santidad de la creación divina, y en la enfermería como un llamado al ministerio de promover el bienestar en todos los aspectos de esa creación mediante el cuidado, la conexión y el empoderamiento.

Constructos claves

El cuidado

El cuidado ha sido por mucho tiempo el enfoque principal de la práctica de enfermería y ha sido descrito como la esencia de la enfermería. Aunque no se limita a una profesión o una cultura, es reconocido como el valor fundamental asociado con la disciplina de la enfermería. El hecho de que los enfermeros adventistas se refirieron en repetidas ocasiones al cuidado como el concepto primordial que subyace a su práctica y educación de enfermería, afirma la validez del cuidado en la profesión, y la centralidad de este para la enfermería adventista. Los conceptos de empatía, compasión, sensibilidad a las necesidades de los demás, cuidado más allá de lo normal, y servicio desinteresado fueron algunos de los aspectos de la enfermería adventista mencionados con más frecuencia por las personas que participaron en el estudio.

Un número de expertos en teoría ha seleccionado el cuidado como el concepto central a partir del cual desarrollar un marco teórico para la disciplina.13 A pesar de diversas perspectivas teóricas, la mayoría concuerda en que el cuidado es un atributo poderoso y distintivo de la disciplina, y de que un objetivo de la educación en enfermería es desarrollar la capacidad de cuidar de otros.

En los sistemas actuales de salud, la ética del cuidado se ve desafiada, y aun así, eso es lo que hace que siga siendo humana. Según Sara Fry,14 “La naturaleza misma de la enfermería requiere y refuerza la ética del cuidado”; para que el concepto de cuidado sobreviva, tienen que entenderse los valores que subyacen bajo la enfermería, por ejemplo, la defensa y el respeto por otros seres humanos. Roach15 enfatiza la doble naturaleza del cuidado: las actitudes y los valores por un lado, y la acción por el otro. Ella describe las seis “C” del cuidado como Compasión, Competencia, Confianza, Conciencia, Compromiso y Comportamiento. Roach sostiene que el cuidado es inherente al ser humano, y que la enfermería es la profesionalización del cuidado humano.16 La Compasión brinda sensibilidad a las experiencias de otra persona. La Competencia brinda el conocimiento y las habilidades necesarias para responder de manera apropiada. La Confianza fomenta el creer en los demás. La Conciencia implica tener conciencia moral. El Compromiso lleva a invertir tiempo en la persona que se está ayudando. El Comportamiento refleja una actitud y un interés en el bienestar total del paciente, lo que incluye el componente espiritual.

Wikberg and Eriksson17 mantienen que el cuidado no solo es la esencia de la enfermería sino también el tema de la ciencia de la enfermería. Creen que la razón de brindar cuidado es por el sufrimiento, y su motivo es aliviarlo. Para estos autores, el cuidado no es una conducta, sino una manera de vivir que se demuestra en el espíritu de la relación entre el profesional y el receptor. Ellos describen ese espíritu como caritativo.

Eriksson18 explica que el cuidado no se limita a una disciplina tal como la enfermería, y que cada uno trae sus propias comprensiones y métodos en la manera de practicarla. Las presuposiciones que subyacen bajo su teoría son compatibles con las creencias adventistas. Por ejemplo, ellas describen a los seres humanos como un ente religioso conformado por el cuerpo, el alma y el espíritu; y que el cuidado es un acto de compasión y amor en respuesta al sufrimiento humano. La misión del ser humano, según Eriksson, es servir y existir por causa de los demás.19 La atención y el cuidado se manifiestan en una relación con otro ser humano, y tales relaciones incluyen la ética, el respeto, y el interés en la dignidad y los derechos de los demás.

En la educación de enfermería, los estudiantes aprenden mejor sobre el cuidado cuando experimentan interacciones solícitas con sus mentores. Los estudiantes definieron el cuidado del docente como una “concientización de una conexión mutua y recíproca entre el yo y el docente que les permite buscar significado, plenitud y crecimiento como enfermeros profesionales solícitos”.20 Este cuidado es comunicado en forma sutil por los docentes mediante sus enseñanzas e interacciones con los estudiantes.21 Beck22 describió las interacciones solícitas como dimensiones simultáneas mutuas de intimidad, conexión, de compartir y de respeto. Se han desarrollado herramientas para medir las percepciones del cuidado que brinda el docente.23 Los estudiantes de enfermería también pueden calificar las conductas solícitas de los docentes según las seis “C” de Roach24 que describimos antes. Cuando los estudiantes de enfermería perciben una sólida conexión de cuidado entre los docentes de enfermería y entre estos y los estudiantes, son empoderados para fortalecer esa conexión con sus pacientes y para brindar atención espiritual.25

La conexión

La idea de “conexión” como constructo abarcador de la práctica y la educación de la enfermería adventista surgió de declaraciones y elementos conceptuales en los datos, por ejemplo, referencia a la interacción social, la comunicación terapéutica, la presencia, el escuchar activamente, y una relación personal con Dios (véase Tabla 3). A partir de estas declaraciones, y de conformidad con Eriksson, los investigadores creen que “conectarse es, sin duda, una de las necesidades humanas más fundamentales … y una dimensión importante de lo que significa ser humano”.26 Ya sea una conexión en la familia o la comunidad, la conexión con los demás es básica para el bienestar humano. Asimismo, las relaciones sanas en todos los niveles requieren de una conexión auténtica con el yo. Y por sobre todo, la conexión con Dios es fundamental, dado que mediante esa conexión nos vemos fortalecidos para conectarnos con los demás. Aun los individuos en el espectro autista, a quienes les resulta difícil conectarse, reconocen la necesidad de conexión con Dios.27

Elena G. White escribió que “Cristo vino a la tierra, y se presentó ante los hijos de los hombres…[para] que, por medio de nuestra unión con él, podamos recibir, manifestar e impartir”.28 “Nuestro crecimiento en la gracia, nuestro gozo, nuestra utilidad, todo depende de nuestra unión con Cristo. Solo estando en comunión con él … es como hemos de crecer en la gracia”.29 Una escritora de temas de enfermería ha descrito la vida como una travesía de conexiones y desconexiones físicas, psicológicas y espirituales.30 Otro señaló las sólidas evidencias de que la conexión con otros está relacionada con resultados positivos, en particular en momentos de estrés y trauma.31

En los datos se mencionó específicamente el concepto de presencia. Aunque es difícil de describir, la mayoría de los enfermeros saben que estar plenamente presente con un paciente puede tener un efecto sanador sobre el espíritu y el cuerpo de la persona que necesita cuidado. De manera similar, la comunicación terapéutica y el acto de escuchar activamente puede ser una intervención sanadora. La relación personal del enfermero con Dios influye y contribuye con esta presencia, y puede ser comunicado mediante la oración o aun el silencio.

La conexión es también un factor poderoso en la relación entre el docente y el estudiante. En los datos, quedó claro que es necesario ser mentores, facilitadores y coordinadores de experiencias de aprendizaje. Para que los docentes puedan facilitar con eficacia el aprendizaje y la mentoría, son fundamentales intercambios interactivos para que el docente y el estudiante se conecten profundamente, y para que el estudiante se sienta escuchado y comprendido.

Feely y Long32 desarrollaron una teoría de conectividad para orientar la práctica de enfermería con los pacientes que experimentan depresión. Describen el cuidado conectivo como un proceso de utilización del yo para conectar a los seres humanos entre sí; de manera similar, describen el yo como el alma o el espíritu de la persona: los aspectos de ser, ver, pensar y sentir de la persona. La conexión con los miembros de la familia es una intervención importante para los enfermeros que cuidan de individuos, y conectar a los miembros de la familia entre sí resulta una intervención efectiva en la práctica de la enfermería familiar. La conexión de los pacientes con los recursos técnicos y humanos que se necesitan para facilitar el bienestar empodera a los pacientes e incrementa su energía para el crecimiento, la recuperación y la plenitud.33

El empoderamiento

Desde el comienzo de la enfermería moderna con Florence Nightingale,34 se ha propagado el empoderamiento de enfermeros para que brinden un cuidado de calidad y mejoren los resultados en los pacientes. El empoderamiento –poseer el poder de ejercer influencia sobre alguien o algo– es un concepto dinámico que influencia todos los aspectos de la práctica y la educación en enfermería. Los enfermeros no solo necesitan ser empoderados ellos mismos,35 sino que es también su responsabilidad empoderar a los pacientes para que se cuiden a sí mismos y para mejoras integrales de salud.36 De manera similar, los educadores en enfermería necesitan empoderar a los estudiantes en el aprendizaje para toda la vida y el desarrollo profesional continuo.37 Se crea así un ciclo continuo de empoderamiento.

Entre los tipos de poder descritos en las publicaciones están el legal, coercitivo, remunerativo, normativo y experto. El enfermero se interesa particularmente en este último.38 Aunque el conocimiento es uno de los primeros pasos para desarrollar el poder de experto, se requiere mucho más que una acumulación de conocimientos para empoderar. En el modelo presentado en este artículo, el empoderamiento incluye inspirar y motivar a los pacientes y los estudiantes para alcanzar sus objetivos de ser saludables, de desafiar los paradigmas existentes, de abrazar el cambio, de enfrentar la adversidad, y de persistir, vencer y conquistar las dificultades en el camino para llegar al bienestar integral. Gran parte de la inspiración y motivación que se necesita para el empoderamiento se lleva a cabo mediante las tareas de ser modelos y ejemplos.

Los estudiantes y los pacientes necesitan sentirse valorados. Defender, inspirar y motivar (conceptos importantes en el proceso de empoderamiento) requieren conectarse con la Fuente de vida y con los individuos que uno desea empoderar. Según Elena G. White, Cristo reveló el secreto de una vida de poder, a saber, la comunión con su Padre celestial. Con frecuencia, se retiraba al santuario de las montañas para estar a solas con Dios, y cuando regresaba, los discípulos notaban un aspecto renovado, vida y poder que parecían llenar todo su ser.39 Elena G. White también amonestó a los enfermeros adventistas diciéndoles: “Si tenéis una conexión viva con Dios, podéis presentar con confianza los enfermos delante de él. Él aliviará y bendecirá a los dolientes, moldeando y dando forma a la mente, inspirándola con fe, esperanza y valor”.40

En ciertas situaciones, sin embargo, el cambio aún depende de la disponibilidad de recursos. Por ejemplo, los estudiantes necesitan mentores, becas y modelos. Los pacientes necesitan coordinadores que los conecte con recursos específicos a sus necesidades de salud. En cada caso, como seres integrales, el incremento en un recurso puede inspirar, brindar esperanza, y permitir la energía en otra área de la salud y el crecimiento. Por ello, conectarse con los recursos puede incrementar la energía y alcanzar un nivel más elevado en el potencial de la salud.41

El modelo

Los tres constructos recién descritos, cuidado, conexión, y empoderamiento, son en realidad tres procesos en los que participan los enfermeros y los educadores cuando cuidan de los enfermos, promocionándoles bienestar y educando a estudiantes de enfermería para que lleguen a ser enfermeros profesionales. Los informantes en este proyecto de investigación representaron la práctica y la educación de la enfermería. De allí que la relevancia de estos constructos tanto para el cuidado como para la educación de enfermería es parte del  significado del modelo como un marco para la enfermería adventista.

Cuando estos tres constructos son colocados juntos en círculos superpuestos, la zona del componente central que comparten puede ser interpretada como una representación de la enfermería adventista. Estos constructos, sin embargo, no se mantienen por sí solos. La práctica y la educación de la enfermería tienen lugar en un medio ambiente que incorpora al ser humano individual, las familias con las que interactúa, y las comunidades en las que viven los individuos y sus familias. Todos existen y funcionan en un ambiente que abarca los aspectos naturales, socioculturales, políticos y materiales. Más allá de los contextos individuales y ambientales se encuentra el poder abarcador de Dios, el Creador de los seres humanos, del ambiente y, en efecto, del universo. Por ello, la enfermería adventista es vista desde una perspectiva filosófica que está cimentada en una visión cristiana de la naturaleza inherentemente espiritual de los seres humanos, que interactúan con su medio ambiente y con Dios para lograr el bienestar y la plenitud. En consecuencia, los constructos descritos en este modelo brindan un marco que puede guiar la práctica de la enfermería, así como el proceso de educar a los estudiantes para que participen del ministerio de la atención integral en enfermería (véase la Figura 1).

El cuidado, por ejemplo, refleja el corazón y el alma de la práctica de la enfermería. En los datos, el cuidado fue descrito por encima del nivel usual que se espera de un profesional de salud, y cómo “atender más allá de lo ordinario”. Ese cuidado emana de un profundo respeto por el individuo como hijo de Dios, y un profundo deseo de mostrar el amor de Dios a la persona necesitada. Lo mismo se aplica al docente que ve a cada estudiante como hijo o hija de Dios, y respeta el potencial que tiene de crecer y llegar a ser todo lo que Dios quiso para él o ella. Este nivel de cuidado implica fe en la capacidad que tiene el estudiante de aprender, y en un compromiso de invertir tiempo y energía para ayudarlo a que alcance el éxito.

La conexión puede que sea el más concreto de los tres conceptos. Dado que los humanos fueron creados como seres sociales, la conexión es fundamental para su supervivencia. Estar conectados con otro ser humano —familia, amigos, comunidad y otras fuentes de apoyo— puede marcar la diferencia en el aprendizaje, el crecimiento, el sanamiento y el bienestar; sin embargo, la fuente última de todo poder es la conexión con Dios y el Espíritu Santo. El empoderamiento resulta de ayudar al paciente o estudiante para que tenga acceso a los recursos que se necesitan para recuperarse de la enfermedad, o para alcanzar el sanamiento, el aprendizaje o el crecimiento. Según el individuo, los recursos pueden incluir una o más de las necesidades humanas de alimento, agua, descanso, finanzas o un lugar para vivir. Pero más allá de las necesidades físicas y materiales, puede incluir una necesidad de esperanza, fe en uno mismo y perspectivas de cómo resolver un problema. La mentoría individual puede inspirar esta esperanza, como así también aclarar o ser modelo de una habilidad. Más allá del poder de la conexión humana, ya sea un enfermero, educador, paciente o estudiante, cuando el centro espiritual del ser humano es conectado con Dios, el individuo es empoderado para el sanamiento, el crecimiento y la plenitud.

Aplicación del modelo como marco curricular

El significado de este modelo integrador y sus constructos en relación con la educación en enfermería se encuentra en su potencial de guiar el proceso educacional, lo que incluye el desarrollo del currículum, para mejorar la relación entre los docentes y los estudiantes, y para reforzar los valores sobre los cuales se basa el currículo. Al integrarse al marco conceptual, estos constructos reflejan una perspectiva adventista de la enfermería y la educación en enfermería que pueden tener una influencia siempre presente en toda la experiencia educativa del estudiante.

Por lo tanto, los administradores del programa que busquen preparar nuevos profesionales de enfermería que estén cimentados éticamente en los valores identificados globalmente por los enfermeros adventistas, que suscriban a los constructos derivados de los datos en este proyecto de investigación, y que deseen mantener el legado de la enfermería adventista, pueden examinar este marco debido a su potencial de contribuir al logro de los objetivos del programa.

Por ejemplo, en mayo de 2016, los docentes y administradores de la Escuela de Enfermería de la Universidad Adventista Southern (SAU) pasaron por el proceso de revisión de la misión, la filosofía y el marco de su programa en preparación para una próxima acreditación. Al hacerlo, consideraron de qué manera el nuevo modelo propuesto, aunque temprano en su formación, se podría acoplar en su misión y orientar el logro de los objetivos de su programa, sin dejar de mantener al mismo tiempo el legado de la enfermería adventista.

Los docentes hallaron que los constructos de atención, conexión y empoderamiento son enteramente congruentes con sus creencias sobre la enfermería y, como resultado, votaron adoptar este modelo de la enfermería adventista basado en evidencias como el fundamento de su nuevo marco curricular. Después de este paso, los docentes se involucraron en el proceso de adaptarlo a los objetivos específicos de su programa, enfocándose en lo que es esencial para la preparación de no solo un “enfermero adventista” sino específicamente un “enfermero de la SAU”, un paso que es congruente con la intención original del modelo. En otras palabras, cada institución que adopta el modelo tiene la oportunidad de adaptarlo para que se enfoque en las cualidades singulares del enfermero profesional que busca preparar a la vez que mantiene el legado de la enfermería adventista.

Resumen

El modelo basado en evidencias presentado en este artículo, representa las perspectivas de los enfermeros y educadores adventistas en enfermería de diez divisiones de la iglesia mundial de los adventistas del séptimo día. Captura el legado y la misión de la enfermería adventista y brinda un marco que, de aplicarse, tiene el potencial de guiar el desarrollo de la educación adventista en enfermería y la preparación de enfermeros profesionales excepcionales a nivel global.


Este artículo ha sido revisado por colegas.

Patricia S. Jones

Patricia S. Jones, PhD, RN, FAAN, es Profesora Emérita Distinguida de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Loma Linda, y Directora Asociada del Departamento de Ministerios de Salud de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día en Silver Spring (Maryland, Estados Unidos). La doctora Jones también ha enseñado en la Universidad Adventista de las Filipinas, el Colegio Terciario Adventista de Hong Kong, y la Universidad Vanderbilt. Completó un título de grado en enfermería en el Colegio Terciario de Walla Walla, una maestría de la Universidad Andrews, y títulos de maestría y doctorales de la Universidad Vanderbilt en Nashville (Tennessee, Estados Unidos).

Barbara R. James

Barbara R. James, PhD, RN, CNE, es Decana y Profesora de la Universidad Adventista Southern en Collegedale (Tennessee, Estados Unidos). Completó su título de grado en enfermería en el Colegio Misionero Southern (ahora Universidad Adventista Southern), su maestría en la Universidad de Texas, en Arlington (Texas, Estados Unidos), y un doctorado en salud ocupacional y educación en enfermería en la Universidad de Alabama en Birmingham (Alabama, Estados Unidos). La doctora James ha enseñado en la Escuela de Enfermería de Southern desde 1991 y ha sido decana desde 2005. Sus intereses de investigación se encuentran en la educación colaborativa interprofesional vía simulación, promoción de la salud, estrategias contemporáneas de enseñanza, y simplemente la cultura. Tiene mucho interés en el desarrollo del currículum y profesional con instituciones hermanas tanto nacionales como internacionales, y ha sido copresidenta del Consorcio Adventista Internacional de Educación en Enfermería para Norteamérica e internacionalmente como visitante de la Asociación Adventista de Acreditación de Escuelas, Colegios Terciarios y Universidades (AAA), y la Junta Internacional de Educación (IBE).

Joyce Owino

Joyce Owino PhD, RN/M, es una Enfermera/Partera Profesional. Ha sido enfermera por treinta años en diversos países, instituciones y cargos en enfermería clínica, enfermería en salud comunitaria, investigación en enfermería, educación en enfermería y administración en enfermería. La doctora Owino obtuvo su Maestría en Salud y Estudios de Enfermería de la Universidad de Reading (Reino Unido), y su doctorado en Salud y Desarrollo Comunitario de la Universidad Great Lakes University en Kisumu (Kenia). Es Docente Principal en la Escuela de Enfermería de la Universidad de África Oriental, en Baraton, donde actualmente enseña enfermería en salud comunitaria, liderazgo y gestión a estudiantes de grado, además de enfermería avanzada en salud comunitaria, profesionalismo e investigación a los estudiantes de posgrado. Ha escrito varios libros y artículos de investigación.

Marie Abemyil

Marie Abemyil, MSc, RN, RM es Enfermera Partera con un título de maestría en enfermería de la Universidad de Loma Linda. Tiene 32 años de experiencia clínica en cargos de liderazgo tanto en la iglesia como en ámbitos públicos, y 17 años de enseñanza. Fue pionera en la educación superior en enfermería en la región francófona de Camerún y África Central. En reconocimiento por sus servicios, ha recibido tres medallas de parte del gobierno de Camerún (Plata, Oro Vermeil, y Oro). En la actualidad, es directora del Instituto Superior de Ciencias de la Salud de la Universidad Adventista Cosendai, en Nanga-Eboko (Camerún).

Angela Paredes de Beltrán

Ángela Paredes de Beltrán, PhD, obtuvo un doctorado en currículum y enseñanza de la Universidad Peruana Unión, en Perú. Es directora de las carreras de posgrado en ciencias de la salud en su alma mater, donde ha enseñado durante 35 años.

Edelweiss Ramal

Edelweiss Ramal, PhD, RN, ha sido educadora en enfermería durante 40 años, 25 de ellos entre México y Botsuana, y 15 en los Estados Unidos. Actualmente es docente en las carreras de posgrado de enfermería de la Universidad de Loma Linda.

Citación recomendada:

Patricia S. Jones, Barbara R. James, Joyce Owino, Marie Abemyil, Angela Paredes de Beltrán and Edelweiss Ramal, “Un marco distintivo para la enfermería adventista,” Revista de Educación Adventista 44:1 (Octubre–Diciembre 2017). Disponible en https://www.journalofadventisteducation.org/es/2018.2.2.

NOTAS Y REFERENCIAS

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